A fines de 2014,
Liber Teatro estrenó “¡Hay que matar a la monja!”, una deliciosa pieza con
sabor local venida desde la Madre Patria. Basada en “Melocotón en almíbar”, del
español Miguel Mihura (1905–1977), y ambientada en Miraflores –con otras referencias
locales–, la obra luce una “exuberancia cómica” peculiar.
Katherina Sánchez y Ricardo Morante |
Esto gracias a una producción esmerada, un elenco enchufado y una pragmática dirección de Jonathan Oliveros.
Con esos recursos
el montaje logra un efecto esperado: reír a mandíbula suelta sin reparar en frivolidades.
Para acentuar esos efectos, ¡Hay que matar a la monja!” se vale de recursos
técnicos (sombras, luces y sonidos) con que recrea atmósferas, aunque el exceso
de su uso, por ratos, satura el ritmo del montaje.
UNA BANDA TORPE
Con estos elementos
algo efectistas, sumados a ligeros vicios de adaptación, la puesta responde con
el manejo escénico de los actores, que mejora a medida se desenreda la trama.
Tras una tibia presentación de los malhechores, la historia cobrará color con
la presencia de Doña Pilar (pícara y divertida Cecilia Tosso).
El Duque y Sor María |
Sus intromisiones
augurarán divertidas escenas propias de una comedia y hará olvidar el inicio
monótono.
La llegada de Sor María de los Ángeles (una irreverente y desenfada Katherina Sánchez) terminará por complicar los planes delictivos gracias a sus dones sospechosamente detectivescos.
La llegada de Sor María de los Ángeles (una irreverente y desenfada Katherina Sánchez) terminará por complicar los planes delictivos gracias a sus dones sospechosamente detectivescos.
Para mala suerte
de la banda, El Nene (Ricardo Morante, con algunos disfuerzos corregibles)
caerá enfermo y será cuidado por la religiosa a pesar de su curiosa fobia: le
aterran las monjas. Estos dos valores escénicos, al interactuar con los demás
personajes, elevarán la calidad de la pieza y sumarán.
CULPAS Y CASTIGOS
Lo que continúa
es hilarante. El sinfín de remordimientos y confusiones los guiará entre el escepticismo
y la duda ante las incómodas deducciones de la monja: desde la bella Nuria (divertida
Sofía E. Muñoz), Carlos (un entretenido George Silva) el líder de la banda (buen
papel de Daniel Zarauz), o El Duque (lúdica aparición de Jonathan Oliveros), cómplice
de estos malandrines.
"Hay que matar a la monja" |
“Hay que matar a
la monja” se consolida en escena, pero deja una deuda en la adaptación: algunas
referencias locales aparecen forzadas. Tras dos temporadas, la puesta viaja al
norte para presentarse en el ICPNA de Chiclayo el 5 y 6 de junio. Ver en aprietos a esta
inefable banda es, sin duda, una buena recompensa.
Ficha
escénica
“¡Hay que matar a
la monja!” (adaptación)
Dramaturgia original: “Melocotón en almíbar”, de Miguel Mihura
Dramaturgia original: “Melocotón en almíbar”, de Miguel Mihura
Dirección:
Jonathan Oliveros
Asistencia de
dirección: José Rojas
Elenco: Cecilia Tosso,
Ricardo Morante, Daniel Zarauz, Katherina Sánchez, George Silva, Sofía E. Muñoz,
Jonathan Oliveros
Una producción de
Liber Teatro
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