Una quinta de excéntricos vecinos inmersos en una
vorágine de deudas y amores prohibidos brilla en “La pícara suerte” (1913). A más
de un siglo de escrita, esta pieza –un hallazgo familiar– sube a escena con el nostálgico
encanto y sátira social tan elocuente en la obra del versátil Leónidas N. Yerovi
(1880–1917).
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Felipe (José Dammert) y Ortiz (Pold Gastello) |
Una radiografía de época situada en Avellaneda
y Buenos Aires, y que podría adaptarse a cualquier realidad por lo arquetípico
de sus personajes. Todos pertenecen a un hábitat urbano de contradicciones vigentes:
ricos y pobres, valientes y pusilánimes, astutos e ingenuos o creyentes y
escépticos. Bajo la dirección de Mateo Chiarella, bisnieto
de Yerovi, este juguete sentimental adquiere cuerpo –su ingenio suplió las hojas
incompletas y perdidas– y alma definitivos en escena. El montaje no desentona
con las tesituras cómicas y desenfadas del autor en una puesta de dos horas que
la platea disfruta.
QUINTA
ENTRAÑABLE
La trama bulle en enredos. Una serie de
decisiones precipitadas ha puesto la soga al cuello al joven Felipe (el
irreverente José Dammert). Sin fortuna y una vida risueña, los días en la
pensión se tornan caóticos. La casera Emerenciana (una asfixiante y enamoradiza Lilian
Nieto) lo persigue por los meses que adeuda.
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Comandante Gerardo (Marco Miguel Ravines),
Ermerenciana (Nieto) y Felipe (Dammert) |
Corina, su última novia, (Anneliese Fiedler
de matices delirantes y maníacos) lo acosa. Don Hermógenes (Ramón García, en un
delicioso e intrincado papel) y su escolta familiar de Gregoria y Lola (las correctas Danitza
de Bona/Cecilia
Rechkemmer* y Olga Acosta) le exigen prudencia, mientras que el comandante Gerardo
(aceptable rol de Marco Miguel Ravines) no soporta su insolencia y frescura. La presencia de todos resulta vital en la
comedia, pero es Ortiz (Pold Gastello en un rol perfecto) quien sostiene la
trama con eficiente naturalidad. Este personaje –amigo, familiar,
asesor… y otras cosas del joven Felipe– brilla con una hilaridad precisa para encarnar una ciega
esperanza a pesar de los albures a los que juega.
ENREDOS
SINFÍN
La vivacidad de Gastello y frescura de Dammert
sacan vuelta a un sistema rancio y prejuicioso de taras coloniales que critica
la pieza. La aparición de Encarnación (un dulce papel de Mayella Lloclla) consagra la liberación de los enredos sin perder gracia. No obstante, existen dos situaciones
que convendría revisar.
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Don Hermógenes (Ramón García) |
Si bien la cuidadosa dirección de Chiarella
crea atmósferas traviesas y aprovecha el espacio físico –la escena de repartición
de habitaciones–, no procura un peso escénico más uniforme de sus personajes
principales. Quizá, por eso, el desenlace –merced a un esperado azar– se revela
un tanto fugaz y difuso. Estos aspectos perfectibles no desmerecen el
atractivo de “La pícara suerte”. Su bien logrado timing, los detalles de época (vestuario
y escenografía) y el acertado elenco tornan exquisito a este discurso de enredos
con moraleja y azares. No en vano resulta más fácil confiar en las cábalas y amuletos antes
que en las personas.
FICHA
ESCÉNICA
“La pícara suerte” de Leonidas Yerovi
Dirección: Mateo Chiarella
Elenco: José Dammert, Pold Gastello, Ramón
García, Lilian Nieto, Mayella Lloclla, Anneliese Fiedler, Marco Miguel Ravines,
Chipi Proaño, Cecilia Rechkemmer* (reemplazo a Danitza de Bona) y Olga Acosta
Funciones: Jueves, viernes y lunes a las 8pm
/ Sábados y domingos a las 7pm
La temporada va hasta el 10 de julio