La vida y la muerte giran como una moneda
eterna e impasible. Esta sensación persigue a los solitarios personajes en “Canción de cuna para un anarquista” del autor chileno Jorge Díaz (1930–2007). Esta
singular historia salpica recuerdos ficticios y reales en una trama nostálgica
y enternecedora.
Balbuena (Augusto Mazzarelli) y Rosaura (Haydée Cáceres) |
En medio de diálogos desconcertantes y
referencias aleatorias se irá construyendo un “pasado común” entre una viuda
resignada a su soledad y un vagabundo decidido a enfrentar a dos dictadores europeos.
La
pluma maestra de Díaz delinea estos anhelos irrealizables y pendientes por algún capricho del destino con esperanzadora
humanidad.
Dirigida con depurada inteligencia por
Roberto Vigo por primera vez en el III Festival Directores en Acción 2016 del Centro de Formación Teatral Aranwa, la puesta
ahora reverbera como una canción desesperada para quienes resisten desde una anodina
existencia. El destacado reestreno, irónicamente, celebra la vida desde un
mausoleo gris.
LA MARCHA FÚNEBRE
Precisamente ahí sucede este encuentro
extraño y casual. Rosaura (una emotiva Haydée Cáceres) “visita” a Epifanio, su
difunto esposo, para evadir su soledad aunque su dolor asoma en pasajes
confesionales bien hilvanados. Cierta noche Balbuena (excelente trabajo de Augusto Mazzarelli)
irrumpe su acostumbrado rito.
Desde el mausoleo |
Mazzarelli compone un personaje sensible y persuasivo
que se vale de certezas históricas, recuerdos inexactos y locuras personales
para cautivar a la desolada viuda. El personaje de Cáceres rehuirá este cortejo
con dulce encanto y pausas cómicas puntuales. Este contraste sensatez–lucidez será
vital en la puesta.
En especial, porque servirá para revelar
los miedos y traumas de una y el oscuro pasado del otro. Las actuaciones eficientes
imprimirán un montaje fluido por el que se deslizan antiguos complots contra Adolf
Hitler y Francisco Franco, la exótica imagen de Sandokán o la filosofía anárquica
de Mijaíl Bakunin.
ANHELOS PASADOS
La sutil carga ideológica tiñe la puesta de
interesantes alegorías. El mausoleo es ágora para refutar los proyectos
políticos caducos, pero no las luchas vigentes (libertad o felicidad); o reanimar
los aletargados sueños con los rejuvenecidos corazones –de cualquier edad– que
aún mueven al mundo.
"Canción de cuna para un anarquista" |
Así como la poética, lo técnico también
aporta. El efecto de la lluvia y la voz en off de Jorge Chiarella como Don
Aurelio, el panteonero, resultaron plausibles. La escenografía fúnebre y la utilería
resultaron perfectos para el introspectivo retiro y el sobrecogedor vaivén de
emociones que revisten el desenlace.
Con una puesta brillante y humana, “Canción de cuna para un anarquista” es un inevitable réquiem para resucitar a las almas
“dormidas” en vida. Librarse de esa muerte simbólica es una lucha inevitable y
universal: un deber de los auténticos revolucionarios y un derecho de los rabiosos
soñadores.
FICHA
ESCÉNICA
“Canción de cuna para un anarquista” de
Jorge Díaz
Dirección: Roberto Vigo R.
Elenco: Haydee Cáceres y Augusto Mazzarelli
Temporada: Del 22 de junio al 30 de julio
Funciones: De jueves a sábado a las 8pm / Domingos
a las 7pm
Lugar: Asociación de Artistas Aficionados (Jr.
Ica 323, Lima)
Más información en el evento de la obra