Tras siete años en la virtualidad, El
escenario imaginado ha alcanzado situarse entre los blogs teatrales de
referencia. Hace poco nuestro fanpage superó sus primeros 1000 seguidores y una
buena forma de celebrarlo es compartir el esperado balance de artes escénicas
2016 esta vez, a menudo, presentado a inicios de año.
Ricky Tosso y Patricia Barreto en "¡Ay, amor!" |
Alberto Ísola y Óscar Meza en "Almacenados" |
Mientras que, en “La muchacha de los libros usados”, fábula descarnada de Arístides Vargas, Mayella Lloclla brillaba por la
rebeldía de un personaje bien conducido en escena por Mariana Palau. La puesta
que dirige con visos alegóricos y minimalistas deslumbra por la riqueza
emocional.
Lucía Irurita en "La estación de la viuda" |
Y la primera actriz, Lucía Irurita, escogió
una delicia costumbrista de Eugene Labiche para cerrar una impecable carrera
actoral de más de cinco décadas. “La estación de la viuda”, una comedia–vodevil
dirigida con frescura y acierto por Norma Berrade, dibujó sonrisas en medio de
una nostalgia inesperada.
LOS NUEVOS AUTORES
En “Deshuesadero” la humanidad se descompone
en grises retazos. Y es que Fernando Castro (y la producción de la Compañía de
Teatro Físico) convirtieron el texto de Carlos Gonzales Villanueva –galardonada
en el Festival Sala de Parto 2014– en un montaje sensorial, asombroso y
vertiginoso.
"Deshuesadero" |
El excelente trabajo de Diego Cabello y un
elenco desinhibido (Telmo Arévalo, Leonor Estrada y Walter Ramírez, entre
otros) aprovecharon el humor ácido, las imágenes escabrosas y sensuales, y los
diálogos para construir una atmósfera macabra y obscena que sorprendió a propios
y extraños.
En “Alter ego”, premiada en Sala de Parto
2014, Carlos Zarpán construyó una perspectiva sobre la identidad sexual a dos
voces: un joven y su inseparable muñeco. El director Víctor E. Barco aprovechó
muy bien a Paris Pesantes y Gonzalo Candela que, en escena, asoman
sincronizados, risueños y valientes.
Las agudas parodias y herejías escénicas del
perseverante César Vera van tomando su lugar en nuestras tablas. En “Cuaresma” sopesó
ciertos dilemas espirituales a delirios terrenales desde una óptica imperfecta
y humana. El montaje original y fresco de Fito Bustamante amagó con irreverencia
una deuda movilizadora.
"Bajo la Batalla de Miraflores" |
LA BENDITA COMEDIA
La última etapa de Plan 9 recordará siempre
a David Carrillo y Federico Abrill, dupla que combinó experiencia y talento
para concebir “Love and Chill”. Esta singular guía para enamoradizos del nuevo
milenio fue una muestra de la calidad creativa, timing, y comedias inteligentes
y reflexivas que se guardarán en la memoria de quienes extrañaremos el Teatro
Larco.
Tirso Causillas comprobó que la hilaridad y el
desenfado combinan bien en su dramaturgia. En “Como castigo por mis pecados” –merecido
reestreno que Nani Pease dirigió con eficiencia– explotó las posibilidades del
amor en una exorcizante terapia que conjuga al propio Causillas y su divertido
elenco.
Alejandro Mansilla en "El León" |
Desde el drama “El León”, obra del prolífico
Juan Rivera Saavedra, descubrió la carpa de un circo de artistas angustiados. Con
tino y solvencia, Miguel Torres delineó una desencantada historia sobre el
frágil compromiso de los colegas de Pantalón, un noble payaso estupendamente interpretado
por Alejandro Mansilla.
TIEMPO EN FAMILIA
Algunas funciones vespertinas fueron inolvidables.
“Mariana y el señor Verde”, escrita por un novel Luis Eduardo Pérez–Albela, demostró
que toda historia podría derivar en senderos inéditos y surreales. Vera Pérez
Luna, Juan Gerardo Delgado, Jackie Vásquez, Miajil Garvich y Jeshua Falla –a
las órdenes de la visionaria Claudia Rua– llevaron el texto a un resultado insospechadamente
vibrante.
"Démeter y las cuatro estaciones" de Celeste Viale |
Aunque parte de la mitología griega, “Démeter y las cuatro estaciones”, pieza adaptada con elegancia y frescura por Celeste
Viale, sumerge al público en un mundo de sensaciones escénicamente atractivas y
mágicas. La sobria dirección de Alberto Ísola se apoya en la grandilocuencia y
fatalidad del imaginario helénico.
Su elenco lo ayuda significativamente. Steffani
Rojas y Janncarlo Torrese –en los roles protagónicos– encarnan la lucha entre
la libertad y el implacable destino entre matices, alegorías y una cuidadosa
selección musical (Jorge Chiarella, maestro de fino oído) que caracterizan los montajes
de Cola de Cometa y Aranwa Teatro.
"Mariana y el Señor Verde" |
¡QUÉ VIVA EL RIESGO!
Funcional o no, la experimentación es un
saludable síntoma de nuestro teatro. “Tu voz persiste”, creación colectiva que
despidió sus temporadas en 2016, reverberó desde los ecos infinitos de nuestro
criollismo como un puente íntimo en la versátil Casa Recurso en Barranco.
"Tu voz persiste" |
"La humilde dinamita" de Marbe Marticorena |
Otro reestreno, esta vez desde el Club de
Teatro de Lima, “remeció” la escena (platea incluida) a su modo. “La niña se mató y punto”, celebrada adaptación de Paco Caparó sobre “La chiquilina se mató
y ya está” de la uruguaya Teresa Acosta, desplegó aires de intriga. Caparó encontró una atmósfera predilecta:
una tragicomedia social y pertinente que, sobre la caja negra, exploró las
posibilidades lúdicas y macabras de su historia con el sombrío elenco de El
Sótano. En una aproximación a las artes circense “voló” a escena “Vaivén”.
A través de silencios expresivos y una milimétrica
precisión, el director Diego Gargurevich construye un montaje acrobático y
evocador que no sólo divierte o impresiona, sino que refleja el sacrifico de
sus artífices. Una perfecta muestra de trabajo en equipo que destila compenetración,
concentración y destreza fusionada a la poética teatral y corporal.
"Vaivén" |
Aunque sutil y discreta, “Nunca llueve en Lima” de Gonzalo Rodríguez Risco trajo al Teatro Británico los riesgos de una
improductiva añoranza política colada en vida. Una alicaída familia que, a
nivel macro, podría ser nuestra república, vive estancada en recuerdos que la
dirección de Alberto Ísola no pudo conjurar del todo. Aun así, la severidad de Carlos Tuccio, los arrebatos
de Lucho Cáceres y la fortaleza de Patricia Barreto lograron brillar.
El mismo
caso se aplica para la dupla Renato Rueda y Fernando Luque en el inspirado
montaje que Soma Teatro hizo de “Los Justos” del francés Albert Camus. En esa senda, transitó “Kamasutra”, creación
construida como un juego colectivo llamado “ecriture de plateau” (escritura de escenario) que dirige, entre
más riesgos que aciertos, el francés Gilbert Rouvière y un elenco que no pierde
vigor de inicio a fin, aunque el resultado final se desdibuje por decisiones
ajenas a su concepto inicial. Un año de altas y bajas que, a pesar de todo, seduce
a nuevos y viejos teatreros.
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