Con las ucronías, delicioso género literario sobre realidades alternas, es posible delirar y configurar escenarios
plausibles e intrigantes. Gobiernos totalitarios, sistema de control mental y subversivas
estrategias para el bienestar común que ocultan acciones represivas desconciertan
en sus páginas.
“Presunto culpable”, nueva obra de Daniel
Amaru Silva (Lima, 1987), pertenece a esa dimensión, en teoría, ficticia y lejana.
Una guerra devastadora, desaparición de opositores y la justicia como índice de
éxito gubernamental son las metáforas que describen universos paralelos donde ser
feliz es una obligación.
Sobre ellos se establece una sólida pugna
entre la lógica política y la razón humana (con sus imperfectas libertades). Una
notable puesta codirigida entre Rodrigo Chávez y Amaru Silva que puede apreciarse
hasta esta noche en el Galpón Espacio, un reducto dedicado al riesgo escénico situado
en Pueblo Libre.
Una larga
conversación
Varios de sus pasajes finamente absurdos nos
remiten a “El Proceso”, de Franz Kafka, mientras que su atmósfera gris se emparenta
fácilmente a clásicos de ciencia ficción distópica como “1984” (1949), de George
Orwell, “Un mundo feliz” (1932), de Aldous Huxley, y “Fahrenheit 451” (1953) de
Ray Bradbury.
Amaru Silva sumerge a sus personajes en ese
futuro desconcertante.
Su Defensor Público 27 (excelente trabajo de Gabriel
González) parece provenir de ahí con sus movimientos robóticos y diálogos calculados
–crítica al sectarismo político– que resultan intimidantes y aportan una defensa
cerrada al sistema.
Acosta (muy acertada actuación de Carlos
Acosta) es un reo inofensivo –casi patético– e hijo de un combatiente del bando
vencido que, desde su apariencia, resulta inquietante y misterioso. Los dos seres,
polares en la obra, son, al final, vulnerables y prisioneros del orden instaurado
aunque desde frentes opuestos.
Futuro prometedor
El buen trabajo actoral sostiene la
relación (confusa y tensa) del abogado y su potencial cliente ayudado por
diálogos precisos –ideal para las teorías bizarras–, premisas perturbadoras (identidades
alfanuméricas) e irrenunciables derechos carentes de razón como “No entender
nada” o “Guardar silencio”.
La intriga por saber el delito de Acosta
revela la corrupta manipulación de un sistema que se jacta de justo y transparente.
Su proscripción de ideas (como la religión o la poesía) es una “cacería de
brujas” que revela cómo el poder más fáctico (Sistema Patria Ley) se ve en peligro
ante el libre albedrío ciudadano. Con una dirección conjunta acertada, buenos
detalles técnicos (iluminación precisa y escenografía metálica), “Presunto culpable”
avizora ese mundo que podría construirse ahora sin que lo sepa. A veces, es
mejor conocer o proyectar ese futuro para cambiarlo. O, al menos, intentarlo.
Ficha escénica
“Presunto culpable”, de Daniel Amaru Silva
Dirección:
Daniel Amaru Silva y Rodrigo Chávez
Elenco:
Gabriel González y Carlos Acosta
Producción
Ejecutiva: Pamela Puglianini
Dirección
de Arte: Aarón Rojas
Vestuario:
Claudia Torres Donayre
Realización
de Escenografía: Alex Sermeño
Ilustración
y Diseño Gráfico: Melissa Golte
Asesoría
en Maquillaje: Melissa Puch
Diseño
de iluminación: Vanessa Geldres
Lugar:
El Galpón Espacio (Av. La Mar 949, Pueblo Libre)
Funciones:
Viernes, sábados y domingos a las 8pm
Temporada:
Del octubre hasta el 1 de noviembre
Más
información en la página de la obra
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