jueves, 29 de diciembre de 2016

La trampa infalible

Luego de algunos años una pieza de Harold Pinter (1930–2008) vuelve a escena. Aquella vez en “La fiesta de cumpleaños”, montaje de Teatro La Plaza (2011) que dirigió Chela de Ferrari, presentaba a Stanley (Paul Vega), el huraño huésped inmerso en una celebración entre desconocidos.
"El montaplatos" de Harold Pinter
En esta pieza, como en otras, se revela el uso magistral de la intriga, los silencios expresivos y las macabras alternativas de la incomunicación. Galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2005, este autor reafirma con “El montaplatos (1957)”, su fascinación por la creación basada en oscuros artilugiosBajo la dirección de Joaquín Vargas, la enigmática puesta adquiere matices discretos y dinámicos sin perder la esencia tragicómica y lúdica de escritor inglés. En poco menos de una hora, el público es sometido a un espectáculo aparentemente trivial que deja más preguntas que respuestas. Es la esencia de Pinter.

JAULA ESCÉNICA
A través del montaje desliza su visión sobre los poderes fácticos y las endebles libertades. Su crítica se pone al descubierto con inexplicables encuentros que sufren sus personajes de modo inevitable. En este caso, dos asesinos a sueldo confinados al rutinario trajín de un montaplatos.
Ben (Juanjo Espinoza) y
Gus (Fernando Luque)
Este artefacto por el que se desplazan objetos de un piso a otro –un incómodo crujidorevela la fría arbitrariedad entre superiores y subordinados. Desde arriba llegan órdenes desconcertantes que los matones leerán con estupor y que desencadena diálogos imposibles y momentos inquietantesGus (un mesurado Juanjo Espinoza) y Ben (un intenso e inquieto Fernando Luque) se desplazan entre confines imaginarios de una jaula textual. Mientras intentan tender un diálogo inteligible, ambos reproducirán la misma verticalidad que los emplea y los reducirá a meros eslavos de un sistema que los utiliza.

SOCIEDAD PASIVA
El uso del espacio cuadrangular –con una marcación externa eficaz– y los efectos (luces cenitales y sonidos sincronizados) ayudan a las atmósferas de tensión, misterio y asombro. La presentación visual impresiona pero se desboca en medio del caos verbal que plantea Pinter.
"El montaplatos" dirigida por Joaquín Vargas
Ese hermetismo ha situado a la puesta en el paraguas del “Teatro del absurdo” a pesar de las connotaciones políticas que podría ocultar. Una puesta de riesgo que podría ser un enorme desafío para aventureros de la escena. La versión de Vargas se acomoda al desconcierto original. Quizá la descripción más acertada sea la que acompaña a la obra: “una trampa para dos actores y una audiencia”. ¿Y el público? Lejos de los fugaces detalles o los acertijos tejidos con parlamentos inconexos, los espectadores pueden sentirse a salvo: es una obra nada complaciente o convencional, si se quiere.

Fotografías: JVN

FICHA ESCÉNICA
“El montaplatos” de Harold Pinter
Dirección: Joaquín Vargas
Producción: Pamela Stewart / JVN
Elenco: Juanjo Espinoza y Fernando Luque
Lugar: Alianza Francesa (Av. Arequipa 4595, Miraflores).
La temporada fue del 6 de julio al  18 de agosto

viernes, 9 de diciembre de 2016

Gajes del oficio

Un depósito perdido en el tiempo abre la historia de Almacenados (2002). Ahí sus solitarios personajes (un antiguo operario y su joven reemplazo) han aprendido a amar su trabajo aunque no sepan muy bien de qué se trate mientras se cobre puntualmente. Conviven en el agradable confort de las mentiras.
El Señor Lino (Ísola) y Nin (Meza)
El dramaturgo y guinoista español David Desola (Barcelona, 1971) capturó esta fatigosa y rutinaria sensación en una pieza de crítica vigente. Una comedia ácida sobre el trabajo como una necesidad que lejos de dignificar, deshumaniza, esclaviza y reduce a las personas en productores de una riqueza invisible. Bajo la brillante dirección de Marco Mühletaler, los trabajadores de “Salvaleón S.A.”, fabricante de astas y mástiles, ahogan sus sueños de superación en mares de soledad o incomprensión. Quizá, solo desean saberse útiles aunque eso implique que llenen sus vidas de horarios y responsabilidades.

DOS GENERACIONES
Una inexplicable expectativa sostiene la trama. Como en “Esperando a Godot” de Samuel Beckett, la faena de estos empleados oscila entre la intriga y la angustia. En la espera de productos, el joven Nin (un irreverente Óscar Meza) explora e “invade” con sigilo los dominios del señor Lino (un notable Alberto Ísola).
"Almacenados" de David Desola
Se irá tejiendo una relación de descubrimiento entre ellos con suaves matices y graves confidencias. Ísola rescata, en la simpleza de su personaje avejentado, la humanidad e incertidumbre ante el inminente retiro. Su presencia protocolar y metódica es el resultado de la deformación impuesta por el sistemaMeza, por su parte, aporta frescura, gracia y humor (un grato ejemplo: la escena de la silla de playa) para lograr una interpretación genuina y divertida. Con estas cualidades intentará quebrar la arbitrariedad del sistema hasta que desiste en su lucha o logre mimetizarse o aprovecharse de él.

DINÁMICA LABORAL
La relación vertical del principio se irá diluyendo hasta equilibrarse y reflejarse uno en el otro. Esta evolución salpicada de choques generacionales e indicios absurdos los tornará en cómplices más que rivales. La dramaturgia de Desola confabula perfectamente a este objetivo.
Un día en el almacén
Los gráciles enredos, sesudas reflexiones (la metáfora de la hormiga) y gags sobre la mecanización son aportes notables. Con estos recursos textuales, Mühletaler imprime escenas de gran fluidez y marcado desencanto. Utiliza proyecciones de tiempo que aletargan el ritmo cuando es requerido. La escenografía realista no deshace las fantasías de sus personajes y permite a la audiencia insertarse en esta cansina faena. Almacenados, una de las mejores comedias del 2016, revela el rostro más arbitrario de un sistema laboral que buscará siempre los mayores réditos a costa de la libertad o los anhelos de quienes entregan la vida en jornadas de ocho horas.

FICHA ESCÉNICA
Almacenados” de David Desola
Dirección: Marco Mühletaler
Elenco: Alberto Ísola y Óscar Meza
Lugar: Centro Cultural PUCP (Av. Camino Real 1075, San Isidro)
Las funciones van de jueves a lunes a las 8pm
La temporada culmina el lunes 12 de diciembre

martes, 6 de diciembre de 2016

Los perfectos “inútiles”

Un frío análisis de resultados podría reducir la vida a una agresiva competencia por subsistir. Deudas adquiridas, status impostados y apariencias nada rentables… todo sirve para erigir un efímero éxito en una sociedad que no tolera el fracaso. Es que acaso, ¿se puede vivir si se hipotecan los sueños?
Esteban (Diego Cabello)
Los personajes de “Deshuesadero” intentarán resolver esta interrogante antes que sus anhelos y expectativas se evaporen. La sensación de desencanto de este texto de Carlos Gonzales Villanueva y galardonado en el Festival Sala de Parto 2014 es elocuente y hasta incómodo.
Tras un sesudo work in progress, la pieza que dirige Fernando Castro se torna sensorial, asombrosa y vertiginosa. En “Deshuesaderola frágil humanidad se descompone en grises retazos sin alma que alimentan los sueños de quienes detentan –temporalmente– el poder en este sistema.

LA BUENA FAMILIA
Aunque la trama inicia como un drama familiar, luego adquiere un aire fantástico y hasta onírico. Esteban (excelente trabajo de Diego Cabello), un joven sin mayores logros, está a punto de obtener su trabajo. Todo en él rezuma a una existencia anodina: su voz lamentosa, su traje y sus pies descalzos.
Sus padres (Pepa Duarte y Rodrigo Rodríguez, tan estrambóticos y precisos) cifran cierta esperanza en él, sin embargo, no ocultan su preferencia por Pablo (Sammy Zamalloa, de elegantes matices) su otro hijo ya fallecido. 
El contraste (y las comparaciones) entre ambos hermanos será una constanteLa historia guiará a Esteban por lugares y personajes hasta devenir en un entorno de pesadilla. El desempeño emocional y físico de Telmo Arévalo, Leonor Estrada y Walter Ramírez (en más de un papel) resulta riguroso, atrevido o lúdico. Las escenas inquietantes y punzantes configuran una puesta de concepto vanguardista en la escena.

DESDE EL PURGATORIO
Deshuesadero” combina un humor ácido, imágenes delirantes (escabrosas y sensuales) así como diálogos colmados de subtexto para construir una atmósfera macabra y, quizá, hasta obscena. La confluencia de telas aéreas y una cuidadosa selección musical –mérito de Castro– aportan sobriedad.
Pablo (Zamalloa) y sus
padres (Rodrigo Rodríguez y Pepa Duarte)
La pulcritud del escenario (bastan unas mesas, bancos y una banca de parque), acertado diseño de luces y una inteligente disposición de cuerdas para delimitar los espacios coadyuvan a su dinamismo. Con esa convicción saltó a escena en el Festival Internacional de Saberes Escénicos (FISABES) 2016.
Desde el teatro circular Ricardo Blume, la coproducción de la Compañía de Teatro Físico y Sala de Parto describe, con crudeza y honestidad, a una sociedad angustiada por las ansias de éxito. Es el costo de cuantificar metas en un despiadado reality que baila al ritmo de los fracasos.

FICHA ESCÉNICA
Deshuesadero” de Carlos Gonzales Villanueva
Dirección: Fernando Castro / Asistencia: Maricarmen Gutiérrez
Elenco: Telmo Arévalo, Diego Cabello, Pepa Duarte, Leonor Estrada, Walter Ramírez, Rodrigo Rodríguez y Sammy Zamalloa
Producción Ejecutiva: Gina Guerrero
Asistencia de producción: Claudia Castro y Joamoc More
Lugar: Teatro Ricardo Blume (Jr. Huiracocha 2160, Jesús María)
Las funciones son los viernes, sábados y domingos a las 8pm
La temporada va  del 2 al 11 de diciembre
Una coproducción de Sala de Parto y la Compañía de Teatro Físico
Más información en el evento de la obra

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Paloma en cautiverio

El libertario aroma de las ideas impresas colisiona con la lógica prosaica de los hombres en “La muchacha de los libros usados”. Esta fábula descarnada de Arístides Vargas (Córdoba, 1954) describe los severos riesgos de desafiar al establishment patriarcal si eres mujer. O, quizá, de alguna minoría.
El Coronel (Antonio Aguinaga) y la
muchacha (Mayella Lloclla)
Bajo su evocador título, la puesta que dirige con visos alegóricos y minimalistas Mariana Palau deslumbra por la riqueza emocional que encierra su argumento: una niña de 14 años es vendida a un hombre mayor (un despiadado coronel) bajo un contrato sostenido en apariencias más que en convicciones. La ficción de Vargas –concebida en los noventa– critica con ingenio las relaciones asimétricas en hogares latinoamericanos. Países forjados a sangre y a fuego que reconocen, a cuentagotas, el aporte de la mujer pero que se resisten todavía a insertar su figura protagónica en su historia.

LOS DÍAS DÍFÍCILES
En esta puesta fuerte y de sutil intensidad –quizá, por su narrativa episódica– sobresale el notable compromiso de su elenco. La muchacha (acertada y rebelde Mayella Lloclla) vive en los extremos del albedrío: su valor se reduce a un objeto con un precio, precepto que impulsa su inconformidad ante el público.
Javiera Lizama, Lloclla y Paula Lizama
Junto al buen desempeño de Lloclla, la multiplicidad de papeles (hasta 13) no amilana a sus compañeros. El padre machista (bien logrado por Juan Carlos Therán) y la resignada madre (Sylvia Majo de sensibles matices) fungen también como un batallón esmerado o los convidados de un veleidoso festínAntonio Aguinaga (el coronel déspota) y Carlos Montalvo (con múltiples roles) ofrecen actuaciones plausibles. El primero crece en magnitud y perversidad a través de la historia, mientras que Montalvo se divierte entre muecas risibles y parodias castrenses. En suma, una comparsa avezada.

OCASO ESCÉNICO
El trabajo en el espacio es diligente y dinámico. El desplazamiento del elenco domina el centro y los cuatro rincones fuera del escenario circular de Aranwa. Sobre ella, las pausas musicales (aporte de Javiera Lizama y Paula Lizama) van delineando un montaje dulce en un inicio hasta tornarse melancólico.
Elenco de la obra
A lo largo de la obra (poco más de una hora) la presencia de elementos justifican las inevitables contradicciones, algo usual en Vargas. Por ejemplo, las diversas jaulas juegan entre la opresión y libertad, en cambio, el color rojo (en telas y luces) presagia la vida y la muerte. El vestuario recuerda un caqui militarUn resultado visto hace algunos meses en “Directores en Acción 2016”, festival de Aranwa en el que Palau había presentado esta propuesta poética. La muchacha de los libros usados” reditúa los estragos heredados por un pensamiento clasista y colonial del que es difícil zafarse aún en el nuevo milenio.

Fotografías: Joseline Urco / La muchacha de los libros usados

FICHA ESCÉNICA
La muchacha de los libros usados”, de Arístides Vargas
Dirección: Mariana Palau / Asistencia: Santiago Giraldo
Elenco: Mayella Lloclla, Antonio Aguinaga, Carlos Montalvo, Sylvia Majo, Juan Carlos Díaz Therán, Javiera Lizama y Paula Lizama
Asistencia de producción: Ítalo Alcántara
Diseño: Paola Maggio
Funciones: Martes y miércoles a las 8pm
Temporada: Del 15 al 30 de noviembre
Lugar: Teatro Ricardo Blume (Jr. Huiracocha 2160, Jesús María)
Mayores informes en la página y evento de la obra
Informes: lamuchachadeloslibrosusados@gmail.com

jueves, 24 de noviembre de 2016

Una heroína auténtica

Hace buen tiempo que proteger al mundo –o a una pequeña villa– dejó de ser una misión exclusiva de superhéroes adultos. Desafiar la espectacularidad de sus poderes, género (una atrevida niña) y la consabida mayoría de edad es el reto creativo que inspira a “Gertrude. Una superheroína de nombre peculiar.
Artro (Black), Taka (Espinoza), Agatha (Mercado)
y Gertrude (Yangali)
En esta divertida pieza ambientada en la ficticia Ciudad 8, ningún desafío es más grande que el anhelo de sus pequeños guardianes. Marianella Pantoja y Carla Valdivia, autoras y directoras, han esbozado una historia con dos insumos más poderosos que un rayo láser: la imaginación y humanidad.
Lejos de presentar épicas batallas (que, quizá, hubiera sido grato ver), el lúdico montaje desafía, a su modo, los cánones del teatro infantil. Trae buenas dosis de drama y chispeante comedia, escenas musicales y excéntricos personajes. La génesis de su protagonista, por ejemplo, luce un tanto inusual.

IDENTDADES SECRETAS
La pequeña Gertrudis –o Gertrude– (la alegre y enérgica Gina Yangali) vive con sus padres (divertida dupla de Martín Abrisqueta y Salomé Reyes) que, más olvidadizos que despistados, la sumergen en la soledad. La historia cambiará cuando conoce a dos niños similares a ella.
La familia de Gertrude
Con Artro (Jorge Black, de encantadores disfuerzos) y Agatha (aceptable rol de Alicia Mercado) descubrirá su habilidad especial. Sin esperarlo, integrará un comando de superhéroes liderado por Taka (la simpática Tatiana Espinoza), una karateca bastante jovial para ser abuela.
El villano Olé (lúdico papel de Abrisqueta) y su confundido esbirro (excelente trabajo de Manuel Díaz) tentarán algún maléfico plan. Es aquí que la fantasía construida pierde fuerza debido al débil antagonismo de los personajes siniestros y las omisiones de historia –que el espectador debe sobreentender– y que pasan inadvertidas por el ritmo de la dramaturgia y el acrobático desempeño del elenco.

UN PODER “TRIVIAL”
Todos juegan en un escenario funcional, flexible y colorido, mientras el trabajo técnico (elementos y luces) es cuidadoso. La música de Sebastián Salinas crea atmósferas precisas. Las canciones afinadas aportan dinamismo y originalidad, aunque la potencia de voz debería intensificare en algunas escenas.
Olé (Martín Abrisqueta) y
Taka (Tatiana Espinoza)
Gertrude. Una superheroína con nombre peculiar” rescata las diferencias para fomentar la tolerancia y aceptación personal. Es la visión de ArtConnection, productora que apuesta por un espacio de aprendizaje y autodescubrimiento para la familia en lugar de un mero entretenimiento efectista.
Quizá, sea esto lo que hace entrañable al montaje. La genuina exploración del mundo infantil, su esencia imaginativa o escape emocional para superar las carencias diarias. El desafío de Gertrude –como la de todo su equipo escénico– es desbaratar paradigmas con una voz auténtica, valiente y humana.

FICHA ESCÉNICA
Dramaturgia y dirección: Marianella Pantoja y Carla Valdivia
Elenco: Gina Yangali, Alicia Mercado, Tatiana Espinoza, Jorge Black, Martín Abrisqueta, Manuel Díaz y Salomé Reyes
Lugar: Museo de Arte de Lima MALI (Parque de la exposición S/N – Lima)
La temporada va hasta el domingo 27 de noviembre
Funciones: sábados y domingos a las 4pm
Entradas: S/. 20 y S/. 10
Más información en la página y el evento de la obra

sábado, 12 de noviembre de 2016

Los hilos invisibles

Desde su lanzamiento Sala de Parto, festival de dramaturgia de La Plaza, se propuso una meta ambiciosa: promover la escritura teatral, publicarla y llevarla a escena. Esta loable misión –iniciada con mucho pulso en 2013–, ha cosechado sus frutos con más sorpresas que decepciones.
Johana (Montesinos), Javier (Pesantes)
y Suni
Esta iniciativa ha refrescado la repisa de autores teatrales peruanos con algunos nombres que suenan por la libertad creativa de sus historias. Tal es el caso de Carlos Zarpán. Su obra Alter ego” fue premiada en la edición 2014 del festival y dos años después sube a escena de la mano de Víctor E. BarcoEsta pieza explora el entorno familiar (un tópico clásico en nuestras tablas) con énfasis en la identidad de género. Ello no impide que se describa con singular detalle la rutina disfuncional y la indiferencia de la sociedad para quienes no siguen sus parámetros de “normalidad”.

VERDADES OCULTAS
La primera escena de “Alter ego” desconcierta. Javier (Paris Pesantes y Gonzalo Candela intercambian según la edad) lleva en uno de sus brazos a “Suni”, un muñeco de aspecto risueño que lo acompaña siempre. A través de él Javier (niño o adulto) revelará sus temores y la soledad de su infancia.
El doctor Purga (Olórtegui), Javier (Candela)
y la madre (Cáceres)
Este dolor –subrepticio e incomprendido– tejerá escenas sensibles, graciosas y absurdas. Ambos actores realizan un notable esfuerzo para construir un mismo personaje: Pesantes es natural y dubitativo como exige su papel, mientras que Candela luce inquieto, tierno y desoladoAl crecer Javier afrontará una sociedad prejuiciosa que encarna el doctor Purga (buen trabajo de Pedro Olórtegui) y sus obsoletos métodos. También a su madre (intensa e impecable Haydeé Cáceres) y su esposa Johana (aceptable Rocío Montesinos) que prefieren no aceptar que Javier es gayLa presencia de Héctor (estupendo David Serván) y “Guerti”, monigote similar a “Suni, abrirá esperanzas en esta fábula teatral de muñecos animados.

VOCES VALIENTES
El uso de muñecos (acertada asistencia de Ángel Calvo) es didáctico y lúdico. Salvo mínimos desfases, “Suni” y “Guerti” se integran con irreverencia y soltura. Sus voces adquieren peso –por sus intérpretes– y aportan al ritmo que imprime Barco, no obstante, hacia el final surgen algunos gazapos.
Javier (Pesantes) y Héctor (Serván)
Las negativas de la madre –tres o cuatro– ante la revelación de Javier podrían suprimirse sin alterar el desenlace. Y, aunque no sea la intención del autor, en algunos pasajes se desliza, de forma ingenua, quizá, que la sexualidad reprimida parte de hogares con ausencia de la figura paternaLos elementos de la escenografía pudieron cuidarse un poco: no se definen entre minimalistas, realistas o solo funcionales. Pequeños ajustes que no quitan mérito actoral ni de concepción al montaje. Alter ego” es un coro de voces honestas que, por fortuna, desafinan en una sociedad de hipocresías aceptadas.

Crédito de fotos: Alter ego

FICHA ESCÉNICA
Alter ego” de Carlos Zarpán
Dirección: Víctor E. Barco
Elenco: Haydeé Cáceres, Pedro Olórtegui, Paris Pesantes, Rocío Montesinos, David Serván, Gonzalo Candela
Lugar: Centro Cultural Ricardo Palma (Av. Larco 770, Miraflores)
Las funciones van de jueves a domingo a las 8pm
La temporada va hasta el 20 de noviembre
Una producción de Sala de Parto
Más información en el evento y página de la obra

domingo, 6 de noviembre de 2016

Sediciosos dogmas

La irreverencia no respeta límites ni dogmas. Bien empleada, puede ser el génesis de agudas parodias con que socavar paradigmas y mitos. “Cuaresma”, la reciente obra de César Vera, revela la curiosa similitud que existe entre los dilemas espirituales y los delirios terrenales desde una óptica humana.
"Cuaresma" de César Vera
A partir de una charla, en teoría, anodina entre dos ancianos desconocidos se desprenden razonamientos lógicos y absurdos. A medida que ellos conversan descubrirán que tienen más en común de lo que sospechaban. La audiencia los acompañará con cierta distancia y sorpresaCon originalidad y frescura, Fito Bustamante asume este desafío como director. Bajo su perspectiva este montaje irreverente contrapone la fe y el ateísmo sin polémicas gratuitas. Al contrario, ofrece un plus: busca su pertinencia en una sociedad escéptica, aunque pragmática.

SERMÓN DEL PARQUE
Ricardo Cuaresma (buen trabajo de Martín Velásquez) y Gonzalo “a secas” (Vera con un aceptable desempeño) sostienen una charla en una banca de parque. Sus personajes viven en polos opuestos: uno es creyente, aunque amigablemente tolerante; el segundo, un agnóstico recalcitrante, pero reflexivo.
Gonzalo a secas (Vera) y Ricardo
Cuaresma (Velásquez)
Sus nombres aluden a extremos: el líder de una ideología violenta (una asociación no confirmada) o una de las fiestas del catolicismo. Esta dicotomía “anfibia” se combina en un montaje inclasificable: un drama anticlerical, una farsa ideológica o una sátira grandilocuente que intimida pero no ofendeUn inquieto fauno (Andrea Brissolese) asiste a ambos personajes durante los cambios de historia. A pesar de estos personajes interesantes, la puesta no trasciende. Se podría esperar una quijotización y/o sanchificación –dentro y fuera de escena– o una acción movilizadora pero la aventura ­queda a la mitad.

LUCHA A MEDIAS
A pesar de esta tibieza, la dramaturgia no esconde su intención: critica a los estamentos religiosos (cardenales o papas) y parodia los hechos bíblicos (otra “versión” sobre la creación) con humor profano y, a veces, con descarnada licencia. Esta línea acompaña a Vera desde las primeras  obras de como “Canallas”.
Jardín del Edén en "Cuaresma"
Tras una corta temporada en la Asociación Cultural Campo Abierto de Miraflores, “Cuaresma” se reinventó cual camaleón escénico. Primero para visitar la Casa Espacio Libre de Barranco y luego el auditorio de la Universidad Cayetano Heredia de San Martín de Porres con resultados comentados. Salvo cambios y ajustes de escenografía (funcional), en todas mantuvo su esencia desmitificadora y sarcástica. A través de convivencia de las ideas y, por qué no, de las creencias Cuaresma” plantea una posible cultura de paz. Aquella que predican todas las religiones pero que, al parecer, pocas cumplen como fiel mandamiento.

Crédito de fotos: Cuaresma

FICHA ESCÉNICA
Cuaresma” de César Vera Latorre
Dirección: Fito Bustamante
Asistencia de dirección: Paula Zuzunaga
Elenco: Martín Velásquez, César Vera y Andrea Brissolese
Temporada de estreno: Del 8 al 24 de abril de 2016

martes, 1 de noviembre de 2016

Placeres no–textuales

La “escritura de escenario” (ecriture de plateau) expande la riqueza creativa a través de un juego de la exploración e improvisación sin apelar a un guion. Bajo esta técnica el director francés Gilbert Rouvièreasistido por su ávido elencoha concebido  “Kamasutra”, su última aventura escénica en Lima.
Los cinco expertos de "Kamasutra"
En este montaje, como en la mayoría de sus trabajos, se aleja de los paradigmas convencionales. Utiliza el “Kamasutra”, famoso libro de erotismo irónicamente visto como un simple manual de posturas amatorias, para esbozar un diálogo abierto sobre lo que se calla en sexualidad.
El trabajo colectivo que dirige –entre riesgos y aciertos– Rouvière seduce y provoca a una audiencia curiosa desde el principio. A través de cinco miradas “expertas”, el elenco –que asume identidades lúdicas– intenta descifrar los misterios del sexo en un montaje con aires de conferencia.

CHARLA MAESTRA
Las disertaciones son versátiles y abordan temas como el “Slow Sex”, “dirty talking” o paleontología sexual. En escena, Jimena Lindo, Miguel Iza, Roberto Ruiz, Norma Martínez y Lizet Chávez juegan con sus posibilidades actorales,  performáticas y gestuales desde roles serios hasta los más irreverentes.
Iza, Martínez, Lindo, Chávez y Ruiz
El elenco no pierde vigor ni eficiencia de inicio a fin. Con ellos esta “charla” teórico–práctica derrumba mitos y tabúes (como en aquella grácil escena de poses) aunque, antes o después, el montaje pierda su hilo conductor lúdico y paródico (a nivel de personajes) del inicio.
La obra –de casi dos horas– sobrevive entre fugaces brillos dejando algunas imágenes “disonantes” (entre ellas, aparece un arma de fuego). Estos elementos desconciertan al espectador –secuencia de terapias o algún reiterado grito orgásmico– y cortan el delicado clímax escénico.

A CAMA SERVIDA
“Kamasutra” no destaca por el uso de recursos técnicos, sino que reposa en la conexión con su audiencia. Se aventura por sus miedos, frustraciones o deseos ocultos. La propuesta de Rouvière fácilmente genera complicidad, rompe esa distancia con traviesas encuestas y el contacto con el público.
Ejercicio de lenguas en "Kamasutra"
Aunque desenfadado, el montaje no se plantea escandalizar al espectador, sino involucrarlo escénicamente en una experiencia íntima diferente. Las nerviosas risas, jadeos inoportunos e inevitables suspiros son, inevitablemente, reacciones tan genuinas como los aplausos. Pero ahí queda. El desenlace de la puesta –inexistente o, quizá, oculto– resulta invisible para el espectador. El juego escénico deriva en una anécdota: como una conferencia sin conclusiones claras. “Kamasutra” arriesga tan poco que no calienta la sensibilidad de una sociedad ahogada en culpas y prejuicios.

Crédito de fotos: Centro Cultural de la UP

FICHA ESCÉNICA
“Kamasutra” (escritura de escenario)
Dirección: Gilbert Rouvière
Elenco: Lizet Chávez, Miguel Iza, Jimena Lindo, Norma Martínez y Roberto Ruiz
Lugar: Teatro de la Universidad del Pacífico (Jr. Sánchez Cerro 2121, Jesús María)
Las funciones van de jueves a lunes a las 8:30pm
La temporada va hasta el 21 de noviembre

jueves, 27 de octubre de 2016

Una viuda risueña

El espíritu de la comedia francesa del siglo XVII reposa en la sátira y la crítica social. Estos recursos inspirarían populares farsas y vodeviles por más de dos siglos hasta que autores como Eugène Labiche (1815–1888) incorporaron una crítica ingeniosa y aguda a las costumbres de su época.
Entre ellas, “La estación de la viuda” (“La Station Champbaudet”, 1862) es una delicia costumbrista. Su crítica a las rancias costumbres –él provenía de una familia de clase burguesa–, apariencias y matrimonios arreglados bastan para conjurar tramas desbocadas antes de un desenlace alegre.
Se trata de una divertida comedia–vodevil de dos actos equilibrados y frescos plagado de enredos que dirige con cuidado y acierto Norma Berrade. Y del adiós de Lucía Irurita, actriz con 50 años dedicados al arte y 100 obras teatrales, quien se despide entre un final feliz y la nostalgia de los últimos aplausos.

AMORÍOS ILEGALES
Los enredos amorosos sostienen el montaje. La agradable viuda Champbaudet (Lucía Irurita luce con elegancia, naturalidad y frescura) se siente atraída por el joven Pablo Tacarel (funcional y preciso Claudio Calmet), a quien ha confiado el diseño del mausoleo para su marido.
Las frecuentes visitas del arquitecto al apartamento de la viuda son una excusa para ver a su amante, la señora Aglae Garambois, a través de un código sonoro–musical. Este elemento y las rupturas de la cuarta pared irán tejiendo una sólida trama pícara que deleitará a la audiencia. Poco a poco se soltarán situaciones más confusas. El esposo burlado Teodoro Garambois (sobrio Kike Casterot) y el criado Arsenio (divertido José Antonio Buendía) buscarán certezas –si es que hay alguna– entre muecas, afinadas canciones y delirantes escenas del primer acto.

EL ADIÓS INESPERADO
Más aún, cuando en la segunda parte “peligra” un matrimonio concertado entre Tacarel y Carolina (Adriana Cuba), la grácil hija de los Letrinquier (buenos roles de Nicolás Fantinato y Mina Bracamonte). El desenlace de este clásico francés es para verse desde una butaca del Teatro de Lucía que en 2012 fundara la propia Irurita.
El elenco (habría que incluir a César Padrón, Patricia Ayona, Pedro Cáceres, Rosalía Hernández y Mauricio Pappi) es aceptable. En escena, Irurita es más que una viuda risueña, su personaje brilla entre pasajes cómicos y cantados, siendo estos resueltos con esmero y oficio. Un rol a la medida. 
La escenografía realista, el trabajo musical –con algunos desajustes en tiempo– y las luces impecables son aciertos de la producción. Lejos de presagiar un ocaso, “La estación de la viuda” ostenta la vitalidad de Irurita más allá de los escenarios. Es una pionera –la primera actriz en fundar una compañía teatral– a quien se ha de extrañar.

FICHA ESCÉNICA
“La estación de la viuda” de EugèneLabiche
Dirección: Norma Berrade
Elenco: Lucia Irurita, Mirna Bracamonte, Claudio Calmet, Nicolás Fantinato, José Antonio Buendía, Kike Casterot, Adriana Cuba y César Padrón
Las funciones van de jueves a lunes a las 8pm / Domingos a las 7pm
Temporada: Del 22 de septiembre al 5 de diciembre
Lugar: Teatro de Lucía (Ca. Bellavista 512, Miraflores)
Una producción de ACAU

viernes, 14 de octubre de 2016

Travesura de colores

Los enredos fantásticos –nacidos de algún evento cotidiano– son la miel de las tramas de teatro infantil. Existen múltiples montajes que agregan a esta fórmula música (a veces, en vivo), peculiares bailes, estribillos pícaros y un humor no tan inocente que marcan la contemporaneidad de este género.
El Barón del Aire (Mateo Gamarra), el Señor Verde (Juan
Gerardo Delgado) y Mariana (Vera Pérez Luna)
En esta premisa –un tópico actual, quizá– encaja Mariana y el Señor Verde” escrita por Luis Eduardo Pérez­–Albela. En manos de la eficiente dirección de Claudia Rua la historia de una niña con un entendible temor a su primer día de clases se torna en una aventura atrevida, inédita y surrealEn especial, porque la pequeña Mariana (una afianzada y natural Vera Pérez Luna) posee un gancho azul que le da valor. Al no encontrarlo, recurre a su imaginario amigo, el Señor Verde (un histriónico Juan Gerardo Delgado) para rescatar el preciado objeto de una mafia de gérmenes que la conserva bajo su cama.

MUNDO SUBTERRÁNEO
Ahí conocerán a nuevos amigos como Tiga, la hormiga filósofa, (gratísima Jackie Vásquez en su primera incursión en obras infantiles). Este simpático personaje con dotes intelectuales que no la eximan de meterse en líos conecta rápidamente con los más grandes y pequeños por su frescura y encanto.
La mafia (Sergio Armasgo, Lucía Rua
y Jeshua Falla)
Junto al Barón del Aire, una libélula algo desorientada (un divertido Mateo Gamarra) y el Señor Girasol (buena interpretación de Miajil Garvich, con un natural desenfado) iniciarán una tragicómica convivencia de la que dependerá el éxito de la misión. Esta travesía desencadenará muchos retos y enredos, en especial, cuando se internen bajo la cama y enfrenten a un grupo de villanos oscuramente encantadores.
Es decir, la mafia que integran Don Bacteria (Jeshua Falla lidera con suficiencia a su escuadrón) y sus esbirros de elegantes trajes: Bacterina y Bacterón. Falla es asistido por los atrevidos y oportunos trabajos de Lucía Rua y Sergio Armasgo. Estos “microbios” intimidan, incluso, en sus momentos más cómicos.

HABITACIÓN MÁGICA
La dirección de Rua trabaja con la riqueza textual de la pieza. Imprime un buen ritmo al montaje y aprovecha cada detalle: los acentos gráciles, las cuidadas coreografías y las canciones de letras amenas. El resultado conquista los sentidos de su audiencia de la mano de actuaciones uniformes.
Elenco de "Mariana y el Señor Verde"
Aunque entretenida, el montaje posee ligeros aspectos perfectibles. 
Por ejemplo, su hilo argumentativo abarca varios detalles y, quizá, por eso, la hazaña inicial se convierte –tras giros no tan sutiles– en una fábula sobre la amistad con que finalmente se resuelve la puesta. Y debería suprimirse el uso del humo en momentos que anteceden las variadas escenas de movimiento y luces de la obra. Mariana y el Señor Verde” alegra la cartelera teatral de los fines de semana con una travesura escénica que invita a perder los miedos con el vasto poder de la imaginación.

NOTA: Ámbar Asociación Cultural, productora de “Mariana y el Señor Verde”, ha creado la campaña COMPARTE TEATRO para acercar el arte y cultura a niños y niñas de Kantaya en Ventanilla a través de la donación de libros.

Créditos de fotos: Ámbar Asociación Cultural 

FICHA ESCÉNICA
Mariana y el Señor Verde” de Luis Eduardo Pérez–Albela
Dirección: Claudia Rua
Elenco: Vera Pérez Luna, Juan Gerardo Delgado, Jackie Vásquez, Mateo Gamarra, Miajil Garvich, Jeshua Falla, Lucía Rua y Sergio Armasgo
Lugar: Centro Cultural El Olivar (Ca. República 455, San Isidro)
Las funciones van los sábados y domingos a las 4pm
Temporada: Del 3 de setiembre culmina el 23 de octubre de 2016
Entradas: S/. 40 (General), S/. 20 (Estudiantes) y S/. 25 (Jubilados)
Productora Ejecutiva: Pamela Puglianini
Una producción de Ámbar Asociación Cultural
Más información en el evento de la obra