viernes, 24 de noviembre de 2023

Sor-presa navideña

La llegada de la Navidad supone algo más que recibir obsequios. Es también la ocasión de resolver frecuentes conflictos y olvidar las diferencias. Los protagonistas de “Mi mujer, la monja y yo”, un hombre y una mujer con unos diez años de vida marital así lo creen.

Paola Vera, Paco Varela y Cynthia Bravo en
 "Mi mujer, la monja y yo" 

Esta comedia de La X Productora está inspirada en “La monja”, famosa pieza de Alfonso Paso (1926–1978), uno de los autores españoles más prolíficos del siglo XX. Bajo la reescritura del multifacético Paco Varela, la historia se recarga de irreverencia y humor genuinas. La creatividad de Varela puede disfrutarse desde sus llamadas a escena.
Bajo la dirección de Caroll Chiara, su cómplice escénica y conyugal, el texto ya adaptado desarrolla una premisa cotidiana: una pareja de casados que intenta recomponer su deteriorada relación en una noche infructuosa y atípica en la que recibirán la peculiar visita de una monja.
La puesta comienza con las habituales discusiones entre Julio (un preciso e histriónico Varela) y Meche (la aceptable Cynthia Bravo). A pesar de sus continuas riñas y peleas, esta pareja sigue casada diez años como si fuera un guiño a la realidad sentimental de muchos.

Esta comedia está inspirada en "La monja", 
pieza del español Alfonso Paso

Varela brilla en un rol a la medida: es una faceta ya explorada al que sabe añadir frescura y personalidad gracias a sus dotes técnicos e improvisación.
Bravo, más habituada a roles dramáticos y psicológicos, revela su vena cómica irradiando calidez, complicidad y buena química a su contraparte, sobre todo, en las escenas de los desplantes. 
La aparición de Sor Angélica (la muy destacable Paola Vera) cortará los intentos –ya fatigosos y reiterativos– de ruptura/reconciliación de este par. Con irónico encanto, Vera compone un personaje carismático y risueño envuelto en las buenas intenciones de un hábito religioso.
La dirección de Chiara aprovecha con inteligencia a su elenco. Con ellos logra hilar una divertida parodia sobre los cónyuges “perfectos”, que no existen ni en la ficción. Y guía los reflectores a la esfera privada de las personas con secretos y episodios que nos gustaría olvidar.

La monja (Vera) aparece como caída del cielo

A nivel técnico, la iluminación y los efectos sonoros (voz en off y otros más reproducidos) están bien pauteados. Y, si bien el espacio define tres áreas (la sala, el pequeño recibidor y la habitación de la madre de la esposa), debería procurarse que la escenografía –realista al detalle– no interfiera con el desplazamiento de los actores. Risueña y atrevida, “Mi mujer, la monja y yo” satiriza sobre esa manía “humana” de juzgar sin reparos. Este montaje de La X Productora –el sétimo y último del año– augura una nueva temporada de risas y reflexiones que bien valen todos los esfuerzos –y tropiezos– vividos tras bastidores para reunirnos en el teatro. 

FICHA ESCÉNICA
Mi mujer, la monja y yo”, libre adaptación de “La monja” de Alfonso Paso (España)
Dramaturgia: Paco Varela
Dirección: Caroll Chiara
Elenco: Paco Varela, Cynthia Bravo y Paola Vera
Temporada: Del 03 al 26 de noviembre del 2023
Funciones: Viernes, sábados y domingos a las 8pm
Lugar: Centro Cultural CAFAE-SE (Av. Arequipa 2985. San Isidro)
Entradas: S/ 50 (Zona Celestial), S/ 40 (Zona Pasional) y S/ 30 (Zona Infernal) en Joinnus y boletería del teatro
Un montaje de La X Productora
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domingo, 12 de noviembre de 2023

Susurros premonitorios

La inevitable muerte de una madre es capaz de quebrar los silencios de sus hijos: tres varones ya adultos. Esta situación límite no solo reunirá nuevamente a estos hermanos para afrontar algo más que la pérdida de su progenitora, sino que será el pretexto para terminar de conocerse y, por qué no, de reconocerse.

Lorenzo (Baca), Nicolás (Chávez)
y Gustavo (Arce) en "Infusión"

Infusión” (2023), la reciente obra del prolífico Eduardo Adrianzén (Lima, 1964), propone desentrañar los secretos fraternales con una mirada aguda, cómica e indiscreta, un recurso desarrollado a lo largo de sus libretos escénicos y televisivos.
Desde esa óptica, cuestiona ciertos tabúes y paradigmas de nuestra sociedad conservadora y machista. 
Con dosis de humor y frases irreverentes, la pieza se sumerge en la mentalidad de estos hombres que, aunque mayores, son, en esencia, pequeños aprendices. Y es que, a pesar de sus edades, la vocación, la sexualidad y los compromisos sociales son algunos temas que los conflictúan.
La propuesta que codirige Adrianzén con Óscar Carrillo equilibra los momentos peliagudos y dolorosos con acertados contrapuntos confidenciales, musicales (la nueva trova) e, irónicamente, cómicos. Los personajes están claramente ideados para este fin.

Yaremís Rebaza interpreta a las tres enfermeras
llamadas Jady, July y Jenny  
Están Gustavo (Giovanni Arce, de buena presencia), el hermano mayor y encargado del negocio familiar; Nicolás (un preciso Rodrigo Chávez), el segundo, quien, además, rehúye a la idea de casarse; y finalmente Lorenzo (un aceptable Jano Baca), el menor, quien quiere dejar una buena carrera para seguir su verdadera vocación.
A esta inconfundible galería de arquetipos juveniles se suma una sobresaliente actuación de Yaremís Rebaza. Ella encarna con gracia y encanto a las tres enfermeras (Jady, July y Jenny) que asisten a la desahuciada mujer con un trabajo eficiente y detallista. 
Por ejemplo, le basta sujetar el cabello o cambiar su acento para diferenciar a una joven creyente y de otra más atrevida. Esta disparidad de personalidades entre hermanos y técnicas sostiene al montaje y lo rescata de su densidad narrativa del inicio.

Desde una cama de hospital, y oportunamente de espaldas al público, la desahuciada mujer yace inmóvil, pero no silente causando cierta sorpresa y confusión que se resuelve a medida avanza la trama. El uso del espacio y la iluminación son esenciales para elaborar las atmósferas de complicidad, coquetería y confesión.
Con “Infusión”, Adrianzén logra afianzar la visión de su propia dramaturgia de primera mano. Pero logra algo más: invitarnos a aceptar que la madurez puede llegar a cualquier edad y que las grandes lecciones de vida se aprenden, incluso, con la muerte.

FICHA ESCÉNICA
Infusión” de Eduardo Adrianzén
Dirección: Óscar Carrillo y Eduardo Adrianzén
Elenco: Giovanni Arce, Jano Baca, Rodrigo Chávez y Yaremís Rebaza
Temporada: Del 19 de octubre al 13 de noviembre
Funciones: viernes, sábado y lunes a las 8:30pm / domingo a las 8pm
Lugar: Auditorio del Británico Cultural (Ca. Bellavista 531, Miraflores)
Entradas: S/ 30 (General) y S/ 25 (Estudiantes, jubilados y CONADIS) en Joinnus y en la boletería del teatro
Un montaje de Luftbalun
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viernes, 27 de octubre de 2023

Noche de luna llena

Dos personajes en el callejón de una vieja quinta. Hacia el fondo, se acomoda la decadencia de un tugurio; hacia afuera, en la calle, la gente que pasa distraída y la que no –el público de esta función– observa la escena con mirada nostálgica y curiosa.

Juana (Cristina) y Luis (Chunga) en "Valsecito del 90"
Todos estos ingredientes esenciales en un montaje costumbrista con toques modernos aparecen en “Valsecito del 90” (2023). Esta creación colectiva del Grupo de Teatro Llaqta toma como referencia importante a “Valsecito del 40”, texto del recordado Grégor Díaz (1933-2001), que aborda las posibilidades de una ciudad en formación. 
Bajo la dirección de Florencia Guzmán, responsable de la adaptación, esta propuesta refleja, entre aires de añoranza y punteos de guitarra criolla, las vicisitudes de dos jóvenes en épocas de descubrimiento. Eran buenos tiempos para recordar la simpleza de la vida.
A través de sus diálogos, Juana (Yesenia Cristina, en un rol atrevido) y Luis (Willem Chunga, en buen contrapunto inocente) van develando episodios poco conocidos de sus vidas, con sutileza, encanto e ingenuidad. Cada uno asedia al otro desde su personalidad.

Florencia Guzmán dirige esta propuesta
sobre las vida de dos jóvenes en en Lima
Sus conversaciones –de estilo un tanto absurdo y azaroso– se enredan lúdicamente entre juegos de infancia, letras de canciones y diversas referencias populares.
En ese entramado temático, el fútbol peruano, la política del país o una película extranjera bastan para reflexionar sobre el amor, los sueños, la pobreza o el futuro.
Cristina y Chunga exhiben química y buen timing juntos, un detalle esencial para una historia con dos personajes. Su trabajo en conjunto es aceptable y nos sumerge en una relación singular: honesta y, por momentos, directa; amistosa, sugerente y desconcertante. 
Uno de los aspectos más logrados es la estética de su escenografía. Las sábanas y ropas tendidas en cordeles dan la ilusión de estar en un callejón con atmósfera espectral, acentuado con las luces de diversas tonalidades, el humo de escenario y la proyección multimedia.

El Grupo de Teatro Llaqta ha rescatado
la dramaturgia de Grégor Díaz
Sería interesante que esta adaptación aprovechara mejor y mostrara más referencias a la época a la que alude (los años 90 y el cambio de siglo).
Por ejemplo, el ascenso y caída del régimen fujimorista, el destape de su galopante corrupción y la pálida esperanza de un mejor país. Al margen de ello, es rescatable que el Grupo de Teatro Llaqta devuelva a la escena actual la dramaturgia de Díaz.
En especial, porque releva la vigencia de su texto visionario, el cual, en 1976, alcanzó una mención honrosa en el Concurso de obras de corto reparto del Teatro Universitario de San Marcos. Tantas lunas después, la ciudad de los reyes creció como quiso o pudo, y, casi siempre, de espaldas a la planificación y el orden.

FICHA ESCÉNICA
Valsecito del 90” (adaptación de “Valsecito del40” de Grégor Diaz)
Adaptación y dirección: Florencia Guzmán
Elenco: Yesenia Gloria Cristina y Willem Chunga
Dirección de arte: Carla López
Musicalización y diseño sonoro: Eduardo Arana
Temporada: Del 20 al 29 de octubre de 2023
Funciones: Viernes y sábados a las 8pm / Domingos a las 7pm
Lugar: Asociación de Artistas Aficionados (AAA) (Jr. Ica 323, Lima)
Entradas: S/ 35 (General) y S/ 25 (Estudiante) en Joinnus y boletería del teatro
Un montaje de Grupo de Teatro Llaqta
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jueves, 26 de octubre de 2023

Juventud desenfrenada

 Los años de juventud son de inevitable aprendizaje. Estas lecciones, por lo general, más despiadadas que amables, dejan una imborrable huella en la memoria, el alma y el corazón de jóvenes protagonistas mientras equilibran sus deseos, anhelos y emociones.

Owen (Bernal), Mica (Rosalino), Valentino (Billinghurst)
y Sol (Ravines) en "Las hembras no lloran
Ese delirante universo cargado de ilusiones y descubrimientos sacude con estrépito y desenfado en “Las hembras no lloran” (2023). Esta obra de título llamativo es una ‘bienintencionada’ adaptación a la realidad peruana de “Lo que quieren las guachas” (2020), sonado éxito teatral de la argentina Mariana Cumbi Bustinza.
Desde el Nuevo Teatro Julieta de Miraflores, la reciente propuesta de la Asociación Cultural La Pasión transita entre el riesgo artístico y la denuncia social con un montaje vertiginoso, crudo y, de algún modo, transgresor. Un singular desafío asumido por los directores Aldo Miyashiro y la debutante Tania López Bravo.
Las hembras no lloran” se sostiene en una premisa inagotable en melodramas televisivos: el (des)encuentro entre pobres y ricos en algún país latinoamericano. Si bien la propuesta expone problemas sociales de fondo, el cariz ‘realista’ del montaje sucumbe al presentar una galería de personajes que linda los estereotipos.

Mariela (Arnillas) y sus hijos (Bernal y Brissolese)
De ese modo, aparece una familia de un barrio popular: Mariela (Javiera Arnillas, en un rol valiente), madre soltera bastante temperamental y corajuda; y sus hijos Owen (un aceptable Aric Bernal), un joven dedicado y soñador; y Yani (una firme y atrevida Andrea Brissolese,), una adolescente rebelde y algo ingenua. Frente a ellos, y no necesariamente contrapuestos, están tres jóvenes de un distrito exclusivo: Mica (Gia Rosalino, de buen trabajo), una universitaria estudiosa; y sus amigos Sol y Valentino (Aria Ravines y Gustavo P. Billinghurst, ambos aceptables), marcados por una vida descontrolada, ausencia de sus padres y evidentes carencias afectivas. Los enredos entre ambos mundos aportan nudos y giros interesantes. Owen y Mica, por ejemplo, inician una tierna relación; mientras que, motivado por otras razones, Valentino empiezan a salir con Yani. El destino de los otros personajes gira en torno a esos romances frágiles y furtivos, que sirven para la denunciar la marginación, la indiferencia y la defensa de los privilegios. 

La obra es una adaptación de "Lo que quieren
las guachas" de Mariana Cumbi Bustinza 
Salvo los contrapuntos musicales de Loko Pérez a la guitarra –con un desempeño vocal de los actores que debería mejorar–, el montaje se reduce a un antagonismo plano, de buenos contra malos. Aquí, las escenas más logradas son aquellas coreográficas (con música urbana) en las que el elenco mostró solvencia y desenvoltura, olvidando el nerviosismo inicial. Una escenografía funcional de biombos blancos bellamente iluminada con luces y contraluces recreó la euforia sicodélica para estos irrefrenables seres. Aunque descarnada y controvertida, “Las hembras no lloran” enlistó problemas reales y urgentes, pero desde una perspectiva ya conocida y, por tanto, predecible.

FICHA ESCÉNICA
Las hembras no lloran” (adaptación de “Lo que quieren las guachas” de Mariana Cumbi Bustinza)
Dirección: Aldo Miyashiro y Tania López Bravo
Elenco: Javiera Arnillas, Andrea Brissolese, Gia Rosalino, Aria Ravines, Gustavo P. Billinghurst y Aric Bernal
Música en vivo: Loko Pérez
Temporada: Del 13 al 29 de octubre del 2023
Funciones: De jueves a domingo a las 8pm
Lugar: Nuevo Teatro Julieta (Pje. Porta 132, Miraflores)
Entradas: S/ 45 (Super VIP), S/ 35 (VIP), S/ 30 (General) S/ 25 (Estudiantes, adulto mayor y CONADIS) en Joinnus y en la boletería del teatro
Un montaje de la Asociación Cultural La Pasión
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sábado, 15 de julio de 2023

Pasajes literarios

 ¿Y si nuestra literatura tuviera una serie de pistas o rastros con los que armar nuevos mensajes? Entre el riesgo y la intuición, “Lo mismo lo distinto, tejidos delirantes” (2023) –reciente montaje de El Quipu Enredado– explora las puertas a lo literariamente infinito e inédito.

"Lo mismo lo distinto", creación colectiva
de El Quipu Enredado

Esta experiencia “convoca” a doce autores nacionales: novelistas, poetas y dramaturgos, que en algunos casos no llegaron a compartir tertulias ni polémicas en vida por cuestiones temporales. Bajo las órdenes de Roberto Sánchez-Piérola –también director del grupo Cuer2 Teatro– la propuesta fluye con una codificación más que ingeniosa. 
En ella, Conny Betzabé, Godo Lozano y Francisco Rodríguez, sus intérpretes, se van corporizando a través de fragmentos literarios de 13 obras peruanas, dispares en género y estilo, pero curiosamente ligadas por su búsqueda de identidad y la necesidad de arraigo.
Estos extractos (oraciones, frases cortas y versos) fueron seleccionados cuidadosamente para brillar por su organicidad, coherencia, sonoridad y emotividad en escena. Algo llamativo para autores disímiles y cuya producción literaria cubre un espacio entre 1947 y 2011.

La propuesta emplea extractos de novelas, 
poemas y obras de teatro de 12 autores peruanos
Antes de parecer arbitrarios o azarosos, este artilugio les conferirá un primer sentido al relacionarse entre sí a pesar de desconcertar a la audiencia en sus momentos iniciales.
No obstante, este juego de El Quipu Enredado propone algo más que un simple intercambio textual. 
Poco a poco, mostrará también una conexión causal –o casual– entre autores evocados y espectadores convidados, gracias a sus mensajes cargados de actualidad y desencanto. El delicado texto “armado” en colectivo deleita como si tratara de un déjà vu constante. 
Además de aprovechar el ludismo funcional, poética simplicidad y armonía diegética del “libreto”, los tres intérpretes logran añadir una plástica presencia que no se desvirtúa con el empleo de las máscaras, títeres y otros elementos como copas o estuches.

Este sugerente proyecto cuenta con la
dirección de Roberto Sánchez Piérola
Sin aspavientos ni protagonismos, el elenco logra mimetizarse con las frases en medio de ágiles movimientos y miradas cómplices que calan en un público ya dispuesto a construir su propia experiencia. El apoyo técnico al compaginar las palabras/acciones con su libro de origen (debajo pueden leerse las referencias) es fundamental.
Es loable esta misión por rescatar autores de nuestro –ignorado– Parnaso y proponer una relectura capaz de interpelar a una audiencia inmersa en la fugacidad táctil. Ante ello, el vaivén literario de “Lo mismo lo distinto” resuena con la fidelidad y el escepticismo de los libros. 

Textos de partida
-Narrativa: “Las noches hundidas” de José Antonio Bravo (1968), “Aprendizaje de la limpieza” de Rodolfo Hinostroza (1978), “Cuarto Desnudo” de Carlos García (1996) y “56 días en la vida de un frik” de Morella Petrozzi (1996) 

-Poesía: “La mano desasida” de Martín Adán (1961), “Hotel del Cuzco” de Pablo Guevara (1972), “Limpios de Tiempo” de Mary Soto (1998), y “Concierto Animal” de Blanca Varela (1999) 

-Literatura dramática: “Amor, gran laberinto” de Sebastián Salazar Bondy (1947), “La ciudad de los reyes” de Hernando Cortés (1967), “Tierra o muerte” de Hernando Cortés (1986), “Qoyllur Ritti” de Delfina Paredes (1998) y “Nuestra señora de los desmadres” de Alfredo Bushby (2011) 

FICHA ESCÉNICA
“Lo mismo lo distinto, tejidos delirantes”
Creación colectiva de El Quipu Enredado
Dirección: Roberto Sánchez-Piérola
Elenco: Conny Betzabé, Godo Lozano y Francisco Rodríguez
Funciones: Domingos 07, 14, 21 y 28 de mayo, 04, 11 y 18 de junio.
Última función: 16 de julio a las 7pm
Lugar: Casa de la Literatura Peruana (Jr. Ancash 207, Centro de Lima).
Ingreso libre por estricto orden de llegada

sábado, 13 de mayo de 2023

La última cena

 La verdad suele ocultarse en los resquicios más insospechados del alma. “Un maldito secreto” (2022), la atípica tragicomedia escrita y dirigida por Aldo Miyashiro (Lima, 1976) rebusca en estas grietas para atacar con métrica ferocidad a los cimientos más vergonzosos de una sociedad clasista, racista, superficial e hipócrita como la nuestra.

Francisco (Carrillo), Miriam (Arroyo), Manuel (Miyashiro),
Tomás (Martínez), Noemí (Majo) y Jesús (Cossío)
en "Un maldito secreto"

Con esta singular pieza, el autor reditúa su estilo dramatúrgico con un humor punzante, ácidas críticas sociales o morales y personajes en situaciones límite extraídos desde un entorno marginal o sórdido. Ahora, por si fuera poco, Miyashiro ha agregado a su repertorio creativo el uso de parlamentos en rimas –varios de ellos, ingeniosos– en tiempos de habla coloquial. 
En su segunda temporada, el montaje de la Asociación Cultural La Pasión arriba a la Asociación de Artistas Aficionados (AAA) con algunos cambios. Estos nuevos ingredientes, no alteran su inquietante esencia: una trama en la que nada es lo que parece, aunque sí la tornan muy melodramática. Un maldito secreto” presenta episodios signados por oscuras confidencias y revelaciones que surgen en una cena especial. El principal anuncio del evento confrontará a sus asistentes: dos familias tradicionales y conservadoras, con marcadas diferencias en su estatus económico e ideológico.

Esta obra cuenta con la dramaturgia y dirección
de Aldo Miyashiro

La más pudiente está integrada por Francisco, el padre autoritario y déspota (un solvente David Carrillo), la madre Miriam (buen trabajo de Ximena Arroyo) y su hijo Manuel (Mikael Miyashiro en un debut aceptable). La familia invitada, en cambio, trabaja para la primera y se compone por Jesús, el padre noble (un sublime Emilram Cossío), la madre Noemí (una excelente Sylvia Majo) y su hijo Tomás (un aceptable Erick Martínez). 
Aunque discretos y, por momentos, poco relevantes, la presencia de los criados Pedro y Juan (Gilberto Nué y Marcos Vicuña) resulta esencial. Desde la penumbra, son efectivos para cuestionar el accionar de los patrones y sus visitas o también por imitar sus inescrupulosas conductas. Los integrantes más experimentados del elenco se desenvuelven bien en este interminable vaivén de secretos, sin embargo, no sucede así con las actuaciones de los más noveles. La participación de Miyashiro y Martínez queda limitada a los flashbacks o, incluso, a una canción que, aunque emotiva, rompe con la atmósfera siniestra y exasperante de la historia.

"Un maldito secreto",
una tragicomedia en rima
La escenografía consta de un comedor elegante donde ocurre la mayoría de las escenas, mientras que las luces aciertan al incorporar el proscenio lateral y central a la propuesta. Además de aportar elegancia macabra y una estela pasada, el vestuario blanco y negro –y la ausencia de grises– juegan al despiste de bondad/maldad de los personajes. Un maldito secreto”, la provocadora y desenfadada obra de la Asociación Cultural La Pasión, traza el funesto destino de una sociedad regida por las apariencias y dogmatismos, aunque este activismo luzca endeble. Sin que ello cambie, este descolorido retrato familiar sacado de un álbum de inicios de 1900 se lucirá todavía en el altar principal de nuestras salas. 

FICHA DE LA OBRA
Un maldito secreto” de Aldo Miyashiro
Dirección: Aldo Miyashiro
Elenco: Ximena Arroyo, Emilram Cossío, David Carrillo, Sylvia Majo, Cindy Díaz, Gilberto Nué, Mikael Miyashiro, Marcos Vicuña y Erick Martínez
Lugar: Asociación de Artistas Aficionados (Jr. Ica 323, Lima)
Funciones: Viernes y sábados a las 8pm y domingos a las 7pm
Temporada: Del 21 de abril al 21 de mayo
Entradas: S/ 50 (Zona Super VIP), S/ 40 (Zona VIP), S/ 30 (General), S/ 25 (Estudiante, Jubilado y CONADIS) y S/ 20 (Viernes populares) en Joinnus y boletería del teatro
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Un montaje de la Asociación Cultural La Pasión

viernes, 28 de abril de 2023

Rastros perdidos

Hostil y confusa, en Lima brotan millones de historias y anécdotas en cada rincón. Con una mirada crítica y pluma mordaz, Jorge Bazalar (Lima, 1988) ha sabido retratar el pulso de nuestra ciudad enferma por el caos, el desorden y la angustia que la consumen en “El perro” (2022).

Muñón (Cusó), Max (Yovera)
y Pellejo (Ruiz)

Esta pieza dramática fue galardonada con el tercer lugar del I Concurso Nacional de Dramaturgia de La Ira Producciones realizado el año pasado gracias a su artilugio de historias entretejidas, giros inesperados y una ácida crítica a la convivencia urbana.
Esta ingeniosa obra brinda, además, voz a los grises protagonistas de la vida moderna en una ciudad como cualquiera. 
El brillante montaje de Actoarte recoge el desencanto de los suburbios y la enfoca desde una óptica múltiple. Dirigida también por Bazalar, la propuesta atraviesa con su audiencia por un mapa de calles, plazas o parques sin saber qué podrían encontrar a la vuelta de la esquina.
En este tejido de tramas interconectadas, los protagonistas pueden ser, según las circunstancias, villanos o redentores. Trazados desde la marginalidad, el desarraigo y el fracaso, sus personajes encarnan una dolorosa –y naturalista– dualidad que cimenta la verosimilitud de sus conflictos y esperanzas.

La madre (Enríquez)
y el padre (Sotomayor)
Tan versátiles como eficientes, Stephanie Enríquez, Henry Sotomayor, Ronie Cusó, Christian Ruiz y Luis Miguel Yovera construyen personajes únicos y distantes, lo que favorece el rápido intercambio de roles en escena. Desfilan la madre, el padre y su hijo (Enríquez, Sotomayor y Yovera), éste último se va de casa para recuperar a su perro abandonado. También aparece un policía sobreprotector y su hija adolescente (Cusó y Enríquez), un reflexivo alcohólico de parque (Sotomayor), un vagabundo abandonado por su familia (Ruiz) y un joven enamorado (Yovera). En algún punto de sus vidas el Destino involucrará a estos humanos de los suburbios. Más entrañable resulta la presencia felina de Muñón (un notable papel de Cusó) y Pellejo (un ocurrente y carismático Ruiz) con el perro Max (un enternecedor trabajo de Yovera). Con estilizadas máscaras, esta “familia” de animalitos callejeros simbolizan el compañerismo y la solidaridad.

El policía (Cusó) y su hija (Enríquez)

Dos elementos blancos y cóncavos, de madera (un magnífico concepto de Sharon Reátegui), bastan para convertir la caja negra del Club de Teatro de Lima en cualquier locación imaginable.
Junto a ella, el talento de Eduardo Cotos, con guitarra eléctrica y amplificador en piso, ambienta los sonidos de una urbe variopinta y mestiza, caótica y festiva. 
Como si fuera un cuento de Ribeyro, “El perro”, buen trabajo de Actoarte, revela a una Lima superficial, que ignora mucho y olvida pronto. Esa otra cara de la ciudad que jamás aparece en los catálogos de temporada ni es portada de informes de economía pide, una vez más, la palabra.

 
FICHA ESCÉNICA
"El perro" de Jorge Bazalar
Dirección: Jorge Bazalar
Asistencia de dirección: Yasmine Inchaustegui
Elenco: Ronie Cusó, Henry Sotomayor, Luis Miguel Yovera, Stephanie Enríquez, Christian Ruiz
Música original: Eduardo Cotos
Diseño escénico: Sharon Reátegui
Diseño de luces: Cristiano Jara
Lugar: Club de Teatro de Lima (Av. 28 de Julio 183, Miraflores)
Temporada: Del 14 al 29 de abril
Funciones: Viernes y sábados a las 9:30pm
Entradas: S/ 35 (General) y S/ 25 (Estudiante, Jubilado y Personas con discapacidad) en Joinnus y boletería del teatro
Un montaje de Actoarte Producciones
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