jueves, 29 de diciembre de 2016

La trampa infalible

Luego de algunos años una pieza de Harold Pinter (1930–2008) vuelve a escena. Aquella vez en “La fiesta de cumpleaños”, montaje de Teatro La Plaza (2011) que dirigió Chela de Ferrari, presentaba a Stanley (Paul Vega), el huraño huésped inmerso en una celebración entre desconocidos.
"El montaplatos" de Harold Pinter
En esta pieza, como en otras, se revela el uso magistral de la intriga, los silencios expresivos y las macabras alternativas de la incomunicación. Galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2005, este autor reafirma con “El montaplatos (1957)”, su fascinación por la creación basada en oscuros artilugiosBajo la dirección de Joaquín Vargas, la enigmática puesta adquiere matices discretos y dinámicos sin perder la esencia tragicómica y lúdica de escritor inglés. En poco menos de una hora, el público es sometido a un espectáculo aparentemente trivial que deja más preguntas que respuestas. Es la esencia de Pinter.

JAULA ESCÉNICA
A través del montaje desliza su visión sobre los poderes fácticos y las endebles libertades. Su crítica se pone al descubierto con inexplicables encuentros que sufren sus personajes de modo inevitable. En este caso, dos asesinos a sueldo confinados al rutinario trajín de un montaplatos.
Ben (Juanjo Espinoza) y
Gus (Fernando Luque)
Este artefacto por el que se desplazan objetos de un piso a otro –un incómodo crujidorevela la fría arbitrariedad entre superiores y subordinados. Desde arriba llegan órdenes desconcertantes que los matones leerán con estupor y que desencadena diálogos imposibles y momentos inquietantesGus (un mesurado Juanjo Espinoza) y Ben (un intenso e inquieto Fernando Luque) se desplazan entre confines imaginarios de una jaula textual. Mientras intentan tender un diálogo inteligible, ambos reproducirán la misma verticalidad que los emplea y los reducirá a meros eslavos de un sistema que los utiliza.

SOCIEDAD PASIVA
El uso del espacio cuadrangular –con una marcación externa eficaz– y los efectos (luces cenitales y sonidos sincronizados) ayudan a las atmósferas de tensión, misterio y asombro. La presentación visual impresiona pero se desboca en medio del caos verbal que plantea Pinter.
"El montaplatos" dirigida por Joaquín Vargas
Ese hermetismo ha situado a la puesta en el paraguas del “Teatro del absurdo” a pesar de las connotaciones políticas que podría ocultar. Una puesta de riesgo que podría ser un enorme desafío para aventureros de la escena. La versión de Vargas se acomoda al desconcierto original. Quizá la descripción más acertada sea la que acompaña a la obra: “una trampa para dos actores y una audiencia”. ¿Y el público? Lejos de los fugaces detalles o los acertijos tejidos con parlamentos inconexos, los espectadores pueden sentirse a salvo: es una obra nada complaciente o convencional, si se quiere.

Fotografías: JVN

FICHA ESCÉNICA
“El montaplatos” de Harold Pinter
Dirección: Joaquín Vargas
Producción: Pamela Stewart / JVN
Elenco: Juanjo Espinoza y Fernando Luque
Lugar: Alianza Francesa (Av. Arequipa 4595, Miraflores).
La temporada fue del 6 de julio al  18 de agosto

viernes, 9 de diciembre de 2016

Gajes del oficio

Un depósito perdido en el tiempo abre la historia de Almacenados (2002). Ahí sus solitarios personajes (un antiguo operario y su joven reemplazo) han aprendido a amar su trabajo aunque no sepan muy bien de qué se trate mientras se cobre puntualmente. Conviven en el agradable confort de las mentiras.
El Señor Lino (Ísola) y Nin (Meza)
El dramaturgo y guinoista español David Desola (Barcelona, 1971) capturó esta fatigosa y rutinaria sensación en una pieza de crítica vigente. Una comedia ácida sobre el trabajo como una necesidad que lejos de dignificar, deshumaniza, esclaviza y reduce a las personas en productores de una riqueza invisible. Bajo la brillante dirección de Marco Mühletaler, los trabajadores de “Salvaleón S.A.”, fabricante de astas y mástiles, ahogan sus sueños de superación en mares de soledad o incomprensión. Quizá, solo desean saberse útiles aunque eso implique que llenen sus vidas de horarios y responsabilidades.

DOS GENERACIONES
Una inexplicable expectativa sostiene la trama. Como en “Esperando a Godot” de Samuel Beckett, la faena de estos empleados oscila entre la intriga y la angustia. En la espera de productos, el joven Nin (un irreverente Óscar Meza) explora e “invade” con sigilo los dominios del señor Lino (un notable Alberto Ísola).
"Almacenados" de David Desola
Se irá tejiendo una relación de descubrimiento entre ellos con suaves matices y graves confidencias. Ísola rescata, en la simpleza de su personaje avejentado, la humanidad e incertidumbre ante el inminente retiro. Su presencia protocolar y metódica es el resultado de la deformación impuesta por el sistemaMeza, por su parte, aporta frescura, gracia y humor (un grato ejemplo: la escena de la silla de playa) para lograr una interpretación genuina y divertida. Con estas cualidades intentará quebrar la arbitrariedad del sistema hasta que desiste en su lucha o logre mimetizarse o aprovecharse de él.

DINÁMICA LABORAL
La relación vertical del principio se irá diluyendo hasta equilibrarse y reflejarse uno en el otro. Esta evolución salpicada de choques generacionales e indicios absurdos los tornará en cómplices más que rivales. La dramaturgia de Desola confabula perfectamente a este objetivo.
Un día en el almacén
Los gráciles enredos, sesudas reflexiones (la metáfora de la hormiga) y gags sobre la mecanización son aportes notables. Con estos recursos textuales, Mühletaler imprime escenas de gran fluidez y marcado desencanto. Utiliza proyecciones de tiempo que aletargan el ritmo cuando es requerido. La escenografía realista no deshace las fantasías de sus personajes y permite a la audiencia insertarse en esta cansina faena. Almacenados, una de las mejores comedias del 2016, revela el rostro más arbitrario de un sistema laboral que buscará siempre los mayores réditos a costa de la libertad o los anhelos de quienes entregan la vida en jornadas de ocho horas.

FICHA ESCÉNICA
Almacenados” de David Desola
Dirección: Marco Mühletaler
Elenco: Alberto Ísola y Óscar Meza
Lugar: Centro Cultural PUCP (Av. Camino Real 1075, San Isidro)
Las funciones van de jueves a lunes a las 8pm
La temporada culmina el lunes 12 de diciembre

martes, 6 de diciembre de 2016

Los perfectos “inútiles”

Un frío análisis de resultados podría reducir la vida a una agresiva competencia por subsistir. Deudas adquiridas, status impostados y apariencias nada rentables… todo sirve para erigir un efímero éxito en una sociedad que no tolera el fracaso. Es que acaso, ¿se puede vivir si se hipotecan los sueños?
Esteban (Diego Cabello)
Los personajes de “Deshuesadero” intentarán resolver esta interrogante antes que sus anhelos y expectativas se evaporen. La sensación de desencanto de este texto de Carlos Gonzales Villanueva y galardonado en el Festival Sala de Parto 2014 es elocuente y hasta incómodo.
Tras un sesudo work in progress, la pieza que dirige Fernando Castro se torna sensorial, asombrosa y vertiginosa. En “Deshuesaderola frágil humanidad se descompone en grises retazos sin alma que alimentan los sueños de quienes detentan –temporalmente– el poder en este sistema.

LA BUENA FAMILIA
Aunque la trama inicia como un drama familiar, luego adquiere un aire fantástico y hasta onírico. Esteban (excelente trabajo de Diego Cabello), un joven sin mayores logros, está a punto de obtener su trabajo. Todo en él rezuma a una existencia anodina: su voz lamentosa, su traje y sus pies descalzos.
Sus padres (Pepa Duarte y Rodrigo Rodríguez, tan estrambóticos y precisos) cifran cierta esperanza en él, sin embargo, no ocultan su preferencia por Pablo (Sammy Zamalloa, de elegantes matices) su otro hijo ya fallecido. 
El contraste (y las comparaciones) entre ambos hermanos será una constanteLa historia guiará a Esteban por lugares y personajes hasta devenir en un entorno de pesadilla. El desempeño emocional y físico de Telmo Arévalo, Leonor Estrada y Walter Ramírez (en más de un papel) resulta riguroso, atrevido o lúdico. Las escenas inquietantes y punzantes configuran una puesta de concepto vanguardista en la escena.

DESDE EL PURGATORIO
Deshuesadero” combina un humor ácido, imágenes delirantes (escabrosas y sensuales) así como diálogos colmados de subtexto para construir una atmósfera macabra y, quizá, hasta obscena. La confluencia de telas aéreas y una cuidadosa selección musical –mérito de Castro– aportan sobriedad.
Pablo (Zamalloa) y sus
padres (Rodrigo Rodríguez y Pepa Duarte)
La pulcritud del escenario (bastan unas mesas, bancos y una banca de parque), acertado diseño de luces y una inteligente disposición de cuerdas para delimitar los espacios coadyuvan a su dinamismo. Con esa convicción saltó a escena en el Festival Internacional de Saberes Escénicos (FISABES) 2016.
Desde el teatro circular Ricardo Blume, la coproducción de la Compañía de Teatro Físico y Sala de Parto describe, con crudeza y honestidad, a una sociedad angustiada por las ansias de éxito. Es el costo de cuantificar metas en un despiadado reality que baila al ritmo de los fracasos.

FICHA ESCÉNICA
Deshuesadero” de Carlos Gonzales Villanueva
Dirección: Fernando Castro / Asistencia: Maricarmen Gutiérrez
Elenco: Telmo Arévalo, Diego Cabello, Pepa Duarte, Leonor Estrada, Walter Ramírez, Rodrigo Rodríguez y Sammy Zamalloa
Producción Ejecutiva: Gina Guerrero
Asistencia de producción: Claudia Castro y Joamoc More
Lugar: Teatro Ricardo Blume (Jr. Huiracocha 2160, Jesús María)
Las funciones son los viernes, sábados y domingos a las 8pm
La temporada va  del 2 al 11 de diciembre
Una coproducción de Sala de Parto y la Compañía de Teatro Físico
Más información en el evento de la obra