lunes, 25 de diciembre de 2017

Víctimas del poder

Ciertos paradigmas (“sexo débil” o “la víctima”) suelen opacar o reducir la dimensión de la mujer. Una idea distante de Cleopatra, Juana de Arco, Indira Ghandi o Margaret Thatcher, figuras que, a su modo, incidieron en su época hasta erigirse como protagonistas de la Historia.
"Las mujeres de los nazis",
bajo la dirección de Daniela Lanzara
Con inteligente precisión, el dramaturgo e investigador Héctor Levy-Daniel (Buenos Aires, 1961) aporta una arista diferente a esta premisa con su trilogía titulada “Las mujeres de los nazis”. Desde esta interesante ficción histórica, el autor explora y describe el universo femenino ligado al régimen de Adolf Hitler (1889–1945).
En su debut, la directora Daniela Lanzara aborda el rol de las mujeres en los oscuros días del nazismo, sin prejuicios ni tabúes. Encarnado por Denise Arregui, Macla Yamada y Roberto Ruiz, el montaje propone un juego que trastoca a víctimas y victimarios de lugar a partir de personajes reales.
Un pequeño reparo es que, por su estilo confesional e íntimo, estos episodios propician escenas más dialogadas que actuadas. Ello no impide que el elenco se adapte a la multiplicidad de roles y esboce escenas intensas que a la dirección le cuesta sostener en la trilogía.
Denise Arregui
Sucede con “La inquietud de la señora Goebbels” que, aunque raye con un realismo difuso, se torne algo densa. En ella Magda Goebbels (acertada Arregui) y Victor Arlosoroff (Ruiz), un antiguo amante judío, se sumergen en una travesía nostálgica que no presagia su sombrío presente cuando ella no imaginaba ser la primera dama del Tercer Reich. En “La convicción de Irma Grese”, en cambio, la justicia se desdobla en dos planos
En uno sitúa a Grese (oportuna Yamada), asistente de Mengele en Auschwitz, frente a su verdugo Albert Pierrepoint (Ruiz, de una sólida presencia), mientras que en el otro los testimonios de Gisella Perl (Arregui) configuran los límites de un tribunal urgente e imperfecto.
“El dilema de Geli Raubal” es, sin duda, la más consolidada de la tríada. Ahí Yamada brilla desde el dolor de Geli con una actuación conmovedora que naufraga ante la frialdad de Angela Hitler (Arregui) y la impotencia de Emil Maurice, interpretado por Ruiz, que, como en las piezas anteriores, está preciso y afinado.
Roberto Ruiz y Macla Yamada
Lejos de insistir en los desvaríos nazi, el trazado psicológico de Lanzara analiza la relación entre el poder (político) y las acciones, buenas o malas, sin detenerse en el género. Tal examinación devela animadversiones, simpatías y un curioso brillo humano en sus desolados protagonistasLa escenografía es sobria, minimalista y suficiente. 
Los aspectos técnicos (iluminación y sonido) van acordes como el vestuario de época. En su primera puesta en escena fuera de Argentina, “Las mujeres de las nazis” denuncia el apetito de poder que convierte a seres civilizados en frágiles títeres: las víctimas de círculo nocivo.

FICHA ESCÉNICA
“Las mujeres de los nazis” de Héctor Lévy-Daniel
Directora: Daniela Lanzara.
Elenco: Denise Arregui, Roberto Ruiz y Macla Yamada.
Lugar: Centro Cultural El Olivar (Ca. La República 455, San Isidro)
Temporada: Del 03 de octubre al 01 de noviembre

lunes, 18 de diciembre de 2017

La escena del 2016

Tras siete años en la virtualidad, El escenario imaginado ha alcanzado situarse entre los blogs teatrales de referencia. Hace poco nuestro fanpage superó sus primeros 1000 seguidores y una buena forma de celebrarlo es compartir el esperado balance de artes escénicas 2016 esta vez, a menudo, presentado a inicios de año.
Ricky Tosso y Patricia Barreto en "¡Ay, amor!"
Dada la gran cantidad de puestas de una calidad y diversidad indudables revisaremos los trabajos más destacados reseñados en este blog. A inicios de año, “¡Ay, amor!”, un espectáculo de café–teatro y música en vivo, marcaría la despedida teatral de Ricky Tosso y afianzaría más a la talentosa Patricia Barreto. En este “montaje digno de nostálgicos”, el director Joaquín Vargas recreó los amores de antaño desde la inocencia de dos corazones en una ciudad que se abría al mundo. Meses después, Vargas volvería a la carga con “El montaplatos” del británico Harold Pinter. Una puesta con plausibles aciertos de dirección gracias al uso magistral de la intriga y la incomunicación dados en su dramaturgia.
Alberto Ísola y Óscar Meza en "Almacenados"
Con singular esfuerzo, Juanjo Espinoza y Fernando Luque brillaron en esta “trampa escénica para dos actores y una audiencia” basada en oscuros artilugios y una escenografía “invisible”. Los espectadores no pudieron sentirse defraudados: fue una obra nada complaciente o convencional. Hacia fines de año, se presentó uno de las mejores puestas de la temporada: “Almacenados”, ácida comedia del dramaturgo español David Desola con una solvente dirección de Marco Mühletaler. Esta sólida crítica al arbitrario sistema laboral reunió al, cada vez, más consolidado Óscar Meza y Alberto Ísola en una relación de aprendizaje solidaria y humana.
Mientras que, en “La muchacha de los libros usados”, fábula descarnada de Arístides Vargas, Mayella Lloclla brillaba por la rebeldía de un personaje bien conducido en escena por Mariana Palau. La puesta que dirige con visos alegóricos y minimalistas deslumbra por la riqueza emocional.
Lucía Irurita en "La estación de la viuda"
Por su dinámica y un elenco fraternal (David Carrillo, Adolfo Aguilar y Miguel Álvarez), “Cuerdas” dejó una fuerte huella. La certera dirección de Alejandro Pedemonte convirtió a la obra de la mexicana Bárbara Colio en un espejo de dolores silenciosos y familiares descrito sobre una escenografía minimalista e interactiva.
Y la primera actriz, Lucía Irurita, escogió una delicia costumbrista de Eugene Labiche para cerrar una impecable carrera actoral de más de cinco décadas. “La estación de la viuda”, una comedia–vodevil dirigida con frescura y acierto por Norma Berrade, dibujó sonrisas en medio de una nostalgia inesperada.

LOS NUEVOS AUTORES
En “Deshuesadero” la humanidad se descompone en grises retazos. Y es que Fernando Castro (y la producción de la Compañía de Teatro Físico) convirtieron el texto de Carlos Gonzales Villanueva –galardonada en el Festival Sala de Parto 2014– en un montaje sensorial, asombroso y vertiginoso.
"Deshuesadero"
El excelente trabajo de Diego Cabello y un elenco desinhibido (Telmo Arévalo, Leonor Estrada y Walter Ramírez, entre otros) aprovecharon el humor ácido, las imágenes escabrosas y sensuales, y los diálogos para construir una atmósfera macabra y obscena que sorprendió a propios y extraños.
En “Alter ego”, premiada en Sala de Parto 2014, Carlos Zarpán construyó una perspectiva sobre la identidad sexual a dos voces: un joven y su inseparable muñeco. El director Víctor E. Barco aprovechó muy bien a Paris Pesantes y Gonzalo Candela que, en escena, asoman sincronizados, risueños y valientes.
Las agudas parodias y herejías escénicas del perseverante César Vera van tomando su lugar en nuestras tablas. En “Cuaresma” sopesó ciertos dilemas espirituales a delirios terrenales desde una óptica imperfecta y humana. El montaje original y fresco de Fito Bustamante amagó con irreverencia una deuda movilizadora.
"Bajo la Batalla de Miraflores" 
Aunque reestrenada, “Bajo la batalla de Miraflores”, escrita y dirigida por Paola Vicente Chocano, es digna de comentario. Esta ucronía libre de chauvinismos se vale de un hecho real –la heroica resistencia de Lima– para desnudar la felonía engendrada en la guerra a través de un puesta intrigante que tuvo a Lilian Nieto, Dante del Águila y Angie Ruiz como emisarios de honor.

LA BENDITA COMEDIA
La última etapa de Plan 9 recordará siempre a David Carrillo y Federico Abrill, dupla que combinó experiencia y talento para concebir “Love and Chill”. Esta singular guía para enamoradizos del nuevo milenio fue una muestra de la calidad creativa, timing, y comedias inteligentes y reflexivas que se guardarán en la memoria de quienes extrañaremos el Teatro Larco.
Tirso Causillas comprobó que la hilaridad y el desenfado combinan bien en su dramaturgia. En “Como castigo por mis pecados” –merecido reestreno que Nani Pease dirigió con eficiencia– explotó las posibilidades del amor en una exorcizante terapia que conjuga al propio Causillas y su divertido elenco.
Alejandro Mansilla en "El León"
Inspirada en el inmortal personaje de Shakespeare, “Todas somos Julieta” fue una lúdica irreverencia de las que gusta escribir y dirigir Ricardo Morante. Sus protagonistas son un grupo de muchachas que irradian sus temores, pasiones y secretos en un despliegue coreográfico cuidado y honesto.
Desde el drama “El León”, obra del prolífico Juan Rivera Saavedra, descubrió la carpa de un circo de artistas angustiados. Con tino y solvencia, Miguel Torres delineó una desencantada historia sobre el frágil compromiso de los colegas de Pantalón, un noble payaso estupendamente interpretado por Alejandro Mansilla.

TIEMPO EN FAMILIA
Algunas funciones vespertinas fueron inolvidables. “Mariana y el señor Verde”, escrita por un novel Luis Eduardo Pérez–Albela, demostró que toda historia podría derivar en senderos inéditos y surreales. Vera Pérez Luna, Juan Gerardo Delgado, Jackie Vásquez, Miajil Garvich y Jeshua Falla –a las órdenes de la visionaria Claudia Rua– llevaron el texto a un resultado insospechadamente vibrante.
"Démeter y las cuatro estaciones" de Celeste Viale
Aunque parte de la mitología griega, “Démeter y las cuatro estaciones”, pieza adaptada con elegancia y frescura por Celeste Viale, sumerge al público en un mundo de sensaciones escénicamente atractivas y mágicas. La sobria dirección de Alberto Ísola se apoya en la grandilocuencia y fatalidad del imaginario helénico.
Su elenco lo ayuda significativamente. Steffani Rojas y Janncarlo Torrese –en los roles protagónicos– encarnan la lucha entre la libertad y el implacable destino entre matices, alegorías y una cuidadosa selección musical (Jorge Chiarella, maestro de fino oído) que caracterizan los montajes de Cola de Cometa y Aranwa Teatro.
"Mariana y el Señor Verde"
Gertrude. Una superheroína de nombre peculiar”, por su parte, desafió el universo de héroes y villanos en edad y género. Gina Yangali encarnó a una niña curiosa, valiente y soñadora con que las autoras y directoras Marianella Pantoja y Carla Valdivia salvaron una temporada colmada de imaginación y trabajo en equipo. Y, aunque estrenada en 2015, “El sótano encantado” volvió con fresca sensorial y, curiosamente, original aun cuando su trama era un collage de populares cuentos de hadas. Dirigida por David García Coll, la puesta da saltos irreverentes y libérrimos entre las “realidades” de la historia que explotan la performance con arrebatos bien pauteados de Fabiola Coloma, Tito Vega y Tomás Carreño.

¡QUÉ VIVA EL RIESGO!
Funcional o no, la experimentación es un saludable síntoma de nuestro teatro. “Tu voz persiste”, creación colectiva que despidió sus temporadas en 2016, reverberó desde los ecos infinitos de nuestro criollismo como un puente íntimo en la versátil Casa Recurso en Barranco.
"Tu voz persiste"
Fernando Castro trasladó la exploración de sentimientos impregnados en los valses de antaño hacia su elenco apasionado y afinado (Dusan Fung, Oscar Meza, Andrea Sarango y Pepa Duarte). Desde la Alianza Francesa “La humilde dinamita” es, sin duda, uno de los grandes montajes del año pasado nacido del ingenio inagotable de Marbe Marticorena. Esta pieza coreográfica revisa el terrorismo, la memoria y la armonía de lo andino, con un lenguaje equilibrado, rítmico y sensible, y memorables interpretaciones. Lilian Nieto, César Golac, Leslie Guillén dibujaron más que actuaciones notables: marcaron la escena con un dolor indeleble parido de la violencia.
"La humilde dinamita" de Marbe Marticorena
Otro reestreno, esta vez desde el Club de Teatro de Lima, “remeció” la escena (platea incluida) a su modo. “La niña se mató y punto”, celebrada adaptación de Paco Caparó sobre “La chiquilina se mató y ya está” de la uruguaya Teresa Acosta, desplegó aires de intriga. Caparó encontró una atmósfera predilecta: una tragicomedia social y pertinente que, sobre la caja negra, exploró las posibilidades lúdicas y macabras de su historia con el sombrío elenco de El Sótano. En una aproximación a las artes circense “voló” a escena “Vaivén”.
A través de silencios expresivos y una milimétrica precisión, el director Diego Gargurevich construye un montaje acrobático y evocador que no sólo divierte o impresiona, sino que refleja el sacrifico de sus artífices. Una perfecta muestra de trabajo en equipo que destila compenetración, concentración y destreza fusionada a la poética teatral y corporal.
"Vaivén"
Aunque sutil y discreta, “Nunca llueve en Lima” de Gonzalo Rodríguez Risco trajo al Teatro Británico los riesgos de una improductiva añoranza política colada en vida. Una alicaída familia que, a nivel macro, podría ser nuestra república, vive estancada en recuerdos que la dirección de Alberto Ísola no pudo conjurar del todo. Aun así, la severidad de Carlos Tuccio, los arrebatos de Lucho Cáceres y la fortaleza de Patricia Barreto lograron brillar. 
El mismo caso se aplica para la dupla Renato Rueda y Fernando Luque en el inspirado montaje que Soma Teatro hizo de “Los Justos” del francés Albert Camus. En esa senda, transitó “Kamasutra”, creación construida como un juego colectivo llamado ecriture de plateau (escritura de escenario) que dirige, entre más riesgos que aciertos, el francés Gilbert Rouvière y un elenco que no pierde vigor de inicio a fin, aunque el resultado final se desdibuje por decisiones ajenas a su concepto inicial. Un año de altas y bajas que, a pesar de todo, seduce a nuevos y viejos teatreros.

domingo, 17 de diciembre de 2017

Miedos cibernéticos

Los reencuentros suelen esconder inesperados desenlaces o sombríos secretos. Los protagonistas de “Taller de reparaciones” no escapan a esta lógica ahora que son unos entrañables treintones que intentan insertarse en una civilización modernizada, irónicamente salvaje e indiferente.
"Taller de reparaciones" de John Pollono
A través de estos personajes arquetípicos, la curiosa adaptación realizada por Diego Lombardi de “Small Engine Repair” (2012) del estadounidense John Pollono (Nueva York, 1972), desafiará los prejuicios y estereotipos que justifican algún tipo de agresión o intolerancia. Bajo la dirección de Lombardi, la puesta explora los niveles de violencia (y sus consecuencias) alcanzados por una comunidad inmersa en “selfies” y redes virtuales. A pesar de los eventos ajenos al montaje*, este sesudo y oportuno trabajo cierra una brillante temporada para Break Producciones
No hacen falta detallar demasiado para advertir el peso de la violencia en la trama. Eso explicaría por qué el vehemente Frankie (un rol explosivo de Oscar López Arias), el decidido dueño de la mecánica, se quiebra cuando asoma la relación enfermiza que mantiene con su ex esposa.
Murray (Joaquín de Orbegoso) y
Frankie (Óscar López Arias)
Si bien el inmaduro Murray (fresco y juvenil Joaquín de Orbegoso) disfruta de fugaces amoríos, su vida cobra “mayor sentido” al fastidiar a Packie (irreverente Daniel Neuman), el tercero de los amigos que a su edad no posee aspiración concreta ni parece haber desarrollado cierta madurezVistos así, los tres amigos son víctimas de un sistema incomprendido que suele rezagar a unos sin contemplaciones. El contrapunto llega con Chad (Gabriel Gil, de rebuscada presencia), un sofisticado veinteañero que sin mayor esfuerzo marcará un abismo entre ambas generaciones.
La historia es tan redonda que su resolución es un ardid perfectamente alineado a este sistema. A pesar del respeto excesivo por el libreto original (muletillas que podrían suprimirse y el uso de locaciones foráneas), Lombardi acierta al impregnar un cariz psicológico y cómico a su historia con equilibrio y buen ritmo en toda la puesta.
Chad (Gabriel Gil)
Su elenco supera los clichés (excéntricos o machistas) para entregar un trabajo natural, verosímil y, en especial, presto a solucionar imprevistos en función. La escenografía es realista y marca dos ambientes (el taller y un recibidor) por los que se distribuye las escenas fluidamenteEl vestuario encaja con el estilo de los protagonistas, mientras que el sonido y luces inciden sin tanto aspaviento. Aunque “Taller de reparaciones” intente componer vidas en un escenario de pasiones avivadas, su finalidad parece, más bien, el de un centro de diagnóstico sobre el grave desfase –empático, solidario y emocional– que etiqueta (o taggea) a las nuevas generaciones sin que eso asombre.
Nota: La función reseñada tuvo al elenco original de la obra. Posteriormente se incorporó Micky Moreno en el rol de Packie.

FICHA ESCÉNICA
“Taller de reparaciones” de John Pollono
Dirección: Diego Lombardi
Elenco: Oscar López Arias, Joaquín de Orbegoso, Daniel Neuman y Gabriel Gil
Lugar: Centro Cultural Ricardo Palma (Av. Larco 770, Miraflores)
Temporada: Del 17 de noviembre al 17 de diciembre
Funciones: De jueves a domingo a las 8pm
Un montaje de Break Producciones

martes, 5 de diciembre de 2017

Almas gemelas

Ninguna relación parece salvarse de la rutina. Detrás de un nuevo inicio o una desoladora ruptura subyace un ciclo de ebullición y desgaste. La ópera prima de Ignacio Bresso y Sofía González Gil, “Así de simple, aborda este inevitable tópico bajo una mirada casi sicoanalítica y con pizcas de humor y desenfado.
Cheli Gonzales, Valentín Prado, Mónica Ross,
Micky Moreno, Mariajosé Vega y Paris Pesantes 
Esta comedia romántica –un drama amoroso, quizá– no se centra en los dilemas de una pareja promedio, sino que la explora a un nivel más introspectivo. Un efecto logrado a través de los saltos de tiempo y un recurso de notable teatralidad que revela las múltiples perspectivas de los protagonistas en simultáneo. Tras obtener el “Premio del Público” en el XV Festival Saliendo de la Caja, la puesta ha mudado sus enredos al Teatro de Lucía. Con una lograda dirección de Yanira Dávila y un elenco dispuesto a encarnar los entreveros racionales y pasionales, “Así de simple” es disfrutable.
"Así de simple"
La historia inicia cuando Joaquín y Clara (Mónica Ross - Micky Moreno) están a punto de dejar el departamento en que habían vivido. La narración fragmentada saltará hacia diferentes momentos de la relación: el affaire inicial, el enamoramiento, la costumbre, la decadencia o la ruptura.
A esta mixtura temporal, se añade un paralelismo extraído de las teorías de Sigmund Freud (1856–1939). La pareja se expresará a través del ELLO (básico e instintivo) y el SÚPER YO (condicionado al aprendizaje social) dejando al YO (el mediador en asedio constante entre ambos) en más de una disyuntivaSalvo ligeros desfases, este artilugio se adhiere con naturalidad a los diálogos, y define planos reales y ficticios precisos. En escena se aprecia quiénes representan la pareja real y quiénes la manifestación más mesurada (Mariajosé Vega y Paris Pesantes) o más libérrima (Cheli Gonzales - Valentín Prado) en duplas lúdicas y sincronizadas.
Clara 3 (Cheli Gonzales) y
Joaquín 3 (Valentín Prado)
La intensa negociación entre lo real y lo inconsciente acierta con el tono de comedia, sin que ello impida sentir nostalgia en otras escenas. En medio de actuaciones equilibradas, Vega y Prado componen, quizá, los roles más sólidos al servicio de las “perspectivas instantáneas”. Lejos de ciertos clichés en algunos personajes, la gestualidad (miradas, expresiones faciales o posición de las manos) de los “otros yo” resulta crucial. La dirección de Dávila lo aprovecha para graficar las decisiones de Joaquín o Clara sin marcar una guerra sexista en escena. A pesar de la escenografía realista–doméstica, las figuras de origami que colgaban del techo añaden un simbolismo delicado de comienzos y despedidas. En su caprichosa y desconcertante propuesta, Así de simple” traza los laberintos circulares que recorren dos corazones que no esperan encontrar el final.

FICHA ESCÉNICA
Así de simple” de Ignacio Bresso y Sofía González Gil
Dirección: Yanira Dávila
Elenco: Cheli Gonzales, Micky Moreno, Paris Pesantes, Valentín Prado, Mónica Ross y Mariajosé Vega.
Productora: Daniela Mendiola
Funciones: Martes y miércoles a las 8pm
La temporada culmina el miércoles 06 de diciembre
Lugar: Teatro de Lucía (Ca. Bellavista 512, Miraflores)
Más información en la página de la obra

viernes, 1 de diciembre de 2017

Esquinas peligrosas

La pobreza y la desesperación confluyen en “Dos perdidos en una noche sucia” (“Dois perdidos numa noite suja”, en portugués). La obra escrita por el brasilero Plínio Marcos de Santos (1935–1999), sitúa a dos jóvenes en una balanza más proclive a riesgos insensatos que chances de un futuro digno.
"Dos perdidos en una noche sucia"
de Plínio Marcos
Publicada en 1966, durante la dictadura militar de Edmundo Branco (1964–1985) y la agresiva expansión de las “favelas”, esta pieza teatral de cruda mirada social lacera por su vigencia. Medio siglo después el sistema continúa engendrando supervivientes a diestra y siniestra bajo una lógica nefasta de acción y omisión. Tras algunos montajes recientes en tablas limeñas en 2016, Soma Teatro añade una propuesta plausible, descarnada y humana. 
Apoyado en una traducción limpia y una inmejorable adaptación del dramaturgo Daniel Amaru Silva, el montaje que dirige con acierto Rodrigo Chávez golpea por su vehemencia y cercanía.
Toño (Alaín Salinas) y Paco (Gianfranco Cruzado) son “falsificadores” de focos enclaustrados en un pequeño conteiner. Envueltos en una convivencia de sueños y carencias comunes, ambos jóvenes irán forjando una amistad marcada por pugnas de poder, defensa mutua ante la opresión externa (amenazas) y dicotomías que se sucederán a lo largo de la puesta.
Paco (Gianfranco Cruzado)
y Toño (Alaín Salinas)
La más llamativa son los dos tipos de marginalidad que encarnan los protagonistas. Una oficial/rural en el personaje de Salinas: un escrupuloso y adusto ex militar atormentado por su pasado; y otra emergente/urbana en el rapero callejero –que compone Cruzado con carisma y frescura– cuyas letras esperanzadoras son un desfogue de vida. Los diálogos estridentes de “Dos perdidos en una noche sucia” arrastran, en sus resentimientos, abusos (o vivezas) y prejuicios, un poco de nuestra idiosincrasia. Esta batalla de argumentos y la interacción más cerebral que física (o gestual) sostendrán la tensión de la obra mientras se relativiza lo moral, legal o pragmático.
La dirección añade una atmósfera asfixiante e inquietante. Chávez sitúa a su elenco en una reducida esquina para establecer desde ahí un milimétrico debate sobre el inquebrantable deseo de superación y el libre albedrío desde una perspectiva de esclavitud moderna.
Una puesta de Soma Teatro 
Esta alusión trágicamente recordada por una noticia dio pie a que Silva trastoque adecuadamente el texto e inserte –sin perder el sentido de la dramaturgia original– a sus personajes marginales en el drama de quienes laboran en condiciones infrahumanas en una ciudad como Lima. La utilería aporta un protagonismo metafóricamente silente: los zapatos son el camino hacia una vida mejor, el revólver asigna quién detenta el poder, la banca es lugar para negociar una esperanza... “Dos perdidos en una noche sucia” calcula en las decisiones –a veces, apremiantes e inevitables– el alto precio que pagar para escapar de un sistema que consume los sueños.

FICHA ESCÉNICA
“Dos perdidos en una noche sucia” de Plínio Marcos
Proyecto Final de Artes Escénicas de Gianfranco Cruzado
Dirección: Rodrigo Chávez
Versión y traducción: Daniel Amaru Silva
Elenco: Alaín Salinas y Gianfranco Cruzado
Lugar: La Casa Recurso (Jr. San Antonio 203, Barranco)
Temporada: Del 17 de noviembre al 3 de diciembre
Las funciones son los viernes, sábados y domingos a las 8:30pm
Una producción de Soma Teatro