lunes, 28 de diciembre de 2015

El jardín secreto

A un año de su partida, la voz de SaraJoffré (1935–2014) persiste en la memoria. Más por terquedad que por simpatía, diría, y soltaría una carcajada. En sus piezas, escritas con auténtica irreverencia y disconformidad, pueden rastrearse posturas libertarias y un desapego a las convenciones creativas.
Las dos Mónica (Ximena Arroyo y
Jamil Luzuriaga)
En el jardín de Mónica” (1961), uno de sus textos más icónicos, es un ejemplo notable y cabal. Lejos de fugaces nostalgias, Joffré utiliza una mirada “plena y vital” –presente a toda edad– para esquivar los cabes trazados en la realidad. Sus armas son infinitas: la fantasía, libertad e ilusión.
Desde la Asociación de Artistas Aficionados (AAA), un bastión de resistencia escénica que solía visitar Joffré, la puesta cobra un cariz íntimo. No solo por la presencia del director Omar del Águila o Ximena Arroyo, amigos de la autora, sino por revalorar su mensaje valiente en un mundo pusilánime.

UNA NIÑA GRANDE
En medio de acotaciones laxas, aparece Mónica (la lúdica y convincente Arroyo), una niña sin edad que sufre el rigor de la vida. Para huir de ese mundo hostil, se refugia en un paraje abandonado en el que conoce a otros seres tan solitarios como ella. La energía y versatilidad de Arroyo para construir su personaje combinan a la perfección.
La Niña (Ana Santa Cruz)
Junto a ella, los gráciles niños (Ana Santa Cruz y Sergio Ota) merodean este mundo mágico irrumpido por voces de la realidad
El buen trabajo de ambos basta para recrear un cuento de hadas… con desencanto. La presencia del “Alter Ego” de Mónica (acertada Jamil Luzuriaga) adiciona simpatía, locura y encanto primaveral al montaje.
La cuidadosa perspectiva de Omar del Águila parece orientar el montaje hacia un universo infantil, pero sin ser excluyente. Quizá, sea así porque los personajes denuncian su fragilidad entre juegos y comentarios, mientras la puesta transmite alegría, asombro, tristeza o ternura.

PATIO DE ENSUEÑO
Con una escenografía rebosante y preciosista, el trabajo es un deleite para los sentidos. El vestuario (mérito de Carolina Rieckhorf) y los incontables detalles son aprovechados por sus texturas, colores y formas para esbozar un maravilloso terreno para soñar, aunque su apariencia podría distraer.
El Niño (Sergio Ota)
Al rescate salen los diálogos de “En el jardín de Mónica”, que aportan una riqueza sensorial –sonora y visual– por su lirismo vivaz y onírico. Incluso, las acotaciones son una delicia por el humor desenfadado de Joffré, lo que ha generado varias reposiciones desde 2009. 
Este año hubo dos, incluido este montaje. Con osadía y soltura, esta versión es más que un silencioso reconocimiento  póstumo a la dramaturga. 
Explorar sus senderos de infinitas posibilidades es aventurarse por una de las mentes más lúcidas del teatro peruano. Desde Mónica, “una niña que podría tener hasta ochenta años, que es la máxima edad que puede tenerse”, como dice en su prólogo cual presagio cumplido, pervive la voz eterna de Sara.

Créditos de fotos: En el jardín de Mónica

FICHA ESCÉNICA
Dirección: Omar del Águila
Elenco: Ximena Arroyo, Ana Santa Cruz, Jamil Luzuriaga y Sergio Ota
Diseño de vestuario: Carolina Rieckhorf
Lugar: Asociación de Artistas Aficionados (Jr. Ica 323, Lima)
Temporada: 20 21, 22, 27, 28 y 29 de noviembre de 2015
Una producción de la Asociación de Artistas Aficionados
Más información en el fanpage de la obra

viernes, 25 de diciembre de 2015

Espectros y aparecidos

El teatro ha explorado el terror desde la fascinación. A pesar de la ventaja de la literatura y el cine –cuyo lenguaje estético y visual domina este campo–, los montajes escénicos han examinado la naturaleza psicológica detrás de un buen susto. La clave mezcla ingenio, innovación y complicidad.
Mario Velásquez
Sin esa oscura filosofía, el “Circo de los Horrores”, los paseos por “casas malditas” o “campamentos zombis” y otros espectáculos no gozarían de gran popularidad
“Historias de fantasmas” (“Ghost Stories”), una sombría producción estrenada en 2010 en Inglaterra, puede situarse en esa línea creativa. Desde entonces la pieza de Jeremy Dyson y Andy Nyman ha aterrorizado a más de 350 mil espectadores en varias temporadas. Hasta hace pocas semanas, el inusual montaje de una hora y media recaló en el agradable Teatro Pirandello de Santa Beatriz de mano de Los Productores.

LA ÚLTIMA NOCHE
Tras llamativas advertencias –escenas de extremo impacto y tensión y no ser apta para menores de 14 años–, “Historias de fantasmas” apela al asombro de lo desconocido. Lograrlo implica verosimilitud, la cual depende de dos factores: la trama expuesta y la creación de atmósferas.
Renato Rueda
El primer eje funciona: los relatos paranormales se desprenden de extraños casos reales en una conferencia dictada por un experto en parapsicología (Gonzalo Molina). 
Estas evidencias listadas en scienceofghost.com incluyen testimonios y fotos que concitan la intriga y atención del públicoAmbos efectos (el segundo eje) se articulan bien con las locaciones: un depósito abandonado –un versátil y sincronizado escenario–, una carretera solitaria o la habitación de un bebé… A partir de aquí el montaje pierde teatralidad debido a los recursos (estruendos y apagones delatores) del cine de terror.

PUESTA SINGULAR
La dirección de Rómulo Assereto es bastante cuidada. Aborda la franquicia con dinamismo ayudado por un elenco acertado y efectos precisos. El trabajo de Mario Velásquez y algunos matices de Rodrigo Sánchez Patiño sostienen las atmósferas en un par de las cortas historias.
Rodrigo Sánchez Patiño y Gonzalo Molina
Renato Rueda, Gean Pool Uceda y Daniel Cano, de buenos desempeños, logran acentuar otros momentos de desesperación, temor o inquietud psicológica
Y, aunque el cierre de la historia ofrezca un giro inesperado, hacia el final el montaje logra comportarse como una espeluznante cinta en esencia.
Ello no desmerece a “Historias de fantasmas”. Su sutil riesgo y apuesta por un formato de terror –con calidad de espectáculo– propician la curiosidad por el universo de obras misteriosas o fantásticas bajo una mirada sorpresiva y reveladora. Y nada es más revelador que el humano asombro por lo inexplicable.

Crédito de fotos: Los Productores

FICHA ESCÉNICA
“Historias de fantasmas”, de Jeremy Dyson y Andy Nyman
Dirección: Rómulo Assereto
Elenco: Gonzalo Molina, Mario Velásquez, Rodrigo Sánchez Patiño, Renato Rueda, Gean Pool Uceda y Daniel Cano
Lugar: Teatro Pirandello (Cdra. 10 de Av. Petit Thouars, Lima)
Temporada: Desde el 15 de octubre al 13 de diciembre de 2015

domingo, 20 de diciembre de 2015

Miradas imperturbables

La presencia de un paciente ha despertado la intriga en un centro psiquiátrico. Sus desconcertantes respuestas no encajan en diagnósticos clínicos comunes sino que, por el contrario, causan asombro por su aparente normalidad. Ni la ciencia más rigurosa de la Tierra podría con este caso. O quizá sí.
Rantés (Santiago Magill)
Esta extraña premisa inspiró a “Hombre mirando al sudeste” (1986), película de Eliseo Subiela (Buenos Aires, 1944). Luego de la controversia con el filme K–Pax (2001), el guionista argentino adaptó su historia al teatro. Un buen texto convertido en un sesudo montaje en manos de Nadine Vallejo.
La directora juega y potencia una puesta entre la lógica establecida y una más exógena: de mundos posibles. El Museo de Arte de Lima (MALI) trastoca en un refugio de emisarios siderales cuyos mensajes describen órbitas acompañadas de enigmas profundos. La razón entra en conflicto.

VIAJAEROS ESPACIALES
El extraño interno afirma haber venido de un planeta lejano y llamarse Rantés (Santiago Magill disciplinado y deslumbrante). Verlo desafiante e imponente –a pesar de su delgadez– inquieta con su enigmático discurso mesiánico. A su lado, Ricky Tosso logra construir un solvente contrapunto.
Rantés (Magill) y un interno (Casella)
A pesar de las licencias cómicas que destila, logra un personaje equilibrado como Julio Denis, el siquiatra y único amigo de Rantés
La dupla Magill y Tosso contribuye a tejer una trama inexplicable con posturas lógicas para cada uno, silencios precisos, miradas elocuentes y una tensión continua.
Ambos dibujarán trincheras de verdades relativas entre la habitual cordura y la aparente locura. ¿Y si lo aceptado socialmente como real por la costumbre de los siglos es una arcaica mentira? En “Hombre mirando al sudeste” encontrar una postura cómoda pondrá a prueba al espectador.

MUNDOS CONFUSOS
De otro lado, la acertada aparición de una compañera de Rantés (una aceptable Anneliese Fiedler) y uno de los pacientes del manicomio (un correcto Carlos Casella) aportan verosimilitud y dinamismo. La puesta en escena capta suficiente interés aunque solo el deleite dure una hora y media.
Escena de "Hombre mirando al sudeste"
Pronto, el misterio que acompaña a Rantés hace que las respuestas yazcan en una galaxia de temores lejanos
Con buen diseño de iluminación y una escenografía de estética fría, Vallejo delinea escenarios para cazar certezas en un consultorio, una sala de conciertos o un patio solitario.
Pero hay un gran obstáculo: las interrogantes que flotan en “Hombre mirando al sudeste” parecen señales del infinito. Allá donde Rantés perdía su mirada en un éxtasis sideral, una desorientada Humanidad contempla la bóveda celeste como si residiera ahí las verdades que expliquen los destinos más terrenos.

Crédito de fotos: Hombre mirando al sudeste

Ficha escénica
Hombre mirando al sudeste”, de Eliseo Subiela
Dirección: Nadine Vallejo / Asistencia: Juan José Espinoza
Elenco: Ricky Tosso, Santiago Magill, Anneliese Fiedler y Carlos Casella
Diseño de escenografía, vestuario y luces: Juan Sebastián Domínguez
Composición musical: Iván Lorenzana
Lugar: Museo de Arte de Lima – MALI (Paseo Colón 125, Lima)
Temporada: Del 4 de setiembre al 26 de octubre de 2015
Funciones: Viernes, sábados y lunes a las 8pm / Domingos a las 7pm
Producción: Ana Celia Salazar y Silvia La Torre
Información adicional en la página de la obra

sábado, 12 de diciembre de 2015

El escape perfecto

A veces la vida trae visitas inesperadas. Recuerdos que escarban en el pasado para rescatar los trozos de una existencia inconclusa. En “Salir, revelador texto de Daniel Amaru Silva, sus personajes enfrentan las decisiones que doblegaron su ímpetu hasta convertirse en escapistas profesionales.
Elenco de "Salir"
Pero escapar ileso es difícil. Entre desvaríos y momentos de desencanto, la vida siempre buscará saldar las viejas deudas. Esta es una de las líneas de esta obra que ha sido pulida con esmero desde su primer borrador, cuando fuera seleccionada en el I Festival de Dramaturgia Sala de Parto (2013)Rodrigo Chávez y Amaru Silva –dupla de jóvenes directores que han entregado logrados montajes desde Soma Teatroaprovechan un texto redondo bajo una dirección sobria y dinámica. Como con “Presunto culpable” o “Metamorfosis”, esta pieza alcanza elogios por su original puesta en escena.

HISTORIAS PARALELAS
La vaga comodidad de los finales abiertos le ha valido a Alonso (sólido y logrado papel de Carlos Mesta) una exitosa carrera literaria. Sus libros describen la esencia de su vida: elecciones esquivas que determinaron su identidad o felicidad: su vocación de escritor o el amor de su vida fueron producto del azar.
Alonso (Carlos Mesta)
Esas casualidades han definido su relación con la grácil Mapi (sólido trabajo de Ebelin Ortiz) y con su mejor amigo Sebastián (Nicolás Fantinato, tan tierno y entrañable).
Recluido en un hospital por una curiosa circunstancia (sus débiles costillas), el escritor se enfrenta al epílogo que jamás quiso escribirEn torno a ellos orbitan dos plausibles dicotomías: Madre / Padre y Enfermero / Doctora. Alexa Centurión y Oscar Meza, una dupla funcional y coherente, sostienen ambos roles. Centurión aporta un dramatismo a sus huidizos roles, mientras que Meza resuelve su personaje con gracia natural y carisma.

DOLORES Y AUSENCIAS
Los personajes de Daniel Amaru son carentes y, en esencia, solitarios. Verlos situados en una inteligente disposición de sillas y el pulcro escenario (apenas unos biombos) crea un vínculo visual bastante fuerte con los espectadores. Este recurso sitúa al público como un observador inquieto, nada pasivo.
Rodrigo Chávez y Daniel Amaru Silva
Las miradas directas intensifican el drama. 
Los giros y el cariz de las actuaciones dibujan las atmósferas precisas: un diálogo sutil, la pugna entre el pasado y el presente, una confesión juvenil o el desencuentro de los padres. La puesta no defrauda, a pesar de una desconcertante voz en off.
Internarse en “Salir” es trazar una honesta ruta –con atajos marcados por derrotas y alejamientos– hacia uno mismo. Este esfuerzo conjunto (Soma Teatro y Sala de Parto) revela la magnitud de las decisiones que uno toma o deja pasar cuando se ha llegado al final del camino.

Crédito de fotos: Soma Teatro

FICHA ESCÉNICA
Salir”, de Daniel Amaru Silva
Dirección: Daniel Amaru Silva y Rodrigo Chávez
Elenco: Carlos Mesta, Ebelin Ortiz, Nicolás Fantinato, Oscar Meza y Alexa Centurión
Lugar: Alianza Francesa (Av. Arequipa 4595, Miraflores)
Las funciones van de jueves a lunes a las 8pm
Temporada: Del 19 de noviembre al 14 de diciembre
Más información en el evento
Una producción de Sala de Parto y Soma Teatro

lunes, 7 de diciembre de 2015

Intereses corruptos

Nada es gratuito en política. Ni sus intrigas, venganzas o aparentes méritos. Ya sea desde la carrera más intachable hasta las más mediocres y oportunistas candidaturas, todas conviven bajo el manto de la sospecha. Como lo apreciado enAnomia”, un logrado texto del español Eugenio Amaya
Encuentro de Carmen (Claudia Bérninzon)
y Matías (Juanjo Espinoza)
La historia, un nuevo riesgo de Panparamayo, se inmiscuye en los recovecos oscuros de un partido político ficticio afincado en una provincia cualquiera. Con agudo ingenio y afilado cinismo, se abordan los entretelones de esta peculiar agrupación con miras a una futura elecciónSerá inevitable tropezar con incontables paralelismos descritos por el autor. Ese insumo es capitalizado con mordacidad y desenfado por su director Daniel Neuman. Su hábil mirada para encontrar humanidad en la política marcó su aplaudido debut y dejó un certero mensaje para el futuro elector.

REPARTIJA ESCÉNICA
El detonante es Puerta Dorada, un inminente escándalo que compromete a esta cúpula partidaria. Evitarlo implicará convencer a que Carmen (una comprometida y calculadora Claudia Bérninzon) una de sus militantes estrellas, renuncie. La situación revelará negociaciones tan viles como sus personajes.
El alcalde Nicolás (Sandro Latorre)
Por si fuera poco, el destino de la implicada se decide en el desván de una decadente casona. 
Por ahí desfila el joven Matías (logrado trabajo de Juanjo Espinoza), secretario de organización, con una personalidad bienintencionada y arribistaO el alcalde Nicolás Gutiérrez (excéntrico y perfecto Sandro Latorre), cuya lucidez despega con cada copa que “bebe” en escena. Entre estos antihéroes, destaca Ignacio (Carlos Victoria, en una faceta elegante y desafiante), como hombre fuerte del partido, quien reluce por su frialdad  casi gansteril
Ante ellos, rninzon no se amilana, sino que transita entre la sutileza y la ferocidad para sobrevivir en esa jungla. Incluso, cuando su esposo Arturo (un solvente Paco Solís Fúster, a pesar de su breve aparición) es utilizado como un recurso para lograr su declinación. El final es completo.

CIENCIA INEXACTA
En “Anomia” las casualidades no existen. Con tales antihéroes –identificados rápidamente por el imaginario popular–, la puesta sacude el criterio común. Las referencias partidistas y la coyuntura electoral orquestan una sinfonía capaz de inquietar a su selecto público (15 personas por función).
Ignacio (Carlos Victoria) y Arturo (Paco Solís Fúster) 
Un efecto catalizador en cada lugar en donde prosperen los vicios del sistema político
“La codicia, la falta de escrúpulos, los mecanismos que convierten a nuestros representantes en carne de soborno son el pan de cada día”, como describe ciertamente Amaya en el programa de mano. En manos de un agudo observador como Neuman y el vigente texto del autor español, Anomia alcanza algo más que una fugaz desilusión. Circunscribe al teatro como un deber cívico –tan poderoso como el sufragio– al consolidar un comprometido montaje que podría dar alguna luz en las próximas tinieblas electorales.

Crédito de fotos: Eric Balon / Lima  Vaga

FICHA ESCÉNICA
Anomia”, de Eugenio Amaya
Dirección: Daniel Neuman
Elenco: Carlos Victoria, Claudia Bérninzon, Sandro La Torre, Juanjo Espinoza y Paco Solís Fúster
Las funciones son los martes y miércoles a las 8pm
La temporada va del 10 de noviembre al 16 de diciembre
Lugar: Casa Panparamayo (Barranco. Dirección exacta al hacer la reserva)
Reservas e informes: mimascara@gmail.com
Entrada General (S/. 40) y estudiantes y jubilados (S/. 30)
Una producción de Panparamayo