jueves, 24 de mayo de 2018

La conquista peruana

Luego de su primer despegue, “Astronautas” (2011) aterriza nuevamente en las fibras de nuestro imaginario con buenas dosis de ilusión, emoción e imaginación. La travesía de tres peruanos por el espacio se ha convertido en una metáfora sublime sobre la unidad como motor para alcanzar los sueños.
Óscar Meza, Eduardo Camino y Manuel Gold
en "Astronautas"
Ambientada en la carrera espacial de los años sesenta y el inicio del gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, esta odisea aprovecha su trasfondo histórico para recrear una realidad lúdica y funcional. La idea original corresponde a Jorge Castro –quien, además, la dirige–, Mateo Chiarella, Héctor Gálvez, Gino Luque y Gerardo Ruiz Miñán.
Desde esta “épica peruana”, el director avizora un tema pendiente: ¿es posible trazarse metas como nación sin consolidar nuestra identidad? Su visión, distante de vanos chovinismos, presenta una propuesta de estética cuidadosa y equilibrada; y temporalmente coherente. La tripulación elegida para este proyecto clasificado la integran un piloto de la FAP (Eduardo Camino), un comando entrenado en situaciones de supervivencia (Óscar Meza) y un experto en astrofísica (Manuel Gold), apodados “convenientemente” Ayar Manco, Ayar Uchu y Ayar Cachi.
"Astronautas"
La convivencia de estos disímiles personajes será crucial para el desarrollo y éxito de la misión. Camino lidera al equipo con frialdad marcial; Meza aborda con arraigo y originalidad su papel –tal como hiciera Pietro Sibille en la primera versión­–; y desde la comedia, Gold compone un contrapunto divertido: un genio inadaptado que finalmente encaja. Aquí “Astronautas” adquiere una dimensión alegórica: consolidar la unidad de equipo –la nación– es la verdadera hazaña. Un anhelo que involucra los valores (compañerismo y esfuerzo) y antivalores (desprecio y racismo) de nuestra idiosincrasia y que los protagonistas consiguen al cuestionar las cadenas de mando, los estamentos y los prejuicios sociales.
Técnicamente, la puesta no defrauda. Los ocasos fluyen entre fulgores estelares, la música –evocadoras pistas como “Los aretes que le faltan a la luna”– y los efectos se adhieren fácilmente al montaje, mientras los videos aportan verosimilitud testimonial.
Ayar Uchu (Meza), Ayar Marco (Camino) y
Ayar Cachi (Gold) sobre la luna
Los elementos –estructuras metálicas– añaden sobriedad y futurismo. A pesar de estos aciertos, la puesta se torna fatigosa durante el segundo acto. La minuciosidad por contar la travesía al detalle juega en contra, pero es compensado por el tono épico que imprime la dirección y un elenco que apuesta por la ficción con los pies puestos en la tierra. En su camino al espacio, los tripulantes del “Tumi II”, el transbordador peruano de bajo presupuesto, descubren, a modo de ensayo y error, cómo las diferencias humanas pueden crear una fuerza capaz de cambiar el mundo conocido y, por qué no, desafiar los vastos confines del Universo.

FICHA ESCÉNICA
“Astronautas” de Jorge Castro, Mateo Chiarella, Héctor Gálvez, Gino Luque y Gerardo Ruiz Miñán
Dirección: Jorge Castro
Elenco: Eduardo Camino, Manuel Gold y Óscar Meza.
Funciones: Jueves, viernes, sábados y lunes a las 8:30pm / Domingos 7pm
Temporada: Del 21 de abril al 28 de mayo de 2018.
Lugar: Teatro de la Universidad del Pacífico (Jr. Sánchez Cerro 2121, Jesús María)
Entradas: S/. 50 (general) y S/. 25 (Estudiantes y jubilados). Lunes populares: S/. 35

jueves, 17 de mayo de 2018

Sueños de libertad

Huyendo de la persecución nazi, siete judíos lograron ocultarse en los altos de un almacén de Ámsterdam. Era 1942 y desde aquel refugio de apenas 45 metros cuadrados; una niña de 14 años hacía frente a una devastadora guerra con una libreta y un bolígrafo.
Peter (Martín Velásquez) y Ana (Patricia Barreto)
en el "Anexo secreto"
Las frustraciones y esperanzas vividas en ese ático inspiraron “El diario de Ana Frank”, best-seller convertido luego en pieza teatral por Frances Goodricth y Albert Hackett. 
Dirigida por Joaquín Vargas Acosta, la obra llega a nuestra escena como un desafío asumido con suficiente aplomo y rigor, sin caer en los espejismos de los mártires. Con notable acierto, el director confía esta solitaria tarea a Patricia Barreto, a quien ya había dirigido en “Piaf” (2015) de Pam Gems. Durante las próximas dos horas, Ana y los otros refugiados del “Anexo secreto” resistirán a sus propios miedos y el asedio de un holocausto.
Con estos elementos y la asfixiante tensión del libreto, el director sitúa a sus personajes en una trinchera inestable. Las condiciones estrictas de convivencia –como guardar silencio por horas o caminar sin zapatos– llevarán la tolerancia  y anhelos colectivos al límite.
Los escondidos y los protectores
Otto Frank (un mesurado Gerardo García Frkovich) y su familia deberán lidiar con los “exquisitos” Van Pels (Ricardo Goldenberg y Lilian Nieto, como una pareja plausible), su hijo Peter (Martín Velásquez) y el dentista Fritz Pfeffer (bien resuelto por David Carrillo). Entre esa legión de adultos resignados, Ana brilla como una soñadora incomprendida.
Barreto trasciende como eje emocional de la historia con un personaje genuino, entrañable y atrevido. Su espíritu desafía al poder fáctico y cuestiona los paradigmas tradicionales de la mujer, lo que la enfrentará a su madre Edith y su hermana Margot (Magali Bolívar y Laura Adrianzén) en contrapuntos bien logrados.
Aunque circunstancial, la presencia de “los protectores” Miep Gies y Jan Kraler (Minou Adolph y Gonzalo Tuesta) impregna de fugaz esperanza a la estancia. Esta aparente paz será interrumpida a menudo por alarmas y estallidos que acrecientan la atmósfera de zozobra.
Los Frank (Laura Adrianzén, Gerardo García Frkovich,
Magali Bolívar y Patricia Barreto
La sobria combinación de secuencias audiovisuales (videos y grabaciones) dosifica la intensidad y contextualiza la convivencia. Un detalle trabajado, además, con esmero por la utilería y el vestuario. 
Y, ayudada por una precisa iluminación, la escenografía –cuidadosamente detallista– distingue funcionalmente los ámbitos comunes de los privados. Aquella resistencia silenciosa gestada en ese refugio de opacos rincones en 1940 hoy resulta imprescindible. Desde escena, “El diario de Ana Frank” recuerda que los anhelos de libertad no pueden quebrarse ante el hierro opresor, sino que son la única causa por la que vivir.

FICHA ESCÉNICA
“El diario de Ana Frank” de Frances Goodricth y Albert Hackett
Dirección general y traducción: Joaquín Vargas Acosta
Elenco: Patricia Barreto, Gerardo García Frkovich, Magali Bolívar, Ricardo Goldenberg, Lilian Nieto, Laura Adrianzén, Martín Velásquez, Gonzalo Tuesta y Minou Adolph
Funciones: De jueves a domingo a las 8pm
Temporada: Del 12 de abril al 27 de mayo
Lugar: Teatro Mario Vargas Llosa (Av. De La Poesía 160, San Borja)
Un montaje de Vargas Navarro Producciones / VNP