sábado, 15 de octubre de 2022

Eslabón extraviado

Jugar a ser Dios es un desafío eterno y atractivo con el que la Humanidad ha soñado desde siempre. Con el tiempo esta posibilidad no solo dividió las opiniones, sino que incubó universos insólitos en los que los laboratorios y los burós del gobierno se acercaron peligrosamente.

La científica Brighton (Emily Imán) en
"La raza de los subhombres"
En esa línea, “La raza de los subhombres” es uno de esos hallazgos dramatúrgicos. Esta inquietante comedia de Solly Wolodarsky (Buenos Aires, 1927) ganaría el primer premio en el VI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrado en Moscú en 1957.
Una noticia inesperada, quizá, para la primera obra de un autor latinoamericano. 
Aunque breve, esta lúcida pieza teatral siembra un inteligente debate en torno a la creación artificial de una especie intermedia entre primates y humanos. La aparición de este pariente homínido y sus posibles ventajas despiertan la codicia de diversos sectores de la élite de un país. Con estos ingredientes, el director Omar del Águila compone un montaje de un acabado técnico y escénico impecable. Su acertada mirada recoge y retrasmite el cariz distópico y futurista de un texto concebido en los duros tiempos de la post guerra (1945) para aterrizarlo en los escenarios actuales.

Astra (Nataly Rojas) expone el plan
para el descubrimiento. 
Sus cuadros potentes y perturbadores deslumbran al amparo de luces azuladas y las imágenes multimedia. Los escándalos de nuestra política y las protestas sociales más sonadas “cumplen” su cometido al adherirse fácilmente a un relato de ciencia ficción que empieza a condensarse en una verdadera pesadilla. Entonces la escenografía estéticamente funcional revela un perverso ajedrez político y bioético que pone en jaque, incluso, a quienes detentan el poder. La corrupción, las traiciones y acuerdos bajo la mesa de nuestra realidad política fluyen en el afinadísimo trabajo de este elenco formado en la Asociación de Artistas Aficionados (AAA). Eso sí, debe cuidarse mejor la dicción y el ritmo inicial de la propuesta.
Un aspecto destacable es que los roles originalmente masculinos son abordados por las actrices obteniendo una deliciosa galería de arquetipos con una catadura moral cuestionable. Ataviados con trajes más llamativos que sus razonamientos, estos personajes proclaman planes que terminan devorando sus propios códigos y principios.

Bajo la dirección de Omar del Águila, el elenco
realiza una buena presentación.
Desde la inescrupulosa científica Brighton (Emily Imán); la influyente mujer de negocios Astra (Nataly Rojas, de buena actuación), la desconfiada banquera Lady Guineas (Patricia Julcarima) hasta Lucy (Katia Villachica), la servil dueña de una cadena de medios o el plantador Dulac (Jireh Mori). No se salva ni Butcher (Joel Mio), el “pragmático” doctor del cuerpo médico, el manipulable pastor May (Manuel Salazar) o el autoritario coronel Mc. Indo (Valentín Tello). Mucho menos el abogado Doctor Law (Jairo Caya), la licenciada en ciencias sociales Hermes (Juliana Altamirano) ni el obtuso Senador Grobson (Fabrizzio Azul) cuyas justificaciones son hilarantes. 
Cual fábula científica, “La raza de subhombres” desmiente la supuesta superioridad del hombre como animal social. Los delirios de poder y el ansia de dominio sobre otras especies delatan cuán rezagados andamos en la carrera evolutiva que la Naturaleza tenía planeado. Somos, quizá, el eslabón que se niega a evolucionar.

FICHA ESCÉNICA
“La raza de los subhombres” de Solly Wolodarsky
Dirección: Omar del Águila
Elenco: Emily Imán, Nataly Rojas, Patricia Julcarima, Katia Villachica, Jireh Mori, Joel Mio, Manuel Salazar, Jairo Caya, Valentín Tello, Juliana Altamirano y Fabrizzio Azul
Funciones: viernes a domingo a las 8pm
Temporada: Del 23 de septiembre al 02 de octubre
Lugar: Asociaciónde Artistas Aficionados (Jr. Ica 323, Lima)
Un montaje de la Asociación de Artistas Aficionados

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