Jugar a ser Dios es un desafío eterno y atractivo con el que la Humanidad ha soñado desde siempre. Con el tiempo esta posibilidad no solo dividió las opiniones, sino que incubó universos insólitos en los que los laboratorios y los burós del gobierno se acercaron peligrosamente.
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La científica Brighton (Emily Imán) en "La raza de los subhombres" |
En esa línea, “La
raza de los subhombres” es uno de esos hallazgos dramatúrgicos. Esta inquietante
comedia de Solly Wolodarsky (Buenos Aires, 1927) ganaría el primer premio en el
VI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrado en Moscú en 1957.
Una noticia inesperada, quizá, para la primera obra de un autor latinoamericano. Aunque breve, esta
lúcida pieza teatral siembra un inteligente debate en torno a la creación artificial
de una especie intermedia entre primates y humanos. La aparición de este
pariente homínido y sus posibles ventajas despiertan la codicia de diversos
sectores de la élite de un país. Con estos
ingredientes, el director Omar del Águila compone un montaje de un acabado técnico
y escénico impecable. Su acertada mirada recoge y retrasmite el cariz distópico
y futurista de un texto concebido en los duros tiempos de la post guerra (1945)
para aterrizarlo en los escenarios actuales.
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Astra (Nataly Rojas) expone el plan para el descubrimiento. |
Sus cuadros potentes
y perturbadores deslumbran al amparo
de luces azuladas y las imágenes multimedia. Los escándalos
de nuestra política y las protestas sociales más sonadas “cumplen” su cometido al
adherirse fácilmente a un relato de ciencia ficción que empieza a condensarse en
una verdadera pesadilla. Entonces la escenografía
estéticamente funcional revela un perverso ajedrez político y bioético que pone
en jaque, incluso, a quienes detentan el poder. La corrupción, las traiciones y
acuerdos bajo la mesa de nuestra realidad política fluyen en el afinadísimo trabajo
de este elenco formado en la Asociación de Artistas Aficionados (AAA). Eso sí, debe cuidarse mejor la dicción y el ritmo inicial de la propuesta. Un aspecto destacable
es que los roles originalmente masculinos son abordados por las actrices obteniendo
una deliciosa galería de arquetipos con una catadura moral cuestionable. Ataviados
con trajes más llamativos que sus razonamientos, estos personajes proclaman planes
que terminan devorando sus propios códigos y principios.
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Bajo la dirección de Omar del Águila, el elenco realiza una buena presentación. |
Desde la inescrupulosa
científica Brighton (Emily Imán); la influyente mujer de negocios Astra (Nataly
Rojas, de buena actuación), la desconfiada banquera Lady Guineas (Patricia
Julcarima) hasta Lucy (Katia Villachica), la servil dueña de una cadena de
medios o el plantador Dulac (Jireh Mori). No se salva ni Butcher (Joel Mio), el
“pragmático” doctor del cuerpo médico, el manipulable pastor May (Manuel
Salazar) o el autoritario coronel Mc. Indo (Valentín Tello). Mucho menos el
abogado Doctor Law (Jairo Caya), la licenciada en ciencias sociales Hermes (Juliana
Altamirano) ni el obtuso Senador Grobson (Fabrizzio Azul) cuyas justificaciones son hilarantes.
Cual fábula
científica, “La raza de subhombres” desmiente la supuesta superioridad del
hombre como animal social. Los delirios de poder y el ansia de dominio sobre otras especies delatan cuán
rezagados andamos en la carrera evolutiva que la Naturaleza tenía planeado. Somos, quizá, el eslabón que se niega a evolucionar.
FICHA ESCÉNICA
“La raza de los
subhombres” de Solly Wolodarsky
Dirección: Omar
del Águila
Elenco: Emily Imán,
Nataly Rojas, Patricia Julcarima, Katia Villachica, Jireh Mori, Joel Mio, Manuel
Salazar, Jairo Caya, Valentín Tello, Juliana Altamirano y Fabrizzio Azul
Funciones: viernes
a domingo a las 8pm
Temporada: Del 23
de septiembre al 02 de octubre
Lugar: Asociaciónde Artistas Aficionados (Jr. Ica 323, Lima)
Un montaje de la Asociación de Artistas Aficionados
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