El vino –y una larga lista de bebidas espirituosas– tienen la fama de haber acompañado a incontables autores al punto que han inspirado célebres historias. Una pequeña muestra de su destilado efecto está en “El gusano del vino” (2025), sensorial montaje de Perú Fusión Teatro.
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Lucho Ramírez en "El gusano del vino" |
Esta singular propuesta
incluye “Las bodas de Caná”, uno de los misterios bufos del italiano Darío Fo
(1926-2016), y “Emborráchense” del poeta francés Charles Baudelaire. Por último,
está “El gusano del vino” del escritor japonés Ryunosuke
Akutagawa (1892-1927), autor del célebre relato “Rashomon”, y que da nombre a la pieza
teatral.
Con notable gracia e ingenio,
Lucho Ramírez ha realizado una inédita y deliciosa selección de escenas
inspiradas en esas historias. Su adaptación abraza el teatro, narrativa y
poesía en un formato de narración oral, vivo e íntimo que resuena en las
grafitadas paredes de la Casa Bagre. Acompañado de una gestualidad
vivaz, un preciso trabajo de cuerpo y un evocador juego de luces y sombras, el experimentado
actor se entrega a su solitaria faena con energía, calidez y múltiples roles. El
borracho –un desaliñado de camisa, corbata y sombrero y pantalón– transita por las
tres historias como punto de partida y principal foco de reflexión.
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El montaje destaca por su sobriedad en escenografía y vestuario |
En esta primera parte, el
descuidado personaje brinda su versión risueña y algo cínica del milagro de Jesús
en Caná. En su lúcida embriaguez, es posible tentar al mismo Satanás con un sorbo
del milagroso licor hecho de agua, o sentirse en el paraíso con apenas beberlo,
o calificar de pecado el comer las uvas y no fabricar con ellas un poco de vino.
El segundo relato explora la
riqueza poética y terapéutica de este místico fermento. El placer de embriagarse
de vino bien podría ser acompañado con un poco de poesía y un tanto de virtud,
refiere su habitual bebedor y ameno fabulador. Son razones que desafían al
propio tiempo. Como colofón y previo cambio
de luces, Ramírez realiza su escena más ambiciosa. En esta historia encarna tres
papeles: Liu, dueño de un granero, pero, sobre todo, de una inacabable sed de
vino; un extravagante monje budista; y un silencioso hombre de manto negro y
abanico de plumas.
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La propuesta incluye textos de Darío Fo, Charles Baudelaire y Ryunosuke Akutagawa |
Durante la sofocante espera, los
dos últimos buscarán alguna forma de “curar” el apetito de Liu por el vino,
aunque, a veces, el remedio puede ser peor que la enfermedad.
La interpretación
versátil del actor se sostiene en cambios de voz, gestos marcados, posturas
exigentes –que demuestran su experiencia y oficio– así como descripciones precisas
y pintorescas. Esta somera descripción apenas
se aproxima a este trabajo de modestos vestuarios y escenografía (una caja de
madera, un telón negro al fondo y algunas luces que el actor maneja con la sutileza
de una transición), pero alto en imaginación. Como una copa recién servida, “El
gusano del vino” revela cómo entregarse a esta fragante bebida puede ser la perdición
de unos o el deleite de otros.
FICHA ESCÉNICA
“El gusano del vino”
Textos de Darío Fo, Charles Baudelaire y Ryunosuke Akutagawa
Dirección: Lucho Ramírez
En escena: Lucho Ramírez
Diseño de luces: Lucho Ramírez
Temporada: Del 30 de setiembre
al 29 de octubre del 2025
Funciones: martes y miércoles a
las 8pm
Lugar: Casa Bagre (Jr. Moquegua
112, Interior 110, Centro de Lima)
Ingreso libre, salida a la gorra
Producción general: Perú Fusión Teatro
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