viernes, 3 de octubre de 2025

Divina borrachera

El vino –y una larga lista de bebidas espirituosas– tienen la fama de haber acompañado a incontables autores al punto que han inspirado célebres historias. Una pequeña muestra de su destilado efecto está en “El gusano del vino” (2025), sensorial montaje de Perú Fusión Teatro.

Lucho Ramírez en
"El gusano del vino"

Esta singular propuesta incluye “Las bodas de Caná”, uno de los misterios bufos del italiano Darío Fo (1926-2016), y “Emborráchense” del poeta francés Charles Baudelaire. Por último, está “El gusano del vino” del escritor japonés Ryunosuke Akutagawa (1892-1927), autor del célebre relato Rashomon, y que da nombre a la pieza teatral.
Con notable gracia e ingenio, Lucho Ramírez ha realizado una inédita y deliciosa selección de escenas inspiradas en esas historias. Su adaptación abraza el teatro, narrativa y poesía en un formato de narración oral, vivo e íntimo que resuena en las grafitadas paredes de la Casa BagreAcompañado de una gestualidad vivaz, un preciso trabajo de cuerpo y un evocador juego de luces y sombras, el experimentado actor se entrega a su solitaria faena con energía, calidez y múltiples roles. El borracho –un desaliñado de camisa, corbata y sombrero y pantalón– transita por las tres historias como punto de partida y principal foco de reflexión.

El montaje destaca por su sobriedad
en escenografía y vestuario 

En esta primera parte, el descuidado personaje brinda su versión risueña y algo cínica del milagro de Jesús en Caná. En su lúcida embriaguez, es posible tentar al mismo Satanás con un sorbo del milagroso licor hecho de agua, o sentirse en el paraíso con apenas beberlo, o calificar de pecado el comer las uvas y no fabricar con ellas un poco de vino.
El segundo relato explora la riqueza poética y terapéutica de este místico fermento. El placer de embriagarse de vino bien podría ser acompañado con un poco de poesía y un tanto de virtud, refiere su habitual bebedor y ameno fabulador. Son razones que desafían al propio tiempo. Como colofón y previo cambio de luces, Ramírez realiza su escena más ambiciosa. En esta historia encarna tres papeles: Liu, dueño de un granero, pero, sobre todo, de una inacabable sed de vino; un extravagante monje budista; y un silencioso hombre de manto negro y abanico de plumas.

La propuesta incluye textos de Darío Fo,
Charles Baudelaire y Ryunosuke Akutagawa

Durante la sofocante espera, los dos últimos buscarán alguna forma de “curar” el apetito de Liu por el vino, aunque, a veces, el remedio puede ser peor que la enfermedad.
La interpretación versátil del actor se sostiene en cambios de voz, gestos marcados, posturas exigentes –que demuestran su experiencia y oficio– así como descripciones precisas y pintorescas. 
Esta somera descripción apenas se aproxima a este trabajo de modestos vestuarios y escenografía (una caja de madera, un telón negro al fondo y algunas luces que el actor maneja con la sutileza de una transición), pero alto en imaginación. Como una copa recién servida, “El gusano del vino” revela cómo entregarse a esta fragante bebida puede ser la perdición de unos o el deleite de otros.

FICHA ESCÉNICA
“El gusano del vino”
Textos de Darío Fo, Charles Baudelaire y Ryunosuke Akutagawa
Dirección: Lucho Ramírez
En escena: Lucho Ramírez
Diseño de luces: Lucho Ramírez
Temporada: Del 30 de setiembre al 29 de octubre del 2025
Funciones: martes y miércoles a las 8pm
Lugar: Casa Bagre (Jr. Moquegua 112, Interior 110, Centro de Lima)
Ingreso libre, salida a la gorra
Producción general: Perú Fusión Teatro
Redes sociales: Facebook

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