miércoles, 26 de marzo de 2014

Día Mundial del Teatro 2014

El 27 de marzo fue instituido como el Día Mundial del Teatro por el Instituto Internacional de Teatro (ITI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Una fecha que recuerda la importancia de las artes escénicas y el compromiso de quienes compaginan su vida con su vocación teatral sin miedo.
Como es habitual, el Centro Peruano de Teatro del Instituto Internacional de Teatro (ITI) ha organizado la lectura de los mensajes escritos por el director teatral Jorge Villanueva y el dramaturgo sudafricano, diseñador, director, creador de instalaciones y director artístico Brett Bailey.
Las actrices Lucía Irurita, Sonia Seminario y Dalmacia Samohod serán las homenajeadas por su destacada trayectoria. La cita será este jueves 27 de marzo en Teatro Auditorio Miraflores (Av. Larco 1150, Miraflores) a las 7pm. La entrada es libre. A continuación los mensajes escritos para conmemorar este importante día.

Mensaje de Brett Bailey
Dramaturgo sudafricano

Donde quiera que haya sociedad humana, el irreprimible Espíritu de la Representación se manifiesta.

Bajo los árboles de pequeñas aldeas y sobre sofisticados escenarios en grandes metrópolis; en salones de actos de colegios y en campos y en templos; en suburbios, en plazas públicas, en centros cívicos y en los subsuelos de las ciudades, la gente se reúne en comunión en torno a los efímeros mundos teatrales que creamos para expresar nuestra complejidad humana, nuestra diversidad, nuestra vulnerabilidad, en carne y hueso, aliento y voz.
Nos reunimos para llorar y para recordar; para reír y contemplar; para aprender, afirmar e imaginar. Para maravillarnos ante la destreza técnica, y para encarnar dioses. Para dejarnos sin respiración ante nuestra capacidad de belleza, compasión y monstruosidad. Vamos para llenarnos de energía y poder. Para celebrar la riqueza de nuestras diferentes culturas, y para hacer desaparecer las barreras que nos dividen.
Donde quiera que haya sociedad humana, el irreprimible Espíritu de la Representación se manifiesta. Nacido de la comunidad, lleva puestas las máscaras y vestimentas de nuestras distintas tradiciones. Utiliza nuestras lenguas, ritmos y gestos, y abre un espacio entre nosotros.
Y nosotros, los artistas que trabajamos con este antiguo espíritu, nos sentimos impulsados a canalizarlo a través de nuestros corazones, nuestras ideas y nuestros cuerpos para revelar nuestras realidades en toda su cotidianeidad y su rutilante misterio.
Pero en esta época en la que tantos millones de personas luchan por sobrevivir, sufren bajo regímenes opresivos y el capitalismo depredador, huyen del conflicto y la escasez; en la que nuestra privacidad es invadida por servicios secretos y nuestras palabras censuradas por gobiernos intrusivos; en la que se aniquilan los bosques, se exterminan especies y se envenenan los océanos: ¿Qué nos sentimos impulsados a revelar?
En este mundo de poder desigual, en el que distintos órdenes hegemónicos intentan convencernos de que una nación, una raza, un género, una preferencia sexual, una religión, una ideología, un marco cultural es superior al resto, ¿se puede realmente defender la idea de que las artes deberían apartarse de las agendas sociales?
Nosotros, los artistas de escenarios y ágoras, ¿nos conformamos con las demandas asépticas del mercado, o utilizamos el poder que tenemos: para abrir un espacio en los corazones y las mentes de la sociedad, para reunir gente a nuestro alrededor, para inspirar, maravillar e informar, y para crear un mundo de esperanza y colaboración sincera?

LO QUE NOS UNE
Mensaje de Jorge Villanueva Bustíos
Director y fundador del Grupo Ópalo 

Una joven sale de su casa a las 5 de la mañana para empezar un nuevo día. Aún está oscuro.  Se dirige a su escuela de teatro, en el centro de Lima. Tiene clases de actuación a las 8 y debe salir con mucho tiempo de anticipación, porque vive muy lejos de ahí y no quiere que la sorprenda ningún contratiempo, ningún imprevisto – que nunca falta -, ni mucho menos el agitado tráfico de la ciudad.
Un grupo de teatro independiente e itinerante realiza una gira por diferentes provincias del país. Lo impulsa su convicción de creer en lo que hacen: llevar a ciudades y pueblos una muestra de su trabajo. En uno de ellos descubren que hace por lo menos 40 años no se ha presentado una sola obra de teatro, ni en sus colegios, ni en sus parroquias o plazas. No recuerdan tampoco cómo era compartir con sus niños la alegría  que les traía el teatro.
Una mujer de teatro viaja con sus dos hijas pequeñas, en transporte público, de Lima a Lomas de Carabayllo todas las semanas. Son dos horas de ida y otras dos de regreso. Viene desarrollando un "proyecto escuela" con los niños de allí, con miras a transformar la vida de esas personas, de esa comunidad, a través del teatro y del arte. Con mucho esfuerzo puede ver que ya hay logros concretos y, lo más importante, siente que empieza a generarse un cambio. La comunidad entera ha visto a sus niños crecer y hacerse jóvenes seguros, creativos y llenos de proyectos y sueños, es el resultado del poder transformador del teatro y del arte. Por eso, no importa transitar el largo camino: Sus sueños se van haciendo realidad.
Estos aislados esfuerzos son solo ejemplos del inmenso empuje, fuerza y convicción que tiene nuestra gente de teatro. Su  vocación tiene un motor interno que los impulsa día a día y es más fuerte que la aparente razón, esa razón que puede gritar: ¿Por qué dedicarse a una profesión que, por lo general, en nuestra realidad no es rentable, que suele ser poco valorada y tiene tan poca oferta de trabajo? ¿Por qué dedicarse a una profesión a la cual el propio Estado da la espalda y en la que muchas veces, la indiferencia y olvido, llena de tristeza a nuestros más grandes y valiosos teatristas? 
Porque en nuestro complejo país, no curado aún de tantas heridas, tan fragmentado y contradictorio, nuestro teatro tiene la fuerza y la potencia que nos permite rebelarnos ante la pasividad y condescendencia, para mirarnos como sociedad una y otra vez, para reconocernos y valorarnos en nuestra identidad y, en nuestras diferencias, para hablar de nosotros y de lo que nos pasa, de nuestra memoria, de lo que significa ahora ser peruano, latinoamericano, ciudadano del siglo XXI.
Y, precisamente, ser ciudadano del siglo XXI es cargar con mucho. Nuestra civilización corre cada vez más furiosamente hacia el abismo en este siglo, empujado por un sistema devorador e inmisericorde que nos prepara y uniforma para seguir las reglas de un modelo donde la apariencia y la posesión son el pilar, en el que las estructuras están fundamentadas en lo que tienes y no en lo que eres, en el que ser diferente no forma parte del juego, y por ello se queda fuera. En ese contexto, el teatro se convierte entonces en un refugio, en un canal poderoso de expresión, comunicación y rebeldía.
Quizás sea ésa la razón por la que en un día como hoy, cuando nos saludamos por el Día Mundial del Teatro, surge en nuestras miradas, en nuestros rostros, una complicidad misteriosa. Y es que sabemos que estamos hechos de lo mismo. Eso es lo que nos une: conocer el poder transformador que tiene el teatro. Que no se trata solo de ser idealistas, sino de hacer aterrizar nuestros sueños. De aprender de otros profesionales y darle a nuestro  teatro lo que se merece.
Lo que nos une es nuestra sensibilidad ante nuestra realidad, nuestra gente y nuestra memoria. Es nuestra fuerza para actuar y realizar, antes de quejarnos y vencernos por la apatía y el desgano.
Lo que nos une es saber que en cada  lugar del país, desde la gran Lima hasta la más pequeña comunidad, habrá siempre un ensayo, un estreno, unos aplausos fervorosos. Día a día, noche a noche, entrega a entrega, surge y se renueva nuestra convicción y nuestro amor por el teatro, por este arte generoso que tanto hace por nosotros y por el que debemos de seguir haciendo mucho, todos los días, siempre.

¡Feliz Día del Teatro!

domingo, 16 de marzo de 2014

El reto del Sastrecillo

Hay relatos oídos de niño que no se olvidan de grande. Recopilado por los hermanos Grimm, “El sastrecillo valiente” pertenece a esta clase de cuentos infantiles que, con innovadoras adaptaciones y nuevos recursos, siempre verá escena, aunque no de la misma forma.
Como en la renovada y divertida propuesta de Alexander Pacheco
En esta nueva versión del clásico, el pequeño sastre (y el director) no sólo enfrentan a gigantes malignos, sino que intentan atrapar la atención de los ávidos e interactivos niños, un público exigente.
Este difícil reto es resuelto en escena de un modo ágil y entretenido. O, como diría el relato, de un solo golpe. Puede comprobarlo en las tardes impregnadas de aventura y valentía en el auditorio del Centro Cultural de El Olivar de San Isidro hasta el 4 de mayo.

Gigante en escena
Esta clásica historia está pincelada de una sutileza cómica inusual en algunos montajes infantiles que privilegian el efectismo. El elemento disparador es un singular castigo impuesto a los integrantes de una banda escolar: elegir un cuento cuyos personajes les impresione o les inspiren valores.
Entre las divertidas apariciones de Percy Williams como el menudo rey de la comarca o un versátil Sergio Velarde (un gigante malhumorado o un ágil narrador en colorido over-all) destaca Reynaldo Arenas
Su desempeño en el montaje infantil no desmerece su trayectoria ni su vigencia (sus trabajos anteriores fueron "El día de la luna", de Eduardo Adrianzén; y "Ojos bonitos, cuadros feos", de Mario Vargas Llosa).
Por el contrario, revela sus registros como un malvado gigante o los matices de un comprensivo director de escuelaNicolás Lamas (el hábil sastrecillo), Ashley Hoskins y Christopher Hoskins completan la tríada que juega en escena con particular encanto y gracia.

Rigores villanos
A pesar de la divertida experiencia resulta inevitable anotar ciertos detalles ‘villanos’. Por ejemplo, afinar la sincronía en la intervención de los personajes (el enredo del por qué se dice “Siete de un solo golpe”) o encontrar un volumen adecuado para que las partes musicalizadas en vivo no opaquen la voz de los actores más jóvenes.
Una curiosidad surgida fue el empleo de “La marsellesa”, célebre pieza de Rouget de Lisle, en las escenas triunfales. 
No es un desacierto, pero se pudo haber elegido una melodía que escapara a cierta connotación política
Un ejemplo es el brillante uso de “El vuelo del moscardón” de Rimsky-Korsakov en una de las escenas iniciales.
Aunque todavía no es un sastrecillo gigante, de seguro, lo será a medida corran las funciones. El ingenio de su protagonista –un recurso que comparten el director, el elenco y el equipo técnico– le permitirán sortear otros colosales retos en esta aventura que recién inicia.

Crédito de fotos: CC El Olivar

Ficha artística
“El sastrecillo valiente” (adaptación)
Dirección y dramaturgia: Alexander Pacheco
Elenco: Reynaldo Arenas, Percy Williams, Sergio Velarde, Nicolás Lamas, Ashley Hoskins y Christopher Hoskins
Música: Héctor Valdez
Lugar: Centro Cultural El Olivar (Ca. La República 455, San Isidro)
La temporada culmina el 4 de mayo
Las funciones van los sábados y domingos a las 4pm

viernes, 7 de marzo de 2014

La noche de los Marx

Luego de una vertiginosa carrera teatral, los Hermanos Marx (Groucho, Chico y Harpo) alistaron su salto a la pantalla grande poco antes de la Gran Depresión. Aún era 1929 y en Estados Unidos nadie adivinaría la revolución cómica que sucedería en aquellos años en los que era mejor reír que revisar los bolsillos. Para los Marx todo era una apuesta. Y esta era una que no pensaban perder.
La genialidad y la locura, marcas genética del grupo, los avalaba pero no bastaba. Hacía falta un productor arriesgado o, si quiera, valiente. 
Esa azarosa búsqueda es recreada con ingenio, humor y momentos reales en “Una noche con Groucho Marx”, brillante reposición vista antes en 2012.
Escrita y dirigida por Gonzalo Benavente Secco, la puesta entra en su últimas cuatro funciones (va hasta el lunes 10 de marzo). Un ejercicio cuasi histórico e histriónico –y un nostálgico homenaje al cine de los años 20, 30 y 40– que engalana el escenario del Centro Cultural de la PUCP de San Isidro en plena celebración por sus veinte años de fundación.

Enredos y confusiones
Sólo la hilarante y caótica chispa de los Marx podría poner de vuelta y media a los vecinos de California. En la obra, los hermanos buscan su primera experiencia cinematográfica, pero en su intento se ven inmersos –como en su filmografía– en apuestas de caballos, singulares estafas y los dilemas de una novia en un compromiso por interés.
Todo eso en un orden aleatorio. La puesta deriva ágilmente entre dosis de oportunismo y picardía, crítica a la  frívola sociedad norteamericana, ingenio, ironía e improvisación
La estética bien lograda juega sobre un ecran, privilegia secuencias de filmes como “Una noche en la ópera” (1935) y utiliza efectos que remiten a la época. Crear un texto basado en frases extraídas de películas y cobrar un significado en escena es mérito de Benavente, cuyo trabajo anterior fue “En el jardín”, puesta en el CC. El Olivar en 2010. 
Con esta segunda obra afirma su gusto por el cine (en 2013 escribió, dirigió, editó y produjo su ópera prima: “Rocanrol ‘68”). Como los Marx, él se sale del libreto para romper con el tiempo, la realidad escénica y jugar con la sorpresa.

Los inclasificables
La elección de sus personajes es un acierto equiparable a su aparición en escena. Quien lidera esta incontrolable banda es Groucho Marx (una irreverente y aguda actuación de Pablo Saldarriaga). Verlo en escena resuelve las dudas sobre cómo interiorizar un personaje icónico del cine sin morir en el intento… cada noche.
Un desafío resuelto con temerario acierto por un actor ocurrente y la riqueza de un personaje que finamente sacó de quicio a Hollywood
Y es que Groucho (Nueva York 1890 – Los Ángeles 1977) era un genio: su rapidez mental para los gags y su facilidad para improvisar parlamentos desconcertantes le bastaban para convertir un piropo en un serio desplante.
El infaltable puro, el bigote y las cejas gruesas, los lentes redondos y sus inconfundibles gestos configuran lo demás. Saldarriaga se mimetiza y, por largos momentos, nos confunde con el verdadero Marx. Naturalmente, Groucho, no está solo.

Pícaros en aprietos
Chico Marx (un divertido rol de Daniel Neumann) secunda cada ocurrencia del primero. Con un traje tirolés y un acento que debería notarse más italiano, como en sus filmes, es un brillante maestro del desconcierto. La escena de las contraseñas es sólo un aperitivo.
El cuarteto se completa con Harpo Marx (un buen trabajo de Fernando Luque como este impredecible hermano) y Zeppo Marx (Luque en su segundo rol), quien solía aparecer como galán en las producciones de los hermanos
Aparece la actriz Margaret Dumont (precisa Grapa Paola), víctima preferida de las bromas nada elegantes de GrouchoLas escenas melodramáticas cobran fuerza en la indecisa novia Eva Laszlo (Carolina Cano) y en Victor Laszlo (un vital y ocurrente Carlos Cano), su padre y extraño anfitrión en una noche imposible. Observar cómo se (des)enreda esta trama sin dejar de reírse es un serio desafío. Sólo basta oír algunas de las grandes frases como la que reza a continuación.

“He de admitir que he pasado una noche estupenda…
Pero no ha sido esta”.


Ficha artística
“Una noche con Groucho Marx”, de Gonzalo Benavente Secco
Dirección: Gonzalo Benavente Secco
Elenco: Pablo Saldarriaga, Daniel Neumann, Fernando Luque, Carolina Cano, Carlos Cano y Grapa Paola.
Lugar: Centro Cultural PUCP (Av. Camino Real 1075, San Isidro)
Producción general: Centro Cultural PUCP
Fotografías: Centro Cultural PUCP
Las funciones van de jueves a lunes a las 8pm
La temporada culmina el 10 de marzo
Más información en el evento de la obra

lunes, 3 de marzo de 2014

Verdades ocultas

Cuatro mujeres (y cuatro formas de amor e ilusión) bajo sospecha de haber asesinado al hombre que amaron. La fórmula que podría presagiar una comedia negra, en realidad, es la premisa de “Mentiras”, un divertido musical con ribetes detectivescos, dosis de humor negro, picardía y mucha energía.
A diferencia de otros musicales presentados (la mayoría importados de Broadway), este fue estrenado en México en 2009. En poco tiempo, se convirtió en una de las producciones más exitosas –alcanzó las mil funciones dos años después– y se mantiene aún en temporada con el elenco original. Todo un récord.
Mentiras” llegó a nuestro país a fines de enero (las funciones irán hasta el 17 de marzo) bajo la dirección de Raúl Zuazo. El resultado es un montaje que encandila, entretiene y no defrauda a quienes asistan al Teatro Peruano Japonés, sede habitual de los  musicales en Lima.

De vuelta a los 80
La historia se sitúa en los ochenta. Daniela (una romántica Rossana Fernández-Maldonado), Dulce (una ilusa Vanessa Saba), Yuri (una atrevida Gisela Ponce de León) y Lupita (una pragmática Érika Villalobos) están reunidas en el funeral de Emmanuel (el conquistador Paul Martin), quien fuera pareja sentimental de todas ellas.
En su testamento indica que una de ellas es sospechosa de su muerte y descubrirlo será vital para obtener la herencia. 
Este misterio guiará la historia entre gráciles enredos, suspicacias y testimonios, salpicados de música, flashbacks e infaltables gags en las dos horas y media de función.
Una clave es que cada una encarna un estilo particular de pasión correspondiente al tipo de relación (furtiva o no) que mantenían. Esto sostiene la primera parte de la puesta, pero se desluce un poco a medida que ciertos giros imprevistos o inesperados suceden en la segunda parte, sin afectar necesariamente el final.

Frases conocidas
Los nombres de los personajes y las referencias no son casuales (cantantes latinos, programas de televisión y telenovelas) sino, más bien, son un atisbo de un juego melodramático rastreable en el entertainment mexicano
A pesar de la adaptación, uno que otro mexicanismo aparece irresistible en un texto que ostenta indicios limeños como el “Keops” o ciertas jergas. 
El resto del libreto está inspirado en populares canciones (baladas, pop y rock) de los años 80
Este setlist nostálgico y evocador es un recurso idóneo y versátil –el público corea y disfruta de sus letraspara recrear las desventuras de cada protagonista y su inusual vínculo con el fallecido donjuán.

Estética ochentera
Más allá de las actuaciones correctas, las partes musicalizadas (cerca de treinta pistas) relevan el gran trabajo vocal y coreográfico del elenco. Hay canciones de registro grave con buena performance de Martin y Saba; mientras que en octavas más exigentes brillan Ponce de León, Villalobos y Fernández-Maldonado.
Las acciones suceden en un escenario móvil en forma de tocadiscos con un vinilo que gira y gira
En ese suave movimiento los elementos configuran un bar nocturno, una sugerente habitación o una oficina indiscreta
Todo en un timing riguroso pero creativo que alterna lo útil con un cromatismo pastel de la época. Es un ejercicio acertado.
No obstante, es preciso aclarar que, por derechos de autoría, la mayoría de producciones respetan las propuestas de los montajes originales en otros países. Lo que no desmerece la calidad actoral del elenco, el trabajo musical de la orquesta y la adecuada dirección en un montaje que, más que apariencias, exhibe talento y compromiso genuinos.

Ficha técnica
Mentiras”, José Manuel López Velarde (México)
Dirección: Raúl Zuazo
Elenco: Paul Martin, Rossana Fernández-Maldonado, Vanessa Saba, Érika Villalobos y Gisela Ponce de León
Lugar: Teatro Peruano Japonés (Av. Gregorio Escobedo 803, Jesús María)
Las funciones van de jueves a lunes a las 8pm
La temporada culmina el 17 de marzo