Cuatro mujeres (y cuatro formas de
amor e ilusión) bajo sospecha de haber asesinado al hombre que amaron. La
fórmula que podría presagiar una comedia negra, en realidad, es la premisa de
“Mentiras”, un divertido musical con ribetes detectivescos, dosis de humor negro,
picardía y mucha energía.
A diferencia de otros musicales
presentados (la mayoría importados de
Broadway), este fue estrenado en México en 2009. En poco tiempo, se convirtió
en una de las producciones más exitosas –alcanzó las mil funciones dos años
después– y se mantiene aún en temporada con el elenco original. Todo un récord.
“Mentiras” llegó a nuestro país a
fines de enero (las funciones irán hasta el 17 de marzo) bajo la dirección de
Raúl Zuazo. El resultado es un montaje que encandila, entretiene y no defrauda a
quienes asistan al Teatro Peruano Japonés, sede habitual de los musicales en Lima.
De
vuelta a los 80
La historia se sitúa en los ochenta. Daniela
(una romántica Rossana Fernández-Maldonado), Dulce (una ilusa Vanessa Saba),
Yuri (una atrevida Gisela Ponce de León) y Lupita (una
pragmática Érika Villalobos) están reunidas en el funeral de Emmanuel (el
conquistador Paul Martin), quien fuera pareja sentimental de todas ellas.
En su testamento indica que una de ellas
es sospechosa de su muerte y descubrirlo será vital para obtener la herencia.
Este
misterio guiará la historia entre gráciles enredos, suspicacias y testimonios,
salpicados de música, flashbacks e infaltables gags en las dos horas y media de función.
Una clave es que cada una encarna un
estilo particular de pasión correspondiente al tipo de relación (furtiva o no) que mantenían.
Esto sostiene la primera parte de la puesta, pero se desluce un poco a medida
que ciertos giros imprevistos o inesperados suceden en la segunda parte, sin
afectar necesariamente el final.
Frases
conocidas
Los nombres de los personajes y las
referencias no son casuales (cantantes latinos, programas de televisión y telenovelas) sino,
más bien, son un atisbo de un juego melodramático rastreable en el entertainment mexicano.
A pesar de la
adaptación, uno que otro mexicanismo aparece irresistible en un texto que
ostenta indicios limeños como el “Keops” o ciertas jergas.
El resto del libreto está inspirado en
populares canciones (baladas, pop y rock) de los años 80.
Este setlist nostálgico y evocador es un recurso
idóneo y versátil –el público corea y disfruta de sus letras– para recrear las desventuras de cada protagonista y su inusual vínculo con el fallecido donjuán.
Estética
ochentera
Más allá de las actuaciones correctas,
las partes musicalizadas (cerca de treinta pistas) relevan el gran
trabajo vocal y coreográfico del elenco. Hay canciones de registro grave con
buena performance de Martin y Saba; mientras que en octavas más exigentes brillan
Ponce de León, Villalobos y Fernández-Maldonado.
Las acciones suceden en un escenario
móvil en forma de tocadiscos con un vinilo que gira y gira.
En ese suave movimiento los elementos configuran un bar nocturno, una sugerente habitación o una oficina indiscreta.
En ese suave movimiento los elementos configuran un bar nocturno, una sugerente habitación o una oficina indiscreta.
Todo en un timing
riguroso pero creativo que alterna lo útil con un cromatismo pastel de la época.
Es un ejercicio acertado.
No obstante, es preciso aclarar que, por
derechos de autoría, la mayoría de producciones respetan las propuestas de los
montajes originales en otros países. Lo que no desmerece la calidad actoral del
elenco, el trabajo musical de la orquesta y la adecuada dirección en un montaje
que, más que apariencias, exhibe talento y compromiso genuinos.
Ficha
técnica
“Mentiras”, José Manuel López Velarde
(México)
Dirección: Raúl Zuazo
Elenco: Paul Martin, Rossana Fernández-Maldonado,
Vanessa Saba, Érika Villalobos y Gisela Ponce de León
Fotografías: Mentiras, el musical Perú
Lugar: Teatro Peruano Japonés (Av.
Gregorio Escobedo 803, Jesús María)
Las funciones van de jueves a lunes a
las 8pm
La temporada culmina el 17 de marzo
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