Explorar las relaciones (sus conflictos y desencuentros)
desde una óptica singular es insumo de infinitas historias. Saber aproximarse a
ellas para escribirlas y dirigirlas con gracia, delirio y osadía en una
propuesta escénica que no naufrague es un notable mérito.
"Las crías tienen hambre" |
“Las crías tienen hambre”, primera obra del joven dramaturgo Jano Clavier, se sitúa a mitad de ese anhelo.
Pero es un buen comienzo para este autor
peruano - venezolano, que presenta a dos personajes atrapados en una relación amorosa dependiente.
Los diálogos en un lenguaje ágil y desencantado, y situaciones absurdas y grotescas sirven para esbozar los agrios días de esta pareja.
Una cruda reflexión sobre la madurez desde la visión de un dramaturgo cuya edad
no alcanza a las tres décadas de vida, pero se da maña.
Días aburridos
A simple vista asoma un drama cotidiano, pero
no. El juego escénico que plantea Clavier oscila entre lo serio y absurdo. Su propuesta
de diálogos ágiles y un humor negro e impredecible guía el texto y, en especial,
el subtexto hasta rincones insospechados.
Nani Pease y Tirso Causillas |
Pablo (un buen trabajo de Tirso Causillas) es un artista conceptual y Olga (contrapunto escénico de Nani Pease) es una exitosa ejecutiva.
Son una pareja distante en edades (lo separan casi veinte años) y sus aspiraciones profesionales y personales.
No obstante, están fuertemente enlazados por sus
temores y frustraciones. El montaje es plausible,
pero en ocasiones, lo absurdo linda con lo confuso y lo excéntrico (básicamente
en el rol de Causillas). A él se contraponen las exigencias de Olga, a
pesar de que, por momentos, la poca sincronía socava la buena química de ambos
actores.
Pareja dispareja
De otro lado, la convivencia de ambos revela modelos
de dominación, estereotipos y un velado Complejo de Edipo. Ello configura ciertos
momentos de comedia en la pieza, pero da solidez a las escenas de mayor tensión.
Propuesto así, el montaje no se salva de ciertas dificultades.
La piñata, Olga y Pablo |
El hecho de que aparezcan argentinismos genera algunas disonancias, aunque rescata y usa bien los recursos audiovisuales y utilería (como la “piñata maternal”).
Como dato curioso está el trazado de la escenografía
que simula al filme “Dogville”, del danés Lars Von Trier (Copenhague, 1956). Casualidad
o no, el reto que asume Clavier y su elenco logra un efecto parecido: inquietar, criticar y reflexionar sobre la existencia de dos personas en constante zozobra.
Crédito de fotos: Leonel Ortíz / Las crías tienen hambre
Ficha técnica
“Las crías tienen hambre”, de Jano Clavier
Dirección: Jano Clavier / Asistencia: Piero
Negrón
Elenco: Nani Pease, Tirso Causillas y Piero
Negrón
Jefe técnico: Nelson Morales
Diseño de iluminación: Jesús Reyes
Teatro: Mocha Graña (Jr. Sáenz Peña 107,
Barranco)
Información en la página de la obra
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