sábado, 3 de diciembre de 2011

Detrás del espejo

En ocasiones un montaje ficticio y el proceso de llevarlo a escena guardan paralelismos. Y “Entrar y salir del espejo” nos acerca a un rincón inexplorado: detrás del escenario, aunque con crisis súbitas.
Un lugar similar que reunió por primera vez a Alexa Centurión y Gonzalo Tuesta, los actores de esta puesta, cuando trabajaban en la producción (luces y sonido) de “Bryce: ¡A mí con cuentos!” en el 2007. Varios años después y bajo un mismo anhelo –realizar una obra de teatro nacional– el proyecto se concretó. Lo más de dos meses de ensayos que dedicaron se convirtieron en una puesta mágica, desencantada y honesta.



Proceso enriquecedor
La iniciativa de querer hacer teatro peruano fue fundamental para la joven actriz egresada del Teatro de la Universidad Católica (TUC). “Hacía años de años que no se montaban sus obras y Sarina (Helfgott) tiene textos preciosos”. Su acercamiento a esta dramaturga sucedió hace unos años durante una clase de Teatro Peruano, cuando Celeste Viale les mandó leer “La sentencia”, una obra de esta autora.
“Me quedé enganchada con la obra y pensé que en algún momento la podría hacer”, asevera. Así empezó todo y en el proceso apareció otro texto de Helfgott (“La jaula”), un monólogo entre un domador de leones y su esposa. Con el proyecto ya aprobado en el Teatro Racional y la convocatoria de Vanessa Vizcarra en la dirección, se terminó por definir el montaje.
La directora, también autora de “Un día en la vida de Adriana Lima” y “El matrimonio de Uli”, propuso un tercer texto original de esta dramaturga: “Entrar y salir por el espejo”, que finalmente daría nombre a la puesta. 



Parejas en riesgo
“Lo que unifica estas cortas obras son relaciones de pareja que están en riesgo”, opina Centurión. Antes la actriz había participado en obras como “Chicas Católicas”, de Casey Kurtti (una de las ganadoras del X Festival de Teatro Peruano Norteamericano del 2010), “La mujer sin memoria”, de César de María y “La de cuatro mil”, de Leonidas Yerovi.
“Detrás de la magia está contar el drama de cada pareja en crisis, quienes deben sobrevivir a algo antes de enfrentarse a la realidad: el espectáculo. Es algo que mucha gente que no se pone a pensar”, comenta Gonzalo Tuesta. El joven actor estudió cuatro años en la Denison University de Ohio, en Estados Unidos.
A sus clases de Comunicaciones sumó horas y horas de teatro hasta que hace dos años decidió volver a Perú e iniciar su carrera. Tras cursar el taller de actuación de Roberto Ángeles, presentarse en algunas obras (“Juguetes en fuga” y “Hormigas”) y asistir en otras (“Entonces Alicia cayó” y “La Madonnita”), se reunió con la actriz en una fascinante aventura que podemos apreciar en el Teatro Racional de Barranco hasta este 10 de diciembre.


Una autora rescatada
Sarina Helfgott (Chiclayo, 1928) es amante de las letras y su versatilidad está demostrada como periodista, dramaturga y poeta. Su labor escénica inició en 1953 con “La Red” y continuó con “La Jaula” (Premio de Teatro 1961 de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos) –posteriormente traducida al inglés y al holandés–, e “Intermedio, Carta de Pierrot” de 1961.
Luego vendrían “La Señorita Canario” (mención honrosa del Centro Peruano de Teatro en 1965), “Antígona, La Sentencia” de 1964, entre otras. “Conversamos con ella para poder montar la obra y estaba contenta, aún cuando la forma en que la montamos fuera muy distinta a como fue estrenada en los años sesenta”, comenta Alexa Centurión.
Helfgott estuvo el día del estreno de “Entrar y salir por el espejo”. Para ella fue un cálido reconocimiento a su trabajo y, para los espectadores, una invitación para conocer –o, a lo mejor, descubrir– las bellas historias que guarda nuestra dramaturgia.

Crédito de fotos: Milena Carranza / Lu Arispe

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