“Ipacankure” (1968) parece asomar desde alguna
dimensión alejada de las habituales piezas naturalistas y realistas actuales. La
ópera prima de César Vega Herrera (Arequipa, 1936) lleva más de cuatro décadas,
desde su primera puesta, sembrando desconcierto en los escenarios.
Fue escrita sin imaginar la repercusión que
alcanzaría (fue mención honrosa del Premio Casa de las Américas a fines de los
sesenta). Esta vez, el Teatro Universitario de San Marcos se enfrenta a esta dramaturgia
sencilla, en apariencia, pero con subtextos complejos.
Sus diálogos inconexos y absurdos no entregan
salidas evidentes, sino revelan interrogantes similares a los dilemas planteados en “Esperando a Godot”, del irlandés Samuel Beckett (1906-1989). La soledad, el desarraigo, la disfuncionalidad
comunicativa y la existencia dependen de una enigmática invocación.
Condición
sombría
Uno y Dos (Joseph Mendoza y Frank Castañeda) mantienen
una relación forzosa que denuncia su condición vulnerable. Comparten una habitación
decorada de pobreza y soledad, charlas inconclusas, con pocas certezas, salvo la
críptica palabra “Ipacankure”.
En torno a ese nombre (y la incertidumbre de su
naturaleza) se establece un juego escénico de sueños y vigilias. Sus personajes
oscilan entre el ensueño y la razón, la locuacidad y la reflexión.
En su momento, esta pieza encarnó
un riesgo en su concepción y escritura dramática, por su naturaleza absurda, sombría y pesimista.
Brilla por su desencanto, pero sus actuaciones
son débiles y azarosas, con ciertos disfuerzos de los noveles actores en las escenas
de mayor energía. Las falencias no son corregidas a tiempo por la dirección y revela
a “Ipacankure” como un serio desafío por las características de este montaje.
Autor pendiente
Con reminiscencias a “Esperando a Godot” (Vega
Herrera ha dicho que conoció esta obra tiempo después), “Ipacankure” delinea su
atractivo en su identidad. La palabra suena a un misterioso quechua. No revela más,
pero es suficiente para cifrar el futuro de sus desolados personajes.
La buena escenografía y un juego de luces aún
perfectible sumado a lo referido, no permite que el máximo provecho del texto. No
obstante, es un mérito trabajar este reto teatral y ser correspondido en interés
y afluencia de público en el auditorio del Centro Cultural de San Marcos.
Aunque galardonado con el “Premio Nacional de
Dramaturgia” (1987) del Instituto Nacional de Cultura (INC) y el “Premio
Nacional de Teatro” (1989), Vega Herrera es un autor a quien revisar con
frecuencia. Conocer su dramaturgia es ahondar los linderos inéditos e inusuales
por los que transita nuestro teatro.
DATO: El 28 de agosto se estrenará “Noche de Luna”, de César Vega Herrera bajo la dirección de Jorge Sarmiento en la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (ENSAD).
Fotografías: CCSM / Teatro de San Marcos
Ficha técnica
“Ipacankure”, de César Vega Herrera
Dirección: Edgardo Cáceres Álvarez
Asistente de dirección: Percy Pinto Ávila
Elenco: Joseph Mendoza Andia y Frank Castañeda
Gestión cultural y producción: Elizabeth
García
Escenografía e iluminación: Jorge Rodríguez
Chipana
Próximas funciones: 15, 22 y 29 de agosto
Lugar: Auditorio del Centro Cultural de SanMarcos
(Av. Nicolás de Piérola 1222, Centro de Lima) Parque
Universitario
El ingreso a estas presentaciones es libre
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