Se acerca el Día Mundial de Teatro (27
de marzo) y desde hace algunos años hay logros que celebrar en nuestro país. Nuevos
recintos teatrales, producciones de alta calidad, políticas descentralizadas de incentivo
cultural y talleres de formación escénica, etc. Pero siendo sinceros, no todo es bueno,
aunque se ha avanzado.
Sería ideal contar con una plataforma que
integre propuestas comerciales o alternativas y, lo más urgente, incentivar el
teatro –como otras artes también– desde el colegio. Al margen de este pequeño análisis,
diversas personalidades del mundo escénico suelen expresar sus buenos deseos e
intenciones por esta fecha.
Es así que este 2013 el actor y
escritor de teatro italiano ganador del Premio Nobel de Literatura de 1997, Dario
Fo, fue elegido para escribir un mensaje; mientras que en el Perú, Eduardo Adrianzén,
dramaturgo y guionista, dedicó unas líneas en “Incluyamos las gracias” que deseo
compartir con ustedes.
International Theatre Institute (ITI)
World Organization for the Performing
Arts
Día Mundial del Teatro 2013 (Marzo /
27)
Mensaje
de Dario Fo
Hace mucho tiempo, el poder tomó una
decisión intolerante contra los comediantes al expulsarlos del país.
Actualmente, los actores y las
compañías teatrales tienen dificultades para encontrar escenarios públicos,
teatros y espectadores, todo a causa de la crisis.
Los dirigentes, por tanto, ya no están
preocupados por controlar a aquellos que les citan con ironía y sarcasmo, ya
que no hay sitio para los actores, ni hay un público al que dirigirse.
Por el contrario, durante el
Renacimiento, en Italia, los que gobernaban, tuvieron que hacer un esfuerzo
importante para mantener a raya a los Comediantes, pues reunían abundante
público.
Se sabe que el gran éxodo de actores
de Commedia dell'Arte tuvo lugar en
el siglo de la Contrarreforma, que decretó el desmantelamiento de todos los
espacios teatrales, especialmente en Roma, donde fueron acusados de ofender a
la ciudad santa. En 1697, el Papa Inocente XII, bajo la presión de insistentes
requerimientos del ala más conservadora de la burguesía y de los máximos
exponentes del clero, ordenó la eliminación del Teatro Tordinona que, según los
moralistas, había acogido el mayor número de representaciones obscenas.
En la época de la Contrarreforma, el
cardenal Carlos Borromeo, que estuvo activo en el norte de Italia, se consagró
a la redención de los 'niños milaneses', estableciendo una clara distinción
entre el arte, como la máxima expresión de educación espiritual, y el teatro,
la manifestación de lo profano y lo vanidoso. En una carta dirigida a sus
colaboradores, que cito de memoria, se expresa más o menos así: "Los que
estamos resueltos a erradicar las malas hierbas, hemos hecho lo posible por
quemar textos que contienen discursos infames, para extirparlos de la memoria
de los hombres, y al mismo tiempo perseguir a todos aquellos que divulgan esos
textos impresos. Evidentemente, sin embargo, mientras dormíamos, el diablo
maquinó con renovada astucia. ¡Hasta qué punto es más penetrante en el alma lo
que los ojos pueden ver que lo que puedan leer de los libros de ese género!
¡Hasta qué punto más devastadora para las mentes de los adolescentes y niños es
la palabra hablada y el gesto apropiado, que una palabra muerta impresa en un
libro. Por tanto es urgente sacar a las gentes de teatro de nuestras ciudades,
como lo hacemos con las almas indeseables."
Por tanto, la única solución a la
crisis se basa en la esperanza de que se organice una gran caza de brujas
contra nosotros y especialmente contra la gente joven que desea aprender el
arte del teatro: Una nueva diáspora de Comediantes que, desde tal imposición,
sin lugar a dudas provocará beneficios inimaginables por el bien de una nueva
representación.
Y ahora el Mensaje Nacional por el Día
del Teatro:
Incluyamos
las gracias
Por:
Eduardo Adrianzén
En este Día Mundial del Teatro, para
celebrar como se debe y organizar una verdadera fiesta, por fuerza debemos
invitarnos a todos, sin excepción.
Así que a nuestra fiesta entran:
Los que hacen teatro en medio de un
arenal y con butacas de ladrillo.
Los que lo hacen en salas pequeñas o
espacios alternativos.
Los que lo hacen en las salas más
grandes, equipadas, cómodas y elegantes.
Los que improvisan escenarios en las
localidades donde aún no hay salas de teatro.
Los que ofrecen entrada libre o salida
con sombrero.
Los cobran 5, 10, 15, 20, 40, 50, 60 o
100 soles, con descuento para estudiantes, jubilados, bomberos y policías, ya
sea lunes femenino, jueves popular o sábado de gloria.
Los que tienen financiamiento de
universidades, instituciones o empresas.
Y –afortunada excepción- algún fondo público.
Los que rompen su chanchito, se
endeudan o empobrecen para producir su montaje.
Los pocos que pagan fijo. Los muy
pocos que sacan puntos de 3 mil soles semanales. Los muchos que sacan poco. Los
que sacan puntos de 3 soles, o “para la gaseosa”. Y los que simplemente lo
hacen gratis.
Los famosos. Los aspirantes a famosos.
Los que no se esfuerzan en ser famosos.
Los que son vistos como vacas
sagradas. Los que son vistos como terneros sagrados. Y los engreídos de los
medios.
Los que no buscan ser “sagrados”, y no
lo serán porque rara vez aparecen en los medios.
Los independientes. Los dependientes.
Los que se sienten “oficiales”. Los que se sienten “marginales”, Y los que se
sienten orgullosos de cualquier etiqueta.
Los que ganan concursos. Los que no
los ganan. Los que nunca participan.
Los que hacen obras solo para reír y
no buscan hacer pensar.
Los que quieren hacer pensar y no
buscan entretener.
Los que quieren entretener haciendo
reír y haciendo pensar.
Los livianos, los graciosos, los
profundos y los sesudos.
Los que hacen obras nacionales. Los
que hacen obras universales. Y los que hacen de las dos.
Los que escriben aristotélico. Los que
no les interesa ser aristotélicos. Los tradicionales. Los vanguardistas. Los
que respetan las reglas y los que quieren jugar con otras.
Los que mezclan y fusionan. Los que
hacen un teatro que también baila y canta.
Los que hacen un teatro basado solo en
la palabra. Los que no usan la palabra. Los que usan muñecos, títeres o
marionetas.
Los que hacen teatro para niños, para
jóvenes, para adultos o adultos mayores.
Los que incluyen danza, video,
performance, música en vivo y todas las artes.
Los que trabajan en escenarios
desnudos. Los que construyen decorados. Los que tienen presupuesto para diseñar
muebles y vestuario. Los que saquean el closet de la mamá y la casa de la
abuelita.
Los que hacen teatro de temática
heterosexual, homosexual o transgénero.
Los que provienen de familias de
teatristas, y el único teatrista de la familia.
Los que critican, pero también hacen.
Los que al hacer, también se equivocan y son criticados igual.
Los que son parte de un grupo. Los que
buscan un grupo. Los que quieren pasar por muchos y variados grupos.
Los que tienen 4 montajes al año y los
que tienen un montaje cada 4 años.
Los que llaman y convocan. Los que
esperan ser llamados. Los que no esperan ser llamados y se generan su propio
trabajo.
Y en fin: a todos los que hacemos
teatro porque no podemos evitarlo.
Pero algo más:
En esta ocasión, incluyamos las
gracias… al público. Sí: a todas esas personas generosas que no son de nuestro
gremio, y se toman la molestia de salir de sus casas, y caminar, o manejar su
bicicleta, o tomar una combi, un ómnibus, o su auto para venir a vernos. De
verdad: muchísimas gracias por ir al teatro, porque pudieron quedarse en casa
viendo los 300 canales de TV por cable, o algún DVD de su colección, o
Internet, o en su PC. En cambio prefieren ver nuestros montajes. Gracias,
porque sin público no hay teatro, ni día del teatro, ni nada para festejar.
Y si incluimos a todo el público que
nos gustaría tener, entonces el Día del Teatro ya se convierte el día de toda
la gente. A eso debemos aspirar.
Como siempre dicen los actores cuando
les toca un personaje difícil: “es un reto”. Pues asumamos el reto, y a
trabajar se ha dicho.
¡Feliz Día del Teatro!
Ambos discursos serán leídos en la
Celebración por el Día Mundial del Teatro que el Centro Peruano del Instituto Internacional de Teatro (ITI) ha organizado este lunes 25 de marzo. En ese evento
el actor, director y dramaturgo Ismael Contreras recibirá un justo homenaje por
su reconocida trayectoria. La cita es en el Teatro Auditorio Larco de Miraflores
(Av. Larco 1150, Miraflores) a las 8 de la noche. El ingreso es libre y, como en el teatro, están todos invitados.
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