miércoles, 24 de septiembre de 2025

Verdades a medias

Hay quienes se pierden en vanas nostalgias o fugaces quimeras antes que enfrentar la tediosa realidad en la que viven. Lo que pareciera un escape mental fugaz y ocasional podría convertirse en una verdadera pesadilla como sucede en “Hay que llenar la noche” (1993).

"Hay que llenar la noche" marca la aparición 
de Sadith Arévalo en Espacio Libre  

Este desafiante texto de César Bravo (Lima, 1960) marca el retorno de Espacio Libre a las tablas en su esencia perfecta: la de grupo. A sus referentes como Karlos López Rentería o Eliana Fry García-Pacheco se suman el ahora mediático David Almandoz y Sadith Arévalo, de grata aparición, quienes se suman al rescate del teatro de autor peruano.
Bajo la mirada lúcida del experimentado Diego La Hoz, el montaje conjuga adecuadamente su libreto de medias verdades, un elenco comprometido y una escenografía sobria. Nada falta ni sobra, salvo el oficio del grupo, sobre el escenario del Club de Teatro de Lima.
Hay que llenar la noche” plantea un extraño triángulo amoroso que enreda el pasado y el presente de cuatro adultos de mediana edad. Un encuentro fortuito entre Coco (López Rentería), un empleado de banco, y Raquel (Arévalo), la ilusión de su adolescencia, reaviva una pálida chance de un amor secreto, perdido en su momento.

Elizabeth (Fry), Juan (Almandoz) y
Coco (López Rentería)

Aunque fugaz e intrascendente, esta coincidencia afectará su relación –de por sí, ya inestable e insostenible– con su novia Elizabeth (Fry) cuando ella se entere de la presencia de esta enigmática mujer. El mejor amigo de ambos, Juan (Almandoz), intentará mediar o remediar la situación, aunque sin mucho éxito. Las historias se van tejiendo de forma simultánea, cada una con su atmósfera sonora (mérito de Prado) y lumínica, que, en escenas después, se articulan con sincronía y precisión. Con pocos elementos y mucha imaginación, La Hoz demarca la dualidad espacial de tediosa rutina o esperanzadora ilusión en la que su elenco juega cómodamente.
López Rentería se desenvuelve de forma versátil, entre lo cursi y cínico, tan carismático como manipulador en la fantasía y la realidad. Junto a Almandoz, en su contraparte más incorregible, entablan un amigable dúo que fluye con honestidad y humor en la charla de cantina, el momento más logrado –y extenso– del montaje.

Este montaje marca el retorno a las tablas
de Espacio Libre como grupo 

Por su parte, Fry saca adelante un rol con solvente energía y sensualidad, mientras que Arévalo se desenvuelve con ingenuidad y aplomo en un papel que va de lo vulnerable a lo valiente.
Todos deben sobrevivir entre diálogos de encrucijada con el “no” como respuesta esquiva que salpican con indiscreciones y mentiras a conveniencia. 
Tan idílico como imposible, las relaciones se sostienen sobre secretos y apariencias que el público apenas distingue desde la penumbra. “Hay que llenar la noche”, notable retorno del grupo Espacio Libre, desnuda los riesgos de encontrar en las verdades a medias o las mentiras más creíbles alguna certeza que no proviene del corazón.

FICHA ESCÉNICA
Hay que llenar la noche” de César Bravo
Dirección: Diego La Hoz
Elenco: David Almandoz, Eliana Fry García-Pacheco, Karlos López Rentería y Sadith Arévalo
Producción ejecutiva: Evelyn Irivarren
Temporada: Del 13 al 28 de setiembre de 2025
Funciones: sábados y domingos a las 7pm
Lugar: Club de Teatro de Lima (Av. 28 de julio 183, Miraflores)
Entrada: S/ 40 (General) y S/ 30 (Estudiantes y jubilados) en Joinnus
Un montaje de Espacio Libre Teatro
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