En el año de 1886 León Tolstoi (1828-1910)
publicó “Historia de un caballo”. En ese bello relato el escritor ruso recurrió
a los equinos como personajes para revelar la compleja naturaleza humana, sus criticables
convenciones y defectos con aires de fábula.
El dramaturgo recreó los avatares de Patizanco, un caballo cuya nobleza no radicaba
en su linaje.
Esa aproximación, desde unos ojos ecuestres y sensibles, fue utilizada
en el poético montaje que Jorge Chiarella dirigió en el cierre de temporada del
Teatro Británico.
Vida
de sacrificios
La puesta presenta a Patizanco, un caballo pío nacido en un establo
del Imperio ruso, que al no poseer pedigrí es relegado por esa advenediza condición.
Cuando abandona el establo, se gana el aprecio de unos y el odio de otros (humanos) pero siempre es discriminado por los de su propia especie.
En esas peripecias –con buenos y malos
amos– reflexiona con inusual agudeza e ingenuidad el extraño orden de los humanos.
La pieza explora la condición humana, sin temor ni condescendencia.
Destaca la intensidad de sus diálogos en los que se aborda el sentido de pertenencia a un grupo, la diferencia, la vejez y la discriminación.
La pieza explora la condición humana, sin temor ni condescendencia.
Destaca la intensidad de sus diálogos en los que se aborda el sentido de pertenencia a un grupo, la diferencia, la vejez y la discriminación.
La dirección de Chiarella equilibra y
pondera el despliegue actoral, la música en vivo, las escenas corales y la
exigencia física de su elenco. El trabajo de Franklin Dávalos como Patizanco es excepcional, sensible y humano
(verlo como un caballo entrado en años es notable). El séquito equino que lo
rodea no desentona.
Rusia
de ataño
Rozovsky también compuso la música interpretada
en vivo –un gran acierto– que dio a la puesta una atmósfera de época: la Rusia del XIX.
Ese telón musical es el fondo perfecto para las escenas de pomposa fiesta, múltiples
penurias y los ágiles arrebatos ecuestres.
Las participaciones corales fueron logradas y el uso del espacio en escena fue acertado. Una pista de
carreras (es fabuloso el momento de la competencia hípica), un establo zarista
o habitaciones fastuosas guiaron la historia en espacio y tiempo.
En suma, son cortas las palabras para una sublime puesta
–por desgracia, no habrá reposición en verano– que dejó una huella sublime e
imborrable en el alma y corazón no sólo de los espectadores, sino también de actores,
actrices y director. Una maravillosa historia que recordar en el 2013.
Crédito de fotos: Teatro Británico
Ficha técnica
“Historia
de un caballo”, de Mark Rozovsky
Dirección:
Jorge Chiarella
Actúan: Franklin Dávalos, Tati
Alcántara, Mariano Sabato, Óscar Carrillo, Stephanie Orúe, Jean Pierre Vismara,
Leslie Guillén, Janncarlo Torrese, Claudia Rúa, Armando Machuca, Pedro
Olórtegui, Mijail Garvich, Lucía Rúa, Carlos Casella, Renato Medina y Juan
Carlos Morón
Dirección Musical: Fernando de Lucchi
Músicos: Guillermo Amesquita, César
Sánchez, María Tuzlukova e Igor de la Cruz
Lugar: Teatro Británico (Jr.
Bellavista 527, Miraflores)
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