sábado, 26 de julio de 2025

Abismos fraternales

Cada vez se habla más de los demonios que habitan bajo nuestra piel o se enredan en nuestra conciencia. Estas batallas silenciosas, recurrentes e internas salen a flote en “Hielo en la sangre” (2025), uno de los textos más ambiciosos en la prolífica carrera de Claudia Sacha (Lima, 1976).

Sebastián (Carrilo) y Tatiana (Aguirre)

Con destreza escénica y guiños científicos, la pieza –en calidad de estreno mundial– marca la esperada reapertura oficial del Teatro Racional de Barranco. En este recinto inaugurado en 2013 por Sacha junto a Eduardo Adrianzén y Franklin Dávalos, la autora afianzó su quehacer dramático con obras inolvidables como “Nuestro propio mundo” (2014). El renovado espacio que ahora gestiona David Carrillo abrió sus puertas a mediados de julio. El montaje –dirigido y actuado por este incansable teatrero– revela el enorme abismo familiar que separa y une, desde la ironía más dolorosa, a sus desolados protagonistas. Cual icebergs a la deriva, “Hielo en la sangre” desarrolla un interesante juego de apariencias y revelaciones inesperadas. Sebastián (conmovedor y sensible trabajo de Carrillo), un hombre maduro y dubitativo, va de un lado al otro en la sala de espera de una clínica en Quito.

"Hielo en la sangre", obra de Claudia Sacha, marca
la reapertura del Teatro Racional de Barranco

Con la llegada de Tatiana (Celine Aguirre en un papel intenso y exigente) Sebastián recobra algo de la tranquilidad que sólo conseguía al comer barras de chocolate. Ya reunidos, ambos hermanos deben sobreponerse a sus crisis bipolares (ansiedad, narcisismo, paranoia y más) para afrontar un asunto urgente: firmar un consentimiento para su madre en coma. Aparentemente lúcida, Tati está convencida de que puede curar a su madre a pesar del diagnóstico, mientras que Sebas quiere alentarla a que ella retome su tratamiento. El delicado entramado de secretos fraternales se trastoca en un caótico dilema que contrapone la fe y la cordura, la ciencia y la esperanza (de lo posible o lo inimaginable). Los diálogos son potentes y, por momentos, descarnados, al punto que la solvente dirección de Carrillo debería cuidar que las actuaciones no se disparen en intensidad. Estos picos de energía “contagian” a la audiencia de una sensación extraña, que linda entre la intriga y la molestia.

El montaje aborda la importancia de la salud
mental desde una tensa relación fraternal

La escenografía aprovecha el espacio del nuevo Racional. Pocos elementos ambientan la sala de espera: muebles cúbicos, macetas, un surtidor de agua, entre otros como un piso de color de la nieve, sobre el que recae una iluminación azul, neutra o verde, esta última con una acentuación dramática en los apartes de Tatiana. 
Con anotaciones geográficas brillantes, Sacha presenta a dos témpanos frágiles y obstinados en medio de una vorágine ecuatorial. Sin visos de entropías físicas o psíquicas, “Hielo en la sangre”, sensible propuesta de Yestoquelotro Teatro, estudia cuán compleja –y extrema– ebulle la psiquis humana que yace bajo la superficie.

FICHA ESCÉNICA
Hielo en la sangre” de Claudia Sacha
Dirección: David Carrillo
Dirección adjunta: Claudia Sacha
Asistencia de dirección: Isabel Falcón
Elenco: Celine Aguirre y David Carrillo
Temporada: Del jueves 10 de julio al sábado 30 de agosto
Funciones: jueves, viernes y sábado a las 8:30pm
Lugar: Teatro Racional (Av. Balta 170, Barranco)
Entradas: S/ 55 (General), S/ 35 (Estudiantes, Adulto Mayor y CONADIS) en Joinnus
Un montaje de Yestoquelotro Estudio Teatro / Teatro Racional
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miércoles, 16 de julio de 2025

Herencia afroperuana

Una exploración poética y performática sobre la interculturalidad y las migraciones forzadas resuenan en “Fabiana, pasos y latidos”. Su delicado entramado de fuentes literarias, oralidad popular, testimonios personales y noticias históricas configuran la esencia afroperuana.

Graziapaz Enciso en "Fabiana, pasos y latidos"

Este montaje es fiel reflejo de la filosofía que Maguey Teatro ha sostenido por más de cuatro décadas de vida.
Laboratorios de investigación, génesis creativa desde la propia experiencia, los lazos culturales y la memoria de los pueblos definen sus propuestas con ejercicios históricos y atmósferas sensoriales en torno a la idea “postergada” de nuestra nación. 
Bajo la dirección de Wili Pinto, “Fabiana, pasos y latidos” construye un puente multidisciplinar donde confluyen actuación, danza, imágenes, cantos populares y manipulación de objetos.
La aplicadísima y eficiente Graziapaz Enciso brilla con destreza en cada una de estas disciplinas. 
Visualmente exquisita, esta performance presenta a Fabiana Criolla, una mujer con arraigo al pasado, pero con la mirada puesta en el presente. Desde la penumbra, ella va tomando forma en escena a través de su voz, ecos lejanos, movimientos ondulatorios y exhalaciones vehementes.

La propuesta ritualista es 
dirigida por Wili Pinto  

A menudo, la intérprete combina sus rutinas con las inquietudes creativas que las explican. Lo que, en principio, parece una serie de evocaciones hacia ancestros y tierras más próximas –como Chincha– se convierte en una irremediable búsqueda de raíces más profundas. Esa travesía conecta siglos anteriores con tiempos actuales y, en especial, con África, continente madre.
Las historias y recuerdos se ramifican al punto de que podría ser difícil de rastrear por la riqueza estética del montaje. Enciso aparece con un vestuario que denuncia (o revela) su condición trashumante: cadenas, nudos y telares que, aunque lucen sujetas, no la aprisionan en escena. En este atuendo de tonalidades rojizas y colores tierra, destaca un lienzo bicolor usado como una bandera que la actriz ondea con movimientos firmes y elegantes hasta incluirla en su vestuario. En paralelo, se añaden a este simbólico ritual los objetos dispuestos en el suelo.

El empleo de objetos es uno de los aciertos
de este evocador montaje

El misterio acaba con cada imagen creada desde lo inédito y lo sutil. Una embarcación que surca con sueños a bordo, la mirada de la tatarabuela escondida entre los sembríos costeños de algodón, o la necesaria liberación de pesados grilletes ya no físicos, sino mentales o sociales que cargan nuestra frágil y fragmentada sociedad. Cumplidos estos introspectivos ritos, “Fabiana, pasos y latidos” desenreda las fibras de múltiples madejas en cada espectador. Entre discursos vacíos y la falsa inclusión, esta exhaustiva obra del repertorio de Maguey Teatro descubre las raíces de un problema racial que algunos prefieren mantener enterrado.

FICHA ESCÉNICA
“Fabiana, pasos y latidos”
Actúa: Graziapaz Enciso
Dirección y dramaturgia: Wili Pinto
Iluminación: Gume Escobar
Fuentes de textos: Eduardo Galeano, Pedro Benvenutto, Manuel Moreno, Maritza Joya
Textos de la demostración: Wili Pinto
Música: Extractos de música de Philip Glass y Foday Musa Suso, cantos populares africanos y afroperuanos
Objetos y Vestuario: Graziapaz Enciso, Wili Pinto
Fotografías: Joaquín Virhuez / Silvia Román
Un montaje de Maguey Teatro Centro Cultural
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sábado, 12 de julio de 2025

Juegos interrumpidos

Un patio, un parque, una casa... a veces, el infierno está más cerca de lo que uno se imagina. Sara Joffré (1935-2014) era consciente de los peligros que niños y adolescentes sufrían en estos parajes urbanos o rurales cuando escribió su icónica “En el jardín de Mónica” (1961).

Mónica (Arroyo) y La Niña (Cordero)

Esas heridas marcaron la delicada piel y, sobre todo, el alma y corazón de su sensible y jovial protagonista. “Una niña que podría tener hasta ochenta años, que es la máxima edad que puede tenerse”, según reza su prólogo. Ese dolor llevado en silencio toda una vida despierta un día para revelarse como una persona fragmentada e incompleta. En diciembre de 2015 la Asociación de Artistas Aficionados (AAA) montó una primera versión bajo las órdenes de Omar del Águila y la lúcida Ximena Arroyo en el papel protagónico. Ana Santa Cruz, Jamil Luzuriaga y Sergio Ota completaban aquel elenco de espíritus traviesos.
Inspirados por la partida de Joffré, acontecido un año antes, aquel montaje celebraba la vida, la alegría y la libertad con una puesta en escena colorida, brillante y lúdica. Una década después, la AAA cierra este capítulo con una versión original y arriesgada en varios sentidos.

El equipo creativo de "En el jardín de Mónica" 
recibe a su público en el histórico patio de la AAA

En principio, traslada la acción a su histórico patio, abriendo un mar de infinitas posibilidades técnicas, sensoriales y escénicas guiadas con una sólida mirada estética. Esta vez, el misterioso jardín emerge en las grises horas de una moribunda tarde de invierno, con una disposición clásica de público y escenario, y micrófonos instalados a ambos lados. La versátil Ivi Cordero toma la palabra, pero la voz de Mónica (Arroyo, en un registro doloroso, entrañable y distinto) es lo más importante. Ambas actrices –discípula y mentora– comienza su interpretación con voz y energía intensas siguiendo la nueva versión textual propuesta por el equipo que dirige Omar del Águila.
Esta acertada decisión trae a escena una historia oscura, descarnada y, quizá, más acorde a estos tiempos. Ello combina bien con la descuidada locación elegida y el vestuario negro sobre el que se adicionan prendas y accesorios de colores llamativos (naranja, fucsia o celeste).

La Niña (Cordero) y El Niño (Sánchez)

Esta utilería proviene de un baúl de madera y despierta la curiosidad de un espectador que logra sintonizar con la imaginación de sus risueños personajes. Y fluye así cada vez que Mónica plantea los juegos en los que salpican evocaciones y temores que desconciertan a la Niña (buen trabajo de Cordero) y, cuando ya cae la noche, al Niño (Gary Sánchez, en una grata aparición). El juego de contraluces y sombras denuncia el acecho de la violencia, pero revela algo más inquietante. “En el jardín de Mónica”, como en otros espacios, la inocencia de las primeras etapas de la vida se va extinguiendo para dar paso a episodios de frustración y rabia que no se deben callar más.

FICHA ESCÉNICA
“En el jardín de Mónica” de Sara Joffré
Dirección: Omar del Águila
Elenco: Ximena Arroyo, Ivi Cordero y Gary Sánchez
Lugar: Asociación de Artistas Aficionados (Jr. Ica 323, Centro de Lima)
Temporada: Del 04 al 20 de julio
Funciones: viernes y sábado a las 6pm / Domingos a las 5pm
Ingreso libre, colaboración voluntaria
Una producción de la Asociación de Artistas Aficionados
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miércoles, 9 de julio de 2025

Miseria urbana

 Encontrar la sensibilidad adecuada para contar una historia de lucha o superación ante la adversidad podría ser todo un desafío. El equipo de Onírica Teatro corrió este y seguramente otros riesgos cuando llevó a escena “Este lugar no existe” (2019) en nuestra Lima timorata.

Cecilia (Ureta) y Sara (Rebaza) en "Naranjas", la
nueva obra de Alejandra Vieira

A aquel montaje le bastó dos temporadas para quitarnos la venda de los ojos ante una problemática atroz –la minería ilegal en Madre de Dios– contada por dos adolescentes soñadores. En “Naranjas”, nueva obra de Alejandra Vieira (Lima, 1992), la autora intenta replicar esta difícil experiencia desde una mirada más urbana y reconocible. 
Su trama parece extraída de una crónica metropolitana, vivencial y dolorosa. La dura vida de Cecilia (buen trabajo de Beatriz Ureta) y Sara (Yaremís Rebaza eficiente en estos roles), madre e hija dedicadas a la venta de jugos de fruta en una transitada avenida capitalina.
En el hábitat injusto y precario de “Naranjas” aparecen seres forzados a sobrevivir sin perder la esperanza. Por ejemplo, la animosa vendedora de desayunos Charito (la versátil Astrid Villavicencio), el limpiador de autos Elmer y el periodiquero Miguel (Alain Salinas, siempre acertado por más disímil sea el registro por interpretar).

Charito y Elmer (Villavicencio y Salinas en uno
de sus papeles del montaje)

Pero no son los únicos seres que anhelan echar raíces en el frío asfalto limeño.
Marcela (Villavicencio, en un nuevo papel) y Keyla (una precisa Sol Nacarino), madre e hija también, han viajado desde el interior para atenderse en un hospital de la gran ciudad. 
Estas personas despiertan el recelo en las vendedoras, excepto en Sara, quien descubre en Keyla a una amiga genuina.
Este encuentro marca el conflicto en una historia que en su primera parte se había esforzado por presentarnos extensamente la rutina de los ambulantes. 
A partir de aquí el montaje alcanza sus mejores escenas con la vibrante amistad de estas chicas –maduras para su edad, quizá– y la empatía de sus compañeros de calle. Hay episodios sublimes, pero, por momentos, fluyen otras secuencias un tanto cursis o condescendientes.

Las inmigrantes Keyla (Nacarino)
y Marcela (Villavicencio)

Ello no invalida la crítica social para un sistema indiferente (Estado y sociedad) y las dolorosas verdades que marcarán el vínculo de las nuevas amigas. La dirección de Vieira optimiza el uso del espacio del Club de Teatro de Lima, con buenos apuntes para el desplazamiento de actores y utilería (menuda y diversa) y una iluminación precisa.
Naranjas” continúa la estela de obras sociales que requiere nuestro teatro para tomar una conciencia comunitaria. Este sensible trabajo de Onírica Teatro demuestra que una vida dura e injusta existe en cualquier lugar, al doblar la esquina, solo que con otro rostro o nombre. 

FICHA ESCÉNICA
Naranjas” de Alejandra Vieira
Director: Alejandra Vieira
Elenco: Alaín Salinas, Astrid Villavicencio, Beatriz Ureta, Sol Nacarino, Yaremís Rebaza
Funciones: 13, 20 y 27 de junio; y 04, 05, 11 y 12 de julio a las 9.15pm
Lugar: Club de Teatro de Lima (Av. 28 de julio 183, Miraflores)
Entradas: S/ 40 (General) y S/ 25 (Estudiante /CONADIS) en Joinnus
Un montaje de Onírica Teatro
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domingo, 6 de julio de 2025

Pesadilla juvenil

El camino hacia la adultez está marcado por decisiones que, muchas veces, implican un costo inevitable. Los avispados protagonistas de “Laberinto de monstruos” (1998) quisieron ahorrarse esta lección sin imaginar que marcaría su existencia hasta el día de hoy.

Elenco de "Laberinto de monstruos"
La nostálgica obra teatral del maestro César de María (Lima, 1960) vuelve a escena en una versión fantasmagórica y entrañable. Sus protagonistas –cinco adolescentes en una dolorosa e irreversible metamorfosis– recuerdan cómo se sepultaron sus sueños y anhelos en las vacaciones de medio año de 1975, una fecha que difícilmente olvidarán. En ese año llovió como nunca en Lima. Una huelga de policías “sofocada” por las fuerzas armadas causó zozobra en la capital. Y en las emisoras se repetían los pegadizos estribillos de Los Iracundos. La acertada producción técnica de Atmósfera Alterna ha cuidado estos detalles. Laberinto de monstruos” inicia con un inquietante desfile a modo de oscuro presagio. Irónicamente, sus personajes surgen de la sana travesura y la chacota más pícara. Como Leo (buen rol de René Inquillay), un vendedor que soñaba con ser cantante, y quien guía la historia. 

Fernandito (Velazco), Memo (Cruces),
Danny (Bernal) y Leo (Inquillay)
con el viejo (Suica)
Lo siguen el enamoradizo Danny (aceptable Bruno Bernal), Memo (Renato Cruces, de gran trabajo), que aspiraba a ser cura, y Fernandito (un carismático Juan Velazco), el más ingenuo de todos. A ellos se suma Jenny (precisa Patricia Moncada), la única chica de la collera y, a menudo, el equilibrio femenino ante tanto impulso varonil. Cierto día, los jóvenes conocen al dueño de una feria instalada en un descampado.
El viejo con sentencias proféticas (Jesús Suica, muy versátil) les ofrece su primer empleo: ser los monstruos de una atracción ferial de fiestas patrias y, aunque la paga no es alta, aceptan. 
La inmadurez del grupo los lleva a involucrarse en el robo de la misteriosa maleta del “Loco” James (buen segundo papel de Suica). A partir de aquí, los jóvenes enfrentan el peso de sus decisiones al descubrir la difusa línea que separa la inocencia de la culpabilidad.

La nostálgica propuesta es dirigida
por Jorge Gálvez 
La puesta en escena destaca por su minimalismo escenográfico, salvo por magníficos detalles como el enmarañado laberinto y su perturbadora atmósfera.
El vestuario de época, ingeniosos disfraces, caracterización y el desplazamiento del elenco (mérito de Sergio Murillo) convergen en una propuesta vertiginosa que debería prescindir de humo escénico en varios momentos.
La suma de esfuerzos (actoral, vocal y técnico) está bien orquestada por la confiable dirección de Jorge Gálvez. “Laberinto de monstruos”, lúcido montaje de Atmósfera Alterna, encuentra en el despertar a la vida, las leyendas de barrio y la historia del país convulso, los pilares inevitables del doloroso proceso de crecer como persona y nación.

FICHA ESCÉNICA
Laberinto de monstruos” de César De María
Director: Jorge Gálvez
Director de movimiento: Sergio Murillo
Asistencia de dirección: Jack Meza
Elenco: Juan Velazco, Patricia Moncada, René Ynquillay, Bruno Bernal, Renato Cruces y Jesús Suica
Funciones: miércoles a las 8pm
Temporada: 18 y 25 de junio, y 02 y 09 de julio
Lugar: Asociación de Artistas Aficionados (Jr. Ica 323, Centro de Lima)
Entradas: S/ 40 (General) y S/ 30 (Estudiante, Adulto Mayor, CONADIS) en Joinnus
Un montaje de Atmósfera Alterna
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