viernes, 8 de febrero de 2019

Mundos paralelos

Bajo un cielo de estrellas titilantes, Roland y Marianne asisten a una extraña conjunción cósmica. La más importante de sus vidas, quizá, porque descubrirán que sus mundos no son tan diferentes como imaginan y que, más bien, obedecen a un principio inevitable y universal: el azar.
Roland (Jesús Neyra ) y Marianne (Gisela Ponce de León)
Foto: Kitty Bejarano
Él, apicultor urbano, y ella, profesora de mecánica cuántica, confrontarán las posibilidades de una relación entre temores, dilemas y torpezas, aunque solo sean dos jóvenes citadinos en una tarde cualquiera. Estos ingredientes aparecen en “Constelaciones” (2012), unas de las piezas más laureadas del británico Nick Payne. Con una escenografía minimalista que aprovecha la arquitectura del Teatro de Lucía, el director Rodrigo Falla Brousset plantea estos “múltiples universos” con mirada detallista. Sus luminarias colgantes –las estrellas– y unas líneas blancas sobre el suelo invitan al juego de las casualidades.
Utiliza la funcionalidad de su dramaturgia –diálogos con determinados matices que se reiteran hasta lograr momentos únicos–, y el trabajo de su elenco, Gisela Ponce de León y Jesús Neyra, que no desentona su timing ni compenetración anímica durante esta obra sin intermedio.
Afiche de "Constelaciones"
El modelo lúdico de mundos posibles ya ha sido explorado con ingenio y eficiencia en piezas cortas como “Sure thing” (1988) del estadounidense David Ives –texto que Falla Brousset dirigió en “No pensé que era amor (2018)”– o “Así de simple”, una comedia de tres perspectivas simultáneas escrita por los argentinos Ignacio Bresso y Sofía González Gil. En “Constelaciones” Falla Brousset respeta las referencias inglesas de la pieza original que, aunque causan cierto ruido, no restan verosimilitud ni dinamismo al montaje. La dirección se afianza sobre dos ejes sostenidos por el diseño de la iluminación, un recurso protagónico.
Uno de “realidades posibles” que encandila a la audiencia por su cariz poético e impredecible; y otro de “realidades desoladas” que marca las transiciones del primero, y emplea dos luminarias cenitales para descargar las escenas más intensas del contubernio.
La estructura fragmentaria salpica de saltos temporales (pasado/presente) con la complejidad de nociones de partículas cuánticas o la organización social de las abejas. El cambio de perspectivas –con buen uso del espacio: izquierda/derecha o en escena/bajo ella– ayuda mucho a este propósito lúdico.
Rodrigo Falla Brousset dirige "Constelaciones".
Foto: Kitty Bejarano
A través de Roland y Marianne, el elenco transita por episodios irónicos, apasionados, frustrantes y dolorosos bien acentuados con silencios. Ponce de León imprime un perfil frágil e intenso entre arrebatos y delirios, mientras que Neyra resuelve con más encanto que lógica las intenciones de su personaje. No obstante, la carga emocional de ambos satura hacia el final. Con el plano lúdico diluyéndose rápidamente, las escenas se tornan algo densas y aletargan la fluida poética del inicio hasta aterrizar en el desencanto de nuestro albedrío. En “Constelaciones” estos ideales, tan fugaces como humanos, son eclipsados infinitas veces por el Destino.

FICHA ESCÉNICA
Constelaciones” de Nick Payne
Dirección: Rodrigo Falla Brousset
Asistencia de dirección: Vera Pérez-Luna
Elenco: Gisela Ponce de León y Jesús Neyra Oficial
Lugar: Teatro de Lucia (Ca. Bellavista 512, Miraflores)
Producción ejecutiva: Ale Reyes Freitas

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