martes, 18 de septiembre de 2018

Enemigos silenciosos

Una pequeña escena inspirada en una fotografía –dos niños ayacuchanos desolados por el terrorismo– fue el origen de “Entre colinas y senderos” de Michael Joan. Era 2009 y la idea reposaba en los borradores de un taller de dramaturgia del maestro Arístides Vargas (Córdoba, 1954).
Claudia del Águila y Michael Joan
en "Entre senderos y colinas"
Mientras el texto cobraba forma, Joan aprendía más sobre este autor argentino exiliado en Ecuador desde 1975. Empezó a dirigir obras suyas como “La edad de la ciruela”, actuó en “La república análoga” y ahora acaba de estrenar “Jardín de pulpos”. En estas influencias él encontraría un lenguaje de convicciones históricas y creativas con que explorar las heridas de nuestro pasado reciente. Nueve años después, Joan estrena y dirige su versión final como un inteligente entramado cargado de lecciones y advertencias para aquellos de frágil memoria. Esta propuesta de la Asociación Cultural La Vale es, sin duda, una de las más lúcidas que trae la cartelera teatral.
Entre colinas y senderos” trasciende entre atemporalidades y realidades paralelas y, en apariencia, distantes. Sus personajes emergen desde la evocación y sobreviven camuflados bajo el dolor, la incertidumbre o la esperanza. Joan y Claudia Del Águila, su esposa, entregan un impecable trabajo, de química sinergia e innegable compromiso.
Washington (Joan)
Solo así pueden encarnar a dos niños ayacuchanos atrapados entre dos fuegos: la lucha subversiva y el terrorismo de Estado. En algunos roles buscan perdón y redención –el integrante de un comando paramilitar y su solidaria cónyuge–, y en otros reflejan sucumben a la indiferencia a cambio de favores –un general corrupto y servil y su frívola esposa–.
Con ingenio y versatilidad, Joan brilla como Washington, un niño soñador, o el inefable Cuchito, heredero de la criollada que ha envilecido al Estado, mientras que Del Águila dibuja, entre la ternura y la parodia, los rostros femeninos castigados por la violencia, la corrupción y el machismo. Los quiebres de cuarta pared no fatigan a la audiencia; más bien, los comprometen desde dos ejes temporales: uno actual y otro histórico (los años 80 y 90). Sus diálogos vitales y honestos fluyen con la contundencia de una denuncia imperiosa, un llamado de justicia.
Cuchito (Joan) y su esposa (Del Águila)
Estos elementos irán activando eventos identificables en el espectador sin presagiar, quizá, su sobrecogedor desenlace. Estéticamente, la propuesta es metafórica y sublime. El vestuario y la utilería se adaptan a las ágiles maniobras de los actores en su tránsito de personajes y escenas, mientras que la iluminación “redescubre” lo patrio visto en la escenografía. Miles de miradas perdidas colgadas asignan un colofón sublime. “Entre colinas y senderos” demarca la ruta –esa que el país no encuentra– para superar las cicatrices y reiniciar el camino hacia un futuro postergado tantas veces que podría ser confundido fácilmente con una alegoría, una ilusión ajena.

FICHA ESÉNICA
Entre colinas y senderos” de Michael Joan
Dirección: Michael Joan
Elenco: Claudia del Águila y Michael Joan
Lugar: Teatro de Lucía (Ca. Bellavista 512, Miraflores)
Las funciones van los martes y miércoles a las 8pm
La temporada culmina el 19 de setiembre
Entrada: S/50 (General), (S/35) Jubilados y S/25 (Estudiantes)
Una producción de La Vale Asociación Cultural

No hay comentarios:

Publicar un comentario