viernes, 1 de diciembre de 2017

Esquinas peligrosas

La pobreza y la desesperación confluyen en “Dos perdidos en una noche sucia” (“Dois perdidos numa noite suja”, en portugués). La obra escrita por el brasilero Plínio Marcos de Santos (1935–1999), sitúa a dos jóvenes en una balanza más proclive a riesgos insensatos que chances de un futuro digno.
"Dos perdidos en una noche sucia"
de Plínio Marcos
Publicada en 1966, durante la dictadura militar de Edmundo Branco (1964–1985) y la agresiva expansión de las “favelas”, esta pieza teatral de cruda mirada social lacera por su vigencia. Medio siglo después el sistema continúa engendrando supervivientes a diestra y siniestra bajo una lógica nefasta de acción y omisión. Tras algunos montajes recientes en tablas limeñas en 2016, Soma Teatro añade una propuesta plausible, descarnada y humana. 
Apoyado en una traducción limpia y una inmejorable adaptación del dramaturgo Daniel Amaru Silva, el montaje que dirige con acierto Rodrigo Chávez golpea por su vehemencia y cercanía.
Toño (Alaín Salinas) y Paco (Gianfranco Cruzado) son “falsificadores” de focos enclaustrados en un pequeño conteiner. Envueltos en una convivencia de sueños y carencias comunes, ambos jóvenes irán forjando una amistad marcada por pugnas de poder, defensa mutua ante la opresión externa (amenazas) y dicotomías que se sucederán a lo largo de la puesta.
Paco (Gianfranco Cruzado)
y Toño (Alaín Salinas)
La más llamativa son los dos tipos de marginalidad que encarnan los protagonistas. Una oficial/rural en el personaje de Salinas: un escrupuloso y adusto ex militar atormentado por su pasado; y otra emergente/urbana en el rapero callejero –que compone Cruzado con carisma y frescura– cuyas letras esperanzadoras son un desfogue de vida. Los diálogos estridentes de “Dos perdidos en una noche sucia” arrastran, en sus resentimientos, abusos (o vivezas) y prejuicios, un poco de nuestra idiosincrasia. Esta batalla de argumentos y la interacción más cerebral que física (o gestual) sostendrán la tensión de la obra mientras se relativiza lo moral, legal o pragmático.
La dirección añade una atmósfera asfixiante e inquietante. Chávez sitúa a su elenco en una reducida esquina para establecer desde ahí un milimétrico debate sobre el inquebrantable deseo de superación y el libre albedrío desde una perspectiva de esclavitud moderna.
Una puesta de Soma Teatro 
Esta alusión trágicamente recordada por una noticia dio pie a que Silva trastoque adecuadamente el texto e inserte –sin perder el sentido de la dramaturgia original– a sus personajes marginales en el drama de quienes laboran en condiciones infrahumanas en una ciudad como Lima. La utilería aporta un protagonismo metafóricamente silente: los zapatos son el camino hacia una vida mejor, el revólver asigna quién detenta el poder, la banca es lugar para negociar una esperanza... “Dos perdidos en una noche sucia” calcula en las decisiones –a veces, apremiantes e inevitables– el alto precio que pagar para escapar de un sistema que consume los sueños.

FICHA ESCÉNICA
“Dos perdidos en una noche sucia” de Plínio Marcos
Proyecto Final de Artes Escénicas de Gianfranco Cruzado
Dirección: Rodrigo Chávez
Versión y traducción: Daniel Amaru Silva
Elenco: Alaín Salinas y Gianfranco Cruzado
Lugar: La Casa Recurso (Jr. San Antonio 203, Barranco)
Temporada: Del 17 de noviembre al 3 de diciembre
Las funciones son los viernes, sábados y domingos a las 8:30pm
Una producción de Soma Teatro

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