domingo, 20 de diciembre de 2015

Miradas imperturbables

La presencia de un paciente ha despertado la intriga en un centro psiquiátrico. Sus desconcertantes respuestas no encajan en diagnósticos clínicos comunes sino que, por el contrario, causan asombro por su aparente normalidad. Ni la ciencia más rigurosa de la Tierra podría con este caso. O quizá sí.
Rantés (Santiago Magill)
Esta extraña premisa inspiró a “Hombre mirando al sudeste” (1986), película de Eliseo Subiela (Buenos Aires, 1944). Luego de la controversia con el filme K–Pax (2001), el guionista argentino adaptó su historia al teatro. Un buen texto convertido en un sesudo montaje en manos de Nadine Vallejo.
La directora juega y potencia una puesta entre la lógica establecida y una más exógena: de mundos posibles. El Museo de Arte de Lima (MALI) trastoca en un refugio de emisarios siderales cuyos mensajes describen órbitas acompañadas de enigmas profundos. La razón entra en conflicto.

VIAJAEROS ESPACIALES
El extraño interno afirma haber venido de un planeta lejano y llamarse Rantés (Santiago Magill disciplinado y deslumbrante). Verlo desafiante e imponente –a pesar de su delgadez– inquieta con su enigmático discurso mesiánico. A su lado, Ricky Tosso logra construir un solvente contrapunto.
Rantés (Magill) y un interno (Casella)
A pesar de las licencias cómicas que destila, logra un personaje equilibrado como Julio Denis, el siquiatra y único amigo de Rantés
La dupla Magill y Tosso contribuye a tejer una trama inexplicable con posturas lógicas para cada uno, silencios precisos, miradas elocuentes y una tensión continua.
Ambos dibujarán trincheras de verdades relativas entre la habitual cordura y la aparente locura. ¿Y si lo aceptado socialmente como real por la costumbre de los siglos es una arcaica mentira? En “Hombre mirando al sudeste” encontrar una postura cómoda pondrá a prueba al espectador.

MUNDOS CONFUSOS
De otro lado, la acertada aparición de una compañera de Rantés (una aceptable Anneliese Fiedler) y uno de los pacientes del manicomio (un correcto Carlos Casella) aportan verosimilitud y dinamismo. La puesta en escena capta suficiente interés aunque solo el deleite dure una hora y media.
Escena de "Hombre mirando al sudeste"
Pronto, el misterio que acompaña a Rantés hace que las respuestas yazcan en una galaxia de temores lejanos
Con buen diseño de iluminación y una escenografía de estética fría, Vallejo delinea escenarios para cazar certezas en un consultorio, una sala de conciertos o un patio solitario.
Pero hay un gran obstáculo: las interrogantes que flotan en “Hombre mirando al sudeste” parecen señales del infinito. Allá donde Rantés perdía su mirada en un éxtasis sideral, una desorientada Humanidad contempla la bóveda celeste como si residiera ahí las verdades que expliquen los destinos más terrenos.

Crédito de fotos: Hombre mirando al sudeste

Ficha escénica
Hombre mirando al sudeste”, de Eliseo Subiela
Dirección: Nadine Vallejo / Asistencia: Juan José Espinoza
Elenco: Ricky Tosso, Santiago Magill, Anneliese Fiedler y Carlos Casella
Diseño de escenografía, vestuario y luces: Juan Sebastián Domínguez
Composición musical: Iván Lorenzana
Lugar: Museo de Arte de Lima – MALI (Paseo Colón 125, Lima)
Temporada: Del 4 de setiembre al 26 de octubre de 2015
Funciones: Viernes, sábados y lunes a las 8pm / Domingos a las 7pm
Producción: Ana Celia Salazar y Silvia La Torre
Información adicional en la página de la obra

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