A veces, la imaginación deja de ser un
simple ejercicio de abstracción y se convierte en pasaporte para una fuga perfecta.
En “La razón blindada”, texto escrito por Arístides Vargas (Córdoba, 1954) es, en
realidad, el único desvío posible para salvar del monótono encierro a De la
Mancha y Panza, sus dos excéntricos personajes.
Desde trincheras idealistas, ambos inician,
enredan y desarrollan pequeños episodios siempre a espaldas de sus celadores. A
través de ellos, mutan su condición real de presos por la de imaginarios
aventureros listos a recorrer llanuras poco pacíficas o continentes distantes en
los pocos metros cuadrados de libertad por los que transitan.
Cautivante
locura
Esta sensación impregnó la última
función de la segunda temporada de “La razón blindada”, dirigida por Marco
Otoya. Luego de casi un año de su temporada de estreno, este montaje de Panparamayo Teatro regresó a El Galpón Espacio de Pueblo Libre con una maduración notable.
Jorge Bardales, como De la Mancha, y Sandro La Torre, a veces, Panza, el galgo Toribio e, incluso, Rocinante, ofrecieron
una vertiginosa y ágil interpretación acompasada al ritmo de una dramaturgia
brillante y cargada de divertidas metáforas e ingeniosos argumentos. En sus
conversaciones –con momentos lúcidos y delirantes– se desafía el poder externo:
unos intimidantes ojos plasmados perfectamente con proyecciones de video.
Y, aunque durante la obra se
desconocen las razones de su reclusión, todo se sostiene en el anhelo de la
libertad: para soñar, imaginar y, por qué no, cuestionar y burlarse de la
realidad. Todo esto sucede cada domingo, el único día en que es posible conspirar
con cierta facilidad.
Desafiando
el riesgo
El discurso de Vargas combina los desbordes
irracionales de las recreaciones quijotescas a sus experiencias como el exilio –lo sufrió durante la dictadura militar– o la represión. Por eso esta curiosa
alegoría funciona tanto en las escenas de penumbra, mientras se proyectan escenografías,
como bajo la luz y ante la presencia de las miradas centinelas.
En esta batalla de adalides y soñadores,
el director de la puesta suma un desafío. Otoya confiesa en
el programa de mano que “este proyecto surgió de un momento a otro en una época
en la que tenía muchas ganas y mucho interés por dirigir, pero también mucho
temor por el hecho de que no soy director”.
Sin embargo, este riesgo es bien correspondido en escena. Bardales y La Torre salen en busca de aventuras sobre
sillas móviles, armados de cacerolas, tenedores, sutilezas e ironías, mientras
que, desde las butacas, el juego de voces y personajes queda al deleite de la imaginación.
Crédito de foto: Luciana Arispe / Panparamayo Teatro
Ficha
técnica
“La razón blindada”, de Arístides
Vargas
Dirección: Marco Otoya
Asistencia de dirección: Jimena Leyva
Elenco: Sandro La Torre y Jorge
Bardales
Escenografía: José Rodríguez
Producción ejecutiva: Ana Claudia Moca
Producción general: Panparamayo Teatro
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