viernes, 15 de marzo de 2019

Heridas de guerra

El pálido fragor de batallas perdidas y “las voces” de un soldado anónimo claman en “Laberinto”. Escrita por María Teresa Zúñiga (Huancayo, 1962), esta lóbrega alegoría revela las inevitables secuelas de las guerras lejos del campo de batalla, en las trincheras de la cotidianeidad.
Alexandra Jiménez, Karlos López Rentería y
Brian Suárez en "Laberinto" (Foto: Nilton Minaya)
A través de monólogos y diálogos entrelazados, la dramaturgia desmitifica las inútiles glorias de la carrera bélica a través de los recuerdos de un escritor desesperado por contarnos algo. Desde su febril desconcierto, el director Diego La Hoz esboza un drama reflexivo sobre las víctimas (la familia o la sociedad) de las que nadie se acuerda cuando el fuego ha cesado. Habituado a escribir y dirigir sus montajes, La Hoz logra “apropiarse” de la obra de la fundadora del Grupo de Teatro Expresión (Huancayo). En el camino enfrenta desafíos –como la dimensión del espacio y apuntes de voz– que incidieron en la mística íntima y ritualista propia de Espacio LibreLaberinto” inicia con aires de fanfarria que invitan a una farsa delirante. Unas estatuas desafían su silencio con arengas ambiguas hasta que el escritor Ernesto (un aceptable rol de Karlos López Rentería) advierte su necesidad de narrar, de algún modo, su experiencia con la guerra.
Aurora Colina
A través de él se desprende una sólida crítica al pensamiento castrense que reduce a las personas a seres sin voluntad o animales armados para defender intereses ajenos. Los únicos interlocutores de sus vanos intentos –casi siempre de incomunicación– serán su madre (Aurora Colina), la mucama (Alexandra Jiménez) y un joven soldado (Brian Suárez).
Colina logra una presencia físicamente impecable aunque requería una mayor proyección de voz. Jiménez y Suárez, egresados de los talleres de Espacio Libre, dejaron buena impresión. La actriz se apropia de ironías y humor, mientras que Suárez destaca –y mucho– al transitar desde el anonimato de lo oficial hasta convertirse en el emisario de una paz esquiva. La Hoz compone sus escenas con buen ojo. Dispone contrastes de luz y oscuridad, y una música –exótica hacia el final– para acentuar la travesía sicológica de sus personajes. Logra llevar esa íntima complicidad de los recintos pequeños –como solía en Barranco– y la adapta a la Sala Roca Rey.
Ernesto (López Rentería) y el soldado (Suárez)
Al amparo de tres medallas y un parapeto rústico, López Rentería domina las ubicaciones más modestas (de la madre y la mucama) con el dolor de un tormento silente e irresoluble. El soldado, al borde del escenario, hace equilibrio en las fronteras de lo real y teatral siendo el personaje que más se desplaza al inicio y final del montaje. 
Esta “confusión” de voces, contados movimientos y vestuario un tanto más llamativo que funcional derivó en un letargo que solo la escena final pudo remecer con justicia. La guerra ha acabado, pero en “Laberinto”, la brillante fábula bélica de Zúñiga con que Espacio Libre celebra 20 años de resistencia, el combate continúa desde los infranqueables límites de la memoria, el perdón y la culpa.
Crédito de fotos: Nilton Minaya / Fotógrafo

FICHA ESCÉNICA
Laberinto” de María Teresa Zúñiga
Dirección: Diego La Hoz
Elenco: Aurora Colina, Alexandra Jiménez, Karlos López Rentería y Brian Suárez
Maquillaje: Elizabeth Pereda
Asistencia de arte: Luis López Rentería
Asistencia de sala y video: Emanuel Romero Linares
Asistencia de escena: Víctor Lucana
Lugar: Asociación de Artistas Aficionados (AAA) (Jr. Ica 323, Lima)
Funciones: Viernes y sábados 8pm / Domingo a las 7pm
La temporada culmina el 17 de marzo.
Entradas: S/ 20 soles (General) y S/ 15 (Estudiantes y jubilados)
Producción General: Espacio Libre Teatro

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