sábado, 28 de julio de 2018

Travesuras del corazón

El amor es un bien extraño: algunos lo anhelan y otros lo esquivan, pero nadie parece escapar a sus enredos. Con más lecciones que recompensas, “No pensé que era amor” (2018), recoge siete miradas diferentes sobre este ineludible sentimiento en un montaje vívido y aleccionador.
"No hay problema" de David Ives
Basada en “Un gusto pasajero” (2017), primer trabajo del Colectivo Teatral Long Play; y actuada entonces por Manuel Díaz Ibáñez y Macla Yamada, la propuesta evolucionó sin perder su grácil esencia: aprovechar los avatares amorosos en sus formas más insospechadas bajo un formato dinámico de breves historias no conectadas linealmente. Dichas historias muestran las vicisitudes de pareja desde las etapas más felices hasta las más frustrantes. El desvarío de tramas deliberadamente desordenadas corresponde al ingenio de Lauren Wilson, David Ives, Manuel Díaz Ibáñez, José Luis Alonso de Santos y Garth Wingfield.
Planteada como multiverso, “No pensé que era amor” abarca lo trágico y cómico de estas relaciones sin detenerse “innecesariamente” en los clichés románticos. Desde la dirección Rodrigo Falla Brousett imprime intensidad y buen ritmo que encaja con los giros inesperados de las escenas.
"Hágame el favor" de Manuel Díaz Ibáñez
La pareja –Díaz Ibáñez y Priscilla Espinoza– transita por diversas escenas cotidianas y de alcoba con inocencia y desenfado. En “Dueto matrimonial”, pieza de Wilson que abre el montaje, se reflejan más que simples dilemas y temores de dos recién casados: es el umbral hacia un universo extraño y desafiante del que parece no haber marcha atrás. Espinoza lleva a escena una genuina plasticidad para crear roles maniacos (“Una verdadera mártir”) y otros más interesantes por su rápida resolución y concentración como en “No hay problema” (“Sure thing” de Ives, el maestro en las comedias de un acto), la más lograda del montaje.
Díaz Ibáñez, por su parte, añade personajes grotescos (“Una cuestión de honor” de Alonso de Santos) o tiernos (“Por favor, tome asiento y pronto alguien el atenderá” de Wingfield) identificables. El actor es inspirado autor de dos piezas del corpus: “Hágame el favor”, simpático juego de roles; y “Tenemos que hablar”, que sirve de epílogo de la obra.
"Dueto matrimonial" de Lauren Wilson
Sin destacar uno sobre otro, esta dupla “se desvive” ante la platea con acierto y veracidad, y ligeros errores. Los más visibles, quizá, estén a nivel técnico con efectos sonoros fuera de tiempo y cambios de escena –malabares del elenco entre vestuario y utilería a vista del público– que restan vértigo entre algunas historias. A pesar de estos detalles perfectibles, “No pensé que era amor” ofrece noventa minutos hilarantes y disfrutables. La puesta es un homenaje a los amantes imperfectos que juegan al (sin)sentido de amar y ser amado una y otra vez con la esperanza de que esta vez sea como esperamos.

FICHA ESCÉNICA
No pensé que era amor”, dramaturgia de Lauren Wilson, David Ives, José Luis Alonso de Santos, Garth Wingfield y Manuel Díaz Ibáñez.
Dirección: Rodrigo Falla Broussett
Elenco: Priscilla Espinoza y Manuel Díaz Ibáñez
Temporada: Del 13 de julio al 3 de septiembre
Funciones: De viernes a lunes 8pm / Domingos a las 7pm
Lugar: Auditorio AFP Integra del Museo de Arte de Lima - MALI (Paseo Colon 125, Parque de la Exposición)
Entradas: S/ 40 (General) y S/ 20 (Estudiantes, adultos mayores y miembros del Programa Amigos del MALI (PAM)).
Viernes y lunes populares: S/ 20
Una producción de Long Play
Más información en el evento de la obra

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