domingo, 30 de agosto de 2015

Confesiones peligrosas

Las dictaduras quiebran la Historia en trozos irreconciliables. América Latina guarda en la memoria de su vida republicana gobiernos de facto –más oscuros que bienintencionados– salpicados de abuso de poder y represión bajo una premisa: el rescate moral, social o económico del país… ¡que nunca llega!
Paulina (Bernasconi) y Gerardo (García Frkovich)
Con esa venia popular se instalaron regímenes clandestinos y disidentes reales y ficticios. Por ejemplo, en “La muerte y la doncella” (1991), del dramaturgo chileno Ariel Dorfman (Buenos Aires, 1942), las reminiscencias a una brutal dictadura –quizá, la de Augusto Pinochet– asoman entre la reconciliación y el olvido. A diferencia de la esquiva “Love, Love, Love”, Mikhail Page contextualiza un montaje verosímil de tramado inteligente a partir de un drama psicológico e histórico. El director refleja en su trabajo la dimensión de las culpas en medio de giros inesperados y el acompasado ritmo de Franz Schubert.

DÍAS DESPUÉS…
En “La muerte y la doncella” una estela de desconfianza ha opacado la vida de Paulina Salas (Cécica Bernasconi), víctima de una dictadura que ha caído. Gerardo Escobar (Gerardo García Frkovich), su esposo y uno de los magistrados que investigará al régimen, intentará conciliar su matrimonio con la verdad.
Escena de "La muerte y la doncella"
La vida de ambos cambiará con la fortuita llegada del doctor Roberto Miranda (Hernán Romero), de quien Paulina sospecha fue uno de sus torturadores. 
La reunión de los tres personajes abrirá una herida profunda, lo que traducirá un in crescendo en las buenas actuaciones del elenco. Sucede con Bernasconi, cuya sorpresiva y atormentada presencia se sostiene en los dos actos. La intensidad de su personaje crece y la traslada de un extremo al otro: de víctima a verdugo. Mientras que un solvente Romero rehúye a sus argucias, aun cuando su personaje merecía, quizá, una pizca de cinismo.

LITIGIO Y DILEMA
García Frkovich, por su parte, ostenta un trabajo notable. Su energía y carisma maquiavélico en el segundo acto bastan para delinearse humano y pragmático ante la demanda de su esposa. Tiene un rol complejo: sentirse juez y parte en un litigio plagado de rencores y evidencias complicadas y subjetivas.
El doctor Miranda (Romero) y
Paulina (Bernasconi)
Una acertada dirección explota los recursos de su elenco. El resultado son pasajes cargados de misterio y crítica a las relaciones de poder. Dorfman no apuesta por persecuciones ni revanchismos políticos, sino que recoge la voz de los oprimidos y opresores para revelar cuán difícil es alcanzar la convivencia.
La muerte y la doncella” es una pieza deliciosa por la presencia nostálgica de Schubert, el vaivén incidental de las olas, el preciso diseño de luces y una cálida escenografía. Con ellas, Page logra plasmar la universalidad de la verdad como vehículo de perdón y justicia. Una noción casi olvidada por sociedades indiferentes.

DATO: “La muerte y la doncella” es la obra chilena más representada en todo el mundo, al punto que en 1994 Roman Polanski realizó una versión fílmica. La pieza ganó el London Time Out Award en la categoría de Best New Play en 1991.

FICHA ESCÉNICA
Dirección: Mikhail Page
Actúan: Cécica Bernasconi, Hernán Romero y Gerardo García Frkovich
Escenografía: Marijú Núñez Malachowski
Iluminación: Julián Estrada Francke
Musicalización: Mikhail Page
La temporada va hasta el 28 de setiembre
Las funciones van de jueves a lunes a las 8pm / Los domingos a las 7pm
Lugar: Teatro de Lucía (Ca. Bellavista 512, Miraflores)
Más información en el evento de la obra

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