sábado, 29 de septiembre de 2012

Los límites del delirio

A veces, la imaginación deja de ser un simple ejercicio de abstracción y se convierte en pasaporte para una fuga perfecta. En “La razón blindada”, texto escrito por Arístides Vargas (Córdoba, 1954) es, en realidad, el único desvío posible para salvar del monótono encierro a De la Mancha y Panza, sus dos excéntricos personajes.
Desde trincheras idealistas, ambos inician, enredan y desarrollan pequeños episodios siempre a espaldas de sus celadores. A través de ellos, mutan su condición real de presos por la de imaginarios aventureros listos a recorrer llanuras poco pacíficas o continentes distantes en los pocos metros cuadrados de libertad por los que transitan.

Cautivante locura
Esta sensación impregnó la última función de la segunda temporada de “La razón blindada”, dirigida por Marco Otoya. Luego de casi un año de su temporada de estreno, este montaje de Panparamayo Teatro regresó a El Galpón Espacio de Pueblo Libre con una maduración notable.
Jorge Bardales, como De la Mancha, Sandro La Torre, a veces, Panza, el galgo Toribio e, incluso, Rocinante, ofrecieron una vertiginosa y ágil interpretación acompasada al ritmo de una dramaturgia brillante y cargada de divertidas metáforas e ingeniosos argumentos. En sus conversaciones –con momentos lúcidos y delirantes– se desafía el poder externo: unos intimidantes ojos plasmados perfectamente con proyecciones de video.
Y, aunque durante la obra se desconocen las razones de su reclusión, todo se sostiene en el anhelo de la libertad: para soñar, imaginar y, por qué no, cuestionar y burlarse de la realidad. Todo esto sucede cada domingo, el único día en que es posible conspirar con cierta facilidad.

Desafiando el riesgo
El discurso de Vargas combina los desbordes irracionales de las recreaciones quijotescas a sus experiencias como el exilio –lo sufrió durante la dictadura militar– o la represión. Por eso esta curiosa alegoría funciona tanto en las escenas de penumbra, mientras se proyectan escenografías, como bajo la luz y ante la presencia de las miradas centinelas.
En esta batalla de adalides y soñadores, el director de la puesta suma un desafío. Otoya confiesa en el programa de mano que “este proyecto surgió de un momento a otro en una época en la que tenía muchas ganas y mucho interés por dirigir, pero también mucho temor por el hecho de que no soy director”.
Sin embargo, este riesgo es bien correspondido en escena. Bardales y La Torre salen en busca de aventuras sobre sillas móviles, armados de cacerolas, tenedores, sutilezas e ironías, mientras que, desde las butacas, el juego de voces y personajes queda al deleite de la imaginación.

Crédito de foto: Luciana Arispe / Panparamayo Teatro

Ficha técnica
“La razón blindada”, de Arístides Vargas
Dirección: Marco Otoya
Asistencia de dirección: Jimena Leyva
Elenco: Sandro La Torre y Jorge Bardales
Escenografía: José Rodríguez
Producción ejecutiva: Ana Claudia Moca
Producción general: Panparamayo Teatro

martes, 25 de septiembre de 2012

La nariz solitaria

En el callejón de una gran ciudad, esa mole de concreto impersonal y decorada de pálidos sueños y colosales edificios, se ha refugiado una solitaria y anónima payasa. Desde este solitario paisaje urbano sucede una y mil veces un juego pícaro de ausencias y recuerdos, en clave de clown, titulado “Mi querida neurosis”, puesta que despide su brevísima temporada esta noche en el Teatro del Centro Cultural PUCP de San Isidro.
Fiorella Kollmann, su protagonista incógnita, se convierte en la guía de una historia sin una línea argumental concreta, aunque construida con episodios de ternura, alegres arrebatos, ratos de locura (¿neurosis?) y mucho humor negro que capturan la vista –y los sentidos– de todo transeúnte-espectador que, por casualidad, cruce por su modesta guarida.

Reciclando la vida
Dirigida por Paloma Reyes de Sá, la alegre payasa –lo es a pesar de los enternecedores episodios que vive– disfruta sus días en su pequeño reino. Gira una rasgada sombrilla china, enciende y apaga una vieja lámpara, pasea entre un violín sin cuerdas y una guitarra despanzurrada hasta tropezar con una radio antigua que parece escapar a la lógica del delirio que impregna el lugar.
Cada uno de estos objetos y otros artilugios más –algunos inimaginables, por cierto– son el inicio de pequeñas y febriles historias. Pero va más allá y, como es natural en el formato del clown, el personaje de Kollmann supera la barrera entre el escenario y el público para compartir sus inquietudes y obsesiones, mientras se revela, al mismo tiempo, como una persona feliz, a pesar de la soledad y el olvido que la rodean. En esta parte del espectáculo aparece el público.


Lenguaje eficaz
Es destacada la manera en la que la ausencia de texto –el borrador original nació como un guión de acciones y muy pocas palabras– potencia los gestos, pequeñas coreografías y otros recursos como las luces y la música. Los improvisados chistes, acertados comentarios graciosos y enredos de vestuario trazan interesantes cuadros de un humor que, sin llegar a lo grotesco, es suficiente para dibujar una sonrisa o generar una carcajada.
Finalmente, es ingeniosa la inusual forma del programa de mano: un pequeño diario con noticias centradas en las travesuras de la payasa en un mercado de la ciudad. De ese modo, transcurre esta breve puesta, de sólo una hora, hasta que su incomprendida y neurótica heroína decide poner fin a su juego de lucidez-locura y retorna a la extraña quietud de sus días.

Vuelve: "Mi querida neurosis" se presentará el martes 11 de diciembre en la Plazuela de las Artes (Jr. Ica 377, Centro de Lima). El ingreso es libre.

Actriz tras la nariz
Fiorella Kollmann es una artista a tiempo completo. Es actriz, directora, clown profesional, clown hospitalario y consultora en comunicaciones. Ingresó al mundo de las artes escénicas a través de la Escuela BolaRoja (Perú) y luego continuó su exploración de la técnica del clown en la Escuela Gallu (Alemania), donde presentó algunos montajes como “Hombres en venta”, “Quién sabe” y “Story Telling Show”.
“Mi querida neurosis” es una realización suya en colaboración con Paloma Reyes de Sá en la dirección de escena. Esta puesta fue estrenada en el Centro Cultural El Olivar en 2009 y tuvo una pequeña temporada de dos meses. Luego participó en diversos festivales de clown en Brasil, Colombia y, hace poco tiempo, estuvo en Portugal.

Crédito de fotos: Galería Fiorella Kollmann

Ficha técnica
“Mi querida neurosis”
Dirige: Paloma Reyes de Sá
Lugar: Centro Cultural PUCP (Av. Camino Real 1075, San Isidro).
Entradas: S/. 25 (general), y S/. 15 (estudiantes, comunidad PUCP, pasaporte cultural y jubilados) S/. 15.
La corta temporada acaba el miércoles 26 de setiembre.
Más información sobre puestas y cursos en el blog de Fiorella Kollmann.